El joven que atropelló mortalmente a un ciclista tras tomar alcohol y drogas, condenado a 4 años

La sentencia le atribuye los delitos de conducción temeraria y homicidio por imprudencia.

El acusado llega a la sala de vistas el pasado 17 de abril para ser juzgado.
El joven que atropelló mortalmente a un ciclista tras tomar alcohol y drogas, condenado a 4 años
Jorge Escudero

El Juzgado de lo Penal de Teruel ha condenado a cuatro años de prisión al joven que la mañana del domingo 16 de julio de 2017  atropelló mortalmente con su coche a un ciclista vecino de Cella que circulaba por el arcén de la Variante Norte de la capital turolense. Al procesado, Carlos M., que tenía 22 años cuando se produjo el siniestro, se le priva, además, del derecho a conducir vehículos de motor y ciclomotores durante seis años y deberá indemnizar a los familiares del fallecido con algo más de 470.000 euros.

La sentencia, hecha pública ayer, considera probado que Carlos M. estaba en condiciones "penosas" para conducir por haber estado "toda la noche de juerga" en varias localidades cercanas a la capital y por tener sus facultades psicofísicas disminuidas "a causa de la previa ingesta de alcohol y drogas", de manera que la consiguiente lentitud de reflejos, disminución del campo visual y alteraciones en la percepción, limitaban seriamente su capacidad para el manejo de un vehículo a motor.

El fallo señala que Carlos M., a 110 kilómetros por hora, en un tramo recto con buena visibilidad y en una carretera en buen estado de conservación, perdió el control de su coche invadiendo parcialmente el arcén por el que circulaba en bicicleta José Lorenzo Albelda, de 43 años de edad, quien fue arrollado saliendo después despedido y falleciendo a causa del severo politraumatismo sufrido. Piezas de metal del coche o de la bicicleta de Albelda impactaron contra el acompañante de este ocasionándole contusiones en la cara. Por su parte, el vehículo del acusado chocó primero contra la bionda del lado derecho, luego con la del lado izquierdo y finalmente otra vez contra el derecho.

La magistrada del Juzgado de lo Penal da por válidos los resultados de las pruebas de alcoholemia practicadas a Carlos M. una hora después del accidente, que dieron positivo con 0,31 miligramos de alcohol por litro de aire espirado en un primer test y 0,28 en un segundo examen, frente al 0,25 permitido como máximo. Señala el fallo que, aún aplicando la rebaja de 0,3 miligramos que reclamó la defensa ante la antigüedad del etilómetro, los datos permiten deducir que en el momento del siniestro el acusado presentaba una concentración de alcohol en sangre superior a la indicada.

El documento destaca asimismo que el acusado consumió cannabis en las 24 horas precedentes al accidente, MDMA en los tres días previos y cocaína entre 2 y 10 días antes del atropello y remarca que la combinación de alcohol y mezcla de drogas, de acuerdo a las conclusiones del informe pericial forense, potencia los efectos psicoactivos del sujeto haciéndolo más proclive a la realización de conductas arriesgadas, "despreciando un potencial resultado lesivo derivado de las mismas". Por otro lado, el procesado reconoció que el viernes anterior a los hechos se fumó un porro.

El fallo considera a Carlos M. responsable de un delito contra la seguridad vial por conducción temeraria y de otro de homicidio por imprudencia. Aprecia, además, la circunstancia agravante de reincidencia al contar el acusado con antecedentes de delito contra la seguridad vial. La sentencia recuerda que el procesado se encontraba en tercer grado penitenciario cuando protagonizó los hechos y añade que no respetó la distancia obligatoria de seguridad frente a los ciclistas, que transitaban correctamente y con ropa de color vistoso en un día claro, lo que aumenta su culpabilidad.

El abogado de la familia del fallecido –que ha ejercido la acusación particular–, José Paulino Esteban, se mostró "moderadamente satisfecho" con la sentencia, pues si bien esta parte solicitó 5 años de prisión al estimar que el conductor actuó con "manifiesto desprecio a la vida", también es cierto que el fallo impone a este la pena máxima permitida. La letrada de la defensa, María Lahoz, estudiará con su representado la posibilidad de recurrir la sentencia, pues, a su juicio, los hechos fueron "un accidente".

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