Fabien Knoll (París, 1974) es la prueba de que Aragón puede atraer talento internacional. Para él, Teruel no solo existe, sino que es uno de los paraísos de la paleontología y, ahora, se ha convertido en su destino definitivo. Este investigador ha trabajado, entre otros, en los Museos de Historia Natural de París y Stuttgart y en los de Ciencias Naturales de Madrid y Orleans. Su última parada había sido la Universidad de Cambridge, y ahora ha hecho las maletas para aterrizar en Dinópolis.

Knoll es uno de los ocho fichajes estrella que el Gobierno de Aragón, a través de la Fundación Araid, ha contratado para desarrollar nuevas líneas científicas o continuar con otras abiertas. Estos contratos se crearon en el 2006 para captar talento en Aragón, pero después de unos años con convocatorias muy descafeinadas por los recortes, por fin se han rescatado con unas condiciones adecuadas.

Fabien trabaja ya en la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis donde, como experto en paleontología virtual, investiga actualmente la paleoneurología de los dinosaurios de Ariño; es decir, cómo eran los cerebros de estos animales a través del estudio de sus cajas craneanas.

Para ello está reconstruyendo sus cerebros en 3D con el uso del CT-SCAN, un tomógrafo habitual en medicina y que se está utilizando cada vez más para la investigación en diferentes campos científicos. Como en Dinópolis no tenían esta tecnología, decidieron intentarlo usando las máquinas del hospital de Teruel, y lo que han conseguido con las primeras muestras del yacimiento de Ariño no puede ser mejor. "Una de las particularidades de esta zona turolense es que se han desenterrado muchos cráneos. Estas partes de los dinosaurios son muy difíciles de encontrar, pero el yacimiento de Ariño es excepcional porque nos ha dado mucho material de este tipo", explica Knoll.

Con la técnica, que es 3D, se puede saber cómo era el oído interno de estos animales, su circulación vascular o sus nervios, lo que es un importante avance para una rama científica de la que hay muy pocos datos. "Podremos saber qué sentidos tenían más desarrollados, cómo era su visión, su olfato, su equilibrio... sabiendo eso puedes acercarte al tipo de vida que tenían y a su comportamiento", explica Fabien. Sobre qué se puede esperar en el terreno de la paleontología en las próximas décadas, este científico asegura que es "todo totalmente inesperado". "En pocos años hemos descubierto cosas que desmontan muchas de las que creíamos, cuanto más se descubre, más sorprendente es todo", añade. Recientemente, en Birmania, se ha hallado en un trozo de ámbar una cola con plumas de un dinosaurio de 99 millones de años.

Trabajo estable y emocionante

Fabien Knoll creció antes de la fiebre de ‘Jurassic Park’ pero reconoce que fue uno de esos niños fascinado por los dinosaurios desde bien pequeño. Tras una carrera brillante, fue el director de la Fundación Dinópolis, Luis Alcalá, el que le avisó de la convocatoria Araid. Ambos se conocieron porque Fabien trabajó varios años en España.

"En Inglaterra estaba muy bien, pero no tenía especímenes originales para estudiarlos, y aquí hay mucho más material y más perspectivas. Hay especies nuevas y queda mucho por hacer... es emocionante", explica. También reconoce que lo que le hizo dar el paso fueron las condiciones. Se ofertaron solo ocho puestos y se presentaron casi 130 candidatos de todo el mundo. Los elegidos gozan de un puesto fijo que les permite abrir líneas serias a medio y largo plazo. "Por un año no me hubiera mudado, busco más estabilidad, pero es muy atractivo poder desarrollar ya un proyecto de por vida, si lo deseas", insiste.

El Gobierno de Aragón quiere relanzar definitivamente el programa Araid y a finales del pasado mes de diciembre lanzó otra convocatoria, de nuevo, de ocho plazas, que debería resolverse a mediados de este año. Se buscan personas que demuestren una sólida trayectoria investigadora y una gran capacidad de liderazgo.