Diez días de miedo en el Bajo Martín por la presencia de un pistolero en el monte

Los vecinos del Bajo Martín viven una pesadilla después de que un pistolero tiroteara hace diez días en Albalate del Arzobispo a dos vecinos y los dejara malheridos en la casa de campo de uno de ellos, cuando se disponían a arreglar la cerradura de la vivienda. Para la población de la zona era evidente que el delincuente, que sembró ayer el terror en Andorra con tres asesinatos a sangre fría, permanecía oculto en el monte y que conocía muy bien los caminos ya que, en las últimas jornadas y según coinciden varias fuentes vecinales, habría entrado en varios mases situados entre Albalate y Andorra, en la partida conocida como Cuesta de la Calzada, sin ser detenido y burlando el dispositivo de búsqueda.

Al parecer, entraba en las casas de campo a comer lo poco que los vecinos guardan en el interior, como nueces o frutos secos, e incluso habría cogido mantas y ropa de abrigo. Tanto los vecinos de Albalate como de los pueblos colindantes de Ariño, Andorra o Urrea de Gaén reconocían este jueves por la noche, antes de confirmarse la detención del pistolero, su preocupación. Muchos, por precaución, preferían no salir de los cascos urbanos si no era por obligación. En plena campaña de recogida de la oliva, sabían que un hombre con un arma corta andaba suelto y la preocupación era máxima.

"Hay bastante incertidumbre porque estamos hablando de una persona que dispara a matar", coincidían alcaldes y concejales. El alcalde de Albalate del Arzobispo, Antonio del Río, reconoció que durante las últimas dos semanas la "inquietud vecinal" ha estado al máximo nivel ante la constatación de que un asesino andaba suelto por el municipio o por los colindantes.

El despliegue de la Guardia Civil ya había incorporado ayer medidas de precaución que afectaran a la vida cotidiana de los ciudadanos, como prohibir a los vecinos salir al campo, aunque peinaba caminos, senderos y partidas de todo el monte y la huerta albalatinos y de los alrededores. El operativo incluyó medios aéreos, como un helicóptero, y unidades caninas en busca de evidencias, pistas y pruebas.

Un vecino de Albalate del Arzobispo explicó que hubo vecinos que trasladaron su inquietud a la Guardia Civil por entender que tras diez días aún no se había podido detener al autor de los hechos. La misma fuente agregó que "todo el pueblo habla de lo mismo" en los últimos días, tras el estremecedor suceso del primer tiroteo. El terrible episodio de ayer confirmó los temores de la población.

En las afueras del pueblo

Un vecino que reside a las afueras del casco urbano de Albalate aseguró haber oído en la noche del domingo al lunes pasado a sus perros ladrar "como locos" de madrugada y, a continuación, ruidos en el entorno de su vivienda para, finalmente, ver al sospechoso ocultándose en las sombras.

Según cuentan vecinos de la comarca, el autor de los disparos de la semana pasada y, previsiblemente, del asesinato de tres hombres ayer en Andorra, se "movía" de noche por las casas de campo y masías de la zona y permanecía agazapado durante las horas diurnas para evitar ser visto por la población. Cuando lograba entrar en las masadas, comía lo que encontraba y sustraía los objetos o materiales que le eran útiles en cada momento. Los reiterados contactos visuales con el sospechoso permiten afirmar a un vecino de Albalate que, aproximadamente, se "sabía dónde estaba". Calificó al fugitivo como un "asesino que, como lamentablemente se ha constatado, tiraba a matar".

Este vecino recordó que el pasado martes, el hombre del pueblo que resultó herido en el brazo, logró salir vivo del encuentro con el pistolero porque le forzó la mano, ya que "su intención era dispararle en el pecho y, cuando el vecino huía, le seguía disparando".

Los dos heridos de la semana pasada, por su parte, se recuperan favorablemente de los disparos que recibieron en el hígado y en el brazo, aunque siguen hospitalizados. Por desgracia, Teruel amanece este viernes lamentando el fallecimiento de las tres personas a las que alcanzaron ayer las balas del pistolero: dos guardias civiles y un el nieto del jotero Pastor de Andorra.