Emocionante vuelta al colegio Aspace Huesca ocho meses después de recibir un trasplante

Libertad Anes Zaborras, de 15 años y con severas secuelas por su prematuro nacimiento, abrazó uno a uno a sus compañeros, que le dedicaron una gran ovación para celebrar su regreso.

Libertad Anes Zaborras, abraza a uno de sus compañeros de clase en su regreso al colegio de Aspae Huesca ocho meses después de recibir un trasplante de riñón.
Libertad Anes Zaborras, abraza a uno de sus compañeros de clase en su regreso al colegio de Aspae Huesca ocho meses después de recibir un trasplante de riñón.
C. Z.

Con una sonora y emotiva ovación y muchos abrazos. Así recibieron sus compañeros de clase a Libertad Anes Zaborras, una niña de 15 años que sufre severas secuelas por su nacimiento prematuro y que después de recibir un trasplante de riñón ha estado ocho meses sin poder ir al colegio de Aspace Huesca, que atiende a personas con parálisis cerebral y discapacidades afines de la provincia. 

Libe, como la conocen todos, nació con solo 24 semanas de gestación y tuvo que pasar 145 días en la uci del Hospital Miguel Servet de Zaragoza. A sus padres, Carol y Cali, vecinos de Alcalá de Gurrea, les dieron muy pocas esperanzas de que pudiera salir adelante, pero al final, y tras muchas cirugías y tratamientos, lo consiguió aunque no sin consecuencias. Y es que sufre una discapacidad intelectual, hemiplejia en medio cuerpo y sordera, entre otras cosas. 

En estos años, han seguido luchando contra las complicaciones. Una de ellas era la insuficiencia renal, que se fue agravando hasta que hace un año les comentaron los médicos que la única opción pasaba por un trasplante. Así, en abril de 2023, Libe entró en lista de espera y, por suerte, en julio apareció el riñón que tanto esperaban. 

Carol tiene muy presente el momento en que recibieron la llamada para comunicárselo. Fue un 6 de julio, a las 1.15 de la madrugada. "Vi que era un número de teléfono largo y no lo podía ni coger porque me temblaba todo. Y efectivamente, me llamaban de Barcelona para decirme que había un riñón disponible", relata todavía con emoción. Tenían la maleta ya lista desde hacía cuatro meses y se fueron corriendo al Hospital de Sant Joan de Deu, donde realizaron el trasplante.  

Ocho meses "peores que el covid"

Debido a la inmunodepresión, les advirtieron que tanto Libe como ellos tendrían que pasar por seis meses de 'prohibiciones' hasta que se acostumbrara al trasplante. "Al final han sido ocho meses porque hubo muchas complicaciones. Todo ese tiempo sin ir al cole, a un centro comercial, a un cine o a cualquier sitio cerrado que hubiera mucha gente ante el peligro de contagios", explica. De hecho, asegura que "ha sido peor que el covid".

Libertad, de 15 años y con severas secuelas por su nacimiento prematuro, abrazó uno a uno a sus compañeros después de ocho meses sin poder ir a clase
Libertad, de 15 años y con severas secuelas por su nacimiento prematuro, abrazó uno a uno a sus compañeros después de ocho meses sin poder ir a clase

Durante este tiempo sin poder ir al colegio, Educación les asignó una profesora a domicilio para ayudar a Libe, "pero no era lo mismo", asegura su madre. "Ella tenía muchas ganas de que viniera la maestra, pero sobre todo para poder hacer videollamada y ver lo que estaban haciendo sus compañeros en clase, porque tenía unas ganas tremendas de volver", señala. Para intentar que no se sintiera tan aislada, Aspace hacía el esfuerzo de sacar a los alumnos del centro los jueves para hacer alguna actividad al aire libre y que Libe pudiera verlos. 

Desde que recibió el trasplante, han estado yendo periódicamente a revisiones a Barcelona "y la primera pregunta que Libre le hacía a los médicos era si podía ir al cole, pero siempre le decían que había que esperar un poco". Pero por fin el 1 de marzo le dijeron que sí "y se volvió loca de contenta". Su función renal ha recuperado la normalidad y continúa con revisiones, aunque ahora solo una vez al mes. 

A la izquierda, Libe con su amiga Aitana. Y a la derecha, en clase con sus compañeros de Aspace Huesca.
A la izquierda, Libe con su amiga Aitana. Y a la derecha, en clase con sus compañeros de Aspace Huesca.
C. Z.

Al saber que por fin podía regresar al colegio, desde Aspace quisieron recibirla por todo lo alto por sorpresa. Incluso su amiga Aitana le dedicó una canción. "Ella no se esperaba nada. Entró tranquila y cuando la profesora la acompañó al aula, fue súper emotivo. Y es que hemos tenido tantas complicaciones durante el proceso que no visualizaba el día de volver de nuevo al colegio. Y al ver que ese momento había llegado, yo me derrumbé y me eché a llorar", explica.   

Carol Zaborras admite que después de tantos años de lucha "no pensamos ya en el futuro, solo en el día a día; ahora hemos ganado una batalla más y cuando venga la siguiente, seguiremos luchando". Y deja claro que pese al sufrimiento de todos estos años, "siempre compensa y, además, tengo muchísima confianza en Libe porque en estos 15 años he pensado en dos ocasiones que igual no salía de esa, pero al final sí que lo hacía porque es una luchadora".  

Su experiencia como madre de una niña prematura la plasmó en 2017 en un libro con el título '570', en alusión al peso con el que nació Libe, para intentar ayudar a otras familias que pasaran por esta misma situación. Y la publicación ya va por la tercera edición. 

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