'Velvet' y 'Cuéntame' llevan sello alcañizano

Impulsado por su vocación, Carlos Sánchez se ha hecho un hueco en el mundo de la recreación virtual. Ya ha trabajado en películas y conocidas series de televisión.

Carlos Sánchez en Praga, a donde se ha trasladado con un contrato de la Universal Productions Partner.
Carlos Sánchez en Praga, a donde se ha trasladado con un contrato de la Universal Productions Partner.
Heraldo

Nació en Alcañiz, pero mira hacia los grandes centros de producción cinematográfica para poder trabajar en lo que más le gusta: diseñar escenarios y crear efectos especiales para películas por ordenador. Con solo 23 años, Carlos Sánchez ya ha dejado su impronta creativa en conocidas series de televisión y películas. Reconstruyó virtualmente la Gran Vía de Madrid de los años 50 en la conocida serie ‘Velvet’ y en la no menos popular ‘Cuéntame’, con la familia Alcántara, reprodujo el terrible incendio que en 1983 sufrió la discoteca madrileña Alcalá 20. También ha trabajado para la gran pantalla, como en ‘1898. Los últimos de Filipinas’, donde recrea la amputación que sufre en una pierna uno de los protagonistas. Su sello está igualmente en los títulos Wonder Woman, El jugador de ajedrez, Outlander, Al final del túnel o Zero.

Ahora, instalado en Praga, donde ha sido contratado por la compañía Universal Productions Partner, trabaja en la serie sobre la vida del físico alemán Albert Einstein ‘Genius’ creando escenarios de las ciudades en las que residió y reproduciendo los experimentos que el famoso científico realizó a lo largo de su carrera.

Se formó en Zaragoza, donde después de cursar grado superior de Realización Audiovisual en el CPA Salduie tuvo la oportunidad de trabajar tres años, en prácticas, en Entropy Studio, una empresa puntera en la recreación en tres dimensiones con las últimas tecnologías. Pudo seguir en la capital aragonesa, pero prefirió arriesgarse y dar un salto a la ciudad checa con el objetivo de aprender. "Es necesario moverse, conocer otros estudios, otras empresas y otras gentes, porque el mundo de los efectos no para, avanza muy rápido", afirma.

Pero su plan no es quedarse en el país de Franz Kafka. Sus miras están puestas en Londres o Canadá, donde se concentra un mayor número de empresas audiovisuales y donde "se cuece" el mundillo de la postproducción cinematográfica. Quiere ser algún día supervisor de rodaje y efectos.

Pese a todo, su idea es trabajar un día en España, donde "se vive muy bien y estás en casa". Explica que la creación de escenarios de cine por ordenador tiene mucho futuro. La informática está dejando a un lado la costosa construcción de decorados y la contratación de miles de extras para escenas bélicas. Sánchez mantiene el contacto con Alcañiz. Fue allí donde de muy niño, de la mano de su padre, aficionado a realizar vídeos, descubrió su vocación por el trabajo audiovisual creativo.

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