Los vecinos de las urbanizaciones de Cerler están hartos. Llevan más de cuarenta años atrapados en un limbo porque la empresa promotora, Fomento y Desarrollo del Valle de Benasque (FDVB), nunca terminó las obras a las que se comprometió y el Ayuntamiento de Benasque se niega a recepcionar esos terrenos mientras no se termine el proyecto. Por tanto nadie tiene claro quién debería encargarse de sus servicios públicos.

No tienen aceras, no hay un responsable de limpiar sus calles de forma habitual y aseguran que sufren repetidos apagones. Además, están acostumbrados a ver correr agua marrón del grifo, a los cortes de suministro y se ven obligados a emprender una batalla a dos bandas cada vez que hay un desperfecto en la zona: por un lado con FDVD y por otro con el Ayuntamiento de Benasque.

El presidente de la urbanización Prados de Velarta, Rubén González, señala ese como el principal problema: no saben a quién dirigirse cuando surge un problema. "Si vas a la estación te dicen que no depende de ellos y si vas al Ayuntamiento te aseguran que tampoco. Al final si se implica alguien parece que sea solo por hacernos un favor", protesta González.

Este vecino de Cerler asegura que vivieron durante meses con los cables de varias farolas por fuera, con filtraciones de aguas fecales hacia las calles principales y con el asfalto de varias calles totalmente destrozado. Este "cúmulo de despropósitos" les empujó a levantar una queja al Justicia de Aragón en enero de este año. Desde entonces, la empresa promotora ha llevado a cabo algunas mejoras y ha asfaltado un par de viales. Sin embargo, los vecinos denuncian que las prisas llevaron a echar la capa de asfalto por toda la calle, sin distinciones, y a día de hoy las arquetas eléctricas y los registros de tapas de luz, vertido y saneamiento están desaparecidas bajo el cemento.

Aseguran que tampoco tienen señales de tráfico y que en épocas de masificación turística no hay nadie que controle dónde se aparca y dónde no, por lo que, según denuncian, los coches acaban tapando todas las entradas y salidas a sus casas. "Si hay un incendio no cabe el camión de Bomberos. Nos hemos tenido que comprar nosotros unas señales de tráfico y las hemos colocado donde nos parece, pero nosotros no somos nadie para decidir eso y de todas formas nadie las respeta", añade el presidente de la comunidad vecinal.

Perjudicial para el turismo

Los empresarios también están enfadados con la situación. Los hoteles de mayor capacidad de Cerler están ubicados en estas urbanizaciones y protestan por la falta de aceras y las malas condiciones del alumbrado público. Alain López, presidente de la Asociación de Empresarios de Cerler, califica la situación de "insostenible para un destino turístico como Cerler" y exige a la empresa promotora que termine unas obras que llevan más de 40 años pendientes.

El Ayuntamiento de Benasque se niega a recepcionar la urbanización mientras no esté acabada y los vecinos no quieren constituir la Entidad Urbanística de Conservación por la misma razón. Sin embargo, la empresa alega que la primera fase constructiva de la urbanización sí se terminó y en su repuesta al Justicia de Aragón recuerdan que la zona fue calificada como suelo urbano consolidado en 2005 (dotado de red viaria, energía eléctrica, abastecimiento y saneamiento, entre otros servicios). Además, achacan a un antiguo conflicto jurídico con los vecinos la falta de fondos para concluir la segunda fase constructiva.

En su recomendación, el Justicia de Aragón pide al Ayuntamiento de Benasque que favorezca la recepción de las zonas culminadas para poder ejercer "sin cortapisas" sus competencias municipales sobre la zona y incluso le pide al ente municipal que asuma los servicios públicos básicos de las zonas de urbanización pendientes. Desde el Ayuntamiento sin embargo lo tienen claro: "La empresa se comprometió a llevar a cabo un proyecto de urbanización y hasta que no se ejecute no lo podemos recepcionar", sentencia su alcalde, José Ignacio Abadías.