La nevada de abril derribó pinos en 2.680 hectáreas de Albarracín y Jiloca
La DGA promoverá el aprovechamiento maderero de los árboles caídos o los retirará para evitar plagas e incendios.
Las intensas nevadas registradas entre los días 9 y 13 de abril provocaron la caída de miles de pinos bajo el peso de la nieve en 2.680 hectáreas de monte de utilidad pública en las tierras altas de la provincia. El Departamento de Desarrollo Rural estima que los daños causados por el desplome de árboles se extienden por 1.870 hectáreas de la comarca de la Sierra de Albarracín y 810 de la sierra Pelarda, en la comarca del Jiloca.
El Servicio Provincial de Desarrollo Rural advierte de que la presencia masiva de pinos caídos en medio del monte constituye un peligro de proliferación de plagas y también de incendios forestales al secarse los ejemplares abatidos. La primera intervención del Gobierno aragonés consistió en la retirada de los árboles que cortaban pistas y caminos, pero queda pendiente la eliminación del resto de los pinos derribados mediante subastas de madera o con la actuación de las cuadrillas de prevención y extinción de incendios de la DGA.
Entre las localidades más castigadas por el problema, figura Orihuela del Tremedal, cuya alcaldesa, Rosa Sánchez, reclamó desde el día siguiente a las nevadas una rápida intervención del Gobierno aragonés para preservar los montes de "la principal zona maderera de Aragón". Otros municipios perjudicados en la misma comarca son Albarracín, Guadalaviar, Griegos, Noguera y Bronchales. En la comarca del Jiloca, el problema afecta a Bea, Fonfría, Calamocha y Torrecilla del Rebollar. La intensa nevada y su gran contenido en agua provocó el derrumbamiento de los árboles bajo el peso de la nieve.
El director provincial de Desarrollo Rural, Héctor Palatsi, visitó las zonas damnificadas el pasado jueves para conocer el problema sobre el terreno y reunirse con los alcaldes afectados. La DGA señala que en cuanto la humedad del suelo descienda se utilizará maquinaria para retirar los árboles desplomados sin causar daños graves al bosque. Los ejemplares de más de 20 centímetros de diámetro se subastarán para su aprovechamiento maderable tras su señalización por los agentes de protección de la naturaleza, mientras que los pinos más pequeños y sin valor comercial serán eliminados por los propios medios del Gobierno aragonés.
