La apertura del convento de las Agustinas multiplica las visitas turísticas en Mirambel

El cenobio fue objeto de una importante rehabilitación el año pasado que permitió hacerlo visitable 36 años después de ser abandonado por las últimas monjas

Un grupo de turistas visita la celda de la superiora del convento de Mirambel ante el mirador con celosía
Un grupo de turistas visita la celda de la superiora del convento de Mirambel ante el mirador con celosía
Heraldo.es

El turismo se ha incrementado notablemente en Mirambel desde que abrió sus puertas al público el pasado año el convento de las Agustinas –36 años después de ser abandonado por las últimas religiosas– y fue acondicionado para las visitas.

La alcaldesa de la localidad, Carmen Soler, explicaba que durante los fines de semana, los alojamientos y bares de Mirambel registran ocupaciones prácticamente del cien por cien debido a este nuevo atractivo patrimonial que permite conocer la vida de clausura. «Es el único edificio de la localidad que puede verse en su interior, con la particularidad de que todo se conserva inalterable», explicaba la regidora.

La reapertura del convenio, uno de los monumentos más significativos del municipio, tuvo lugar el año pasado tras una reforma llevada a cabo con el FITE (Fondo de Inversiones de Teruel), lo que permitió la habilitación de la planta baja como oficina de turismo municipal y centro de interpretación de la arquitectura del Maestrazgo. El piso superior, en donde se ubican las dependencias de las monjas, es el que genera mayor interés entre los turistas.

Ahora el convento va a disponer de nuevos atractivos, una vez concluyan las obras de restauración que realiza la Fundación Santa María de Albarracín en la celda de la madre superiora, un espacio compartimentado por tres habitáculos interconectados a modo de alcoba tradicional, en el que han aparecido interesantes pinturas murales de grisallas del siglo XVI. La Dirección General de Patrimonio ha invertido en estos trabajos 18.000 euros y está previsto que concluyan antes de que finalice este año.

Según indicaba el gerente de la Fundación Santa María, Antonio Jiménez, se trata de restos muy bien conservados, que se corresponden con una hornacina, «que quedó cerrada preservando los dibujos y que tienen continuidad a uno y otro lado del hueco e imitan la mazonería de un retablo». Hay zonas más degradadas debido a otras pinturas ejecutadas en el siglo XVIII, mucho más coloristas, que aparecen en niveles superpuestos. Los dibujos representan la crucifixión.

Entre los atractivos de este espacio, que puede ser visitado, incluso en pleno proceso de restauración, figura el mirador cerrado que se abre en una de sus estancias con la típica celosía geométrica de madera, que, por el exterior, constituye la foto más característica de Mirambel.

El Ayuntamiento ha solicitado a la Dirección General de Patrimonio una nueva partida para proseguir la intervención en las dependencias más singulares del convento, como la celda del retiro, un dormitorio que se halla situado al fondo de un largo corredor de habitaciones dispuestas a uno y otro lado del pasillo de acceso, justo encima de la iglesia conventual. La decoración con pinturas murales es todavía más profusa en esta estancia.

El convento, fundado en 1564, es uno de los elementos de mayor interés histórico de la localidad, que podría tener una mayor difusión a partir del próximo año, cuando Mirambel participe de pleno derecho de la red de Pueblos más Bonitos de España, en cuya asociación fue admitido hace dos semanas. Carmen Soler confía en que esta declaración «sirva de revulsivo económico para el pueblo y que genere nuevos negocios capaces de frenar la despoblación.

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