Eva García Balaguer: "La previsión es que en 10 años los glaciares del Pirineo puedan desaparecer"

La coordinadora del Observatorio Pirenaico del Cambio Climático advierte de que las áreas de montaña son más vulnerables y sufren más el impacto, a pesar de que no lo han generado. 

Eva García Balaguer, en la sede en Jaca del Observatorio Pirenaico para el Cambio Climático.
Eva García Balaguer, en la sede en Jaca del Observatorio Pirenaico para el Cambio Climático.
Laura Zamboraín

Eva García Balaguer (Barcelona, 1964), geógrafa, es desde 2014 la coordinadora del Observatorio Pirenaico del Cambio Climático (OPCC), un organismo pionero de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos, con sede en Jaca, que desde 2010 ha venido preocupándose del fenómeno. Fue directora general de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra y trabajó en la Universidad de Lausana (Suiza) en temas de montaña.

El récord de calor en enero, ¿ha sido una bofetada de realidad ante quienes todavía dudan del cambio climático?

Pues sí. Pensábamos que esto era una cuestión de futuro y es el presente. Llevamos años oyendo a los grupos científicos avisando y parece que ahora, con las evidencias, ya es irrefutable. La cuestión es qué podemos hacer, dado que no nos hemos movido con anticipación. Asistimos a desequilibrios generales, que no sabemos muy bien hacia dónde van, pero que están modificando, por ejemplo, los patrones del ciclo hídrico a causa de las temperaturas. Y esto repercute en los ecosistemas y en nuestro modelo social y económico.

El informe que publicó el Observatorio en 2018 advertía, en el horizonte del 2050, de un aumento de temperaturas de 2 a 4º, menos nieve, sequías, lluvias más intensas... ¿Sé están cumpliendo las previsiones o asistimos a una aceleración?

Se asiste a una aceleración, que no es lineal sino exponencial. Los informes de 2018 están ya superados con las actualizaciones. Tenemos un calentamiento en el 2020 de 1,6º en el Pirineo. Respecto a los glaciares, la previsión es que en 10 años puedan desaparecer. La fusión de un glaciar dividido y con poco espesor va mucho más rápida. Desgraciadamente las previsiones que se hicieron se están superando.

¿Los glaciares son un símbolo?

Son emblemáticos, pero no es solo eso, aunque nos llame más la atención. Cuando desaparezcan surgirán nuevos lagos. Es una transformación global. Hay zonas que van a ser más peligrosas y los montañeros deben tener también cierta concienciación. Sabemos que se van a incrementar los riesgos. Hemos padecido olas de calor, hay mayor peligro de avalanchas, de caídas de bloques, inundaciones, incendios... fenómenos que vemos que tienen más recurrencia, o sea, que se presentan con mayor facilidad.

Está cambiando incluso el significado de lo que es buen tiempo y mal tiempo. Que no llueva ya no es buen tiempo.

Sí, porque necesitamos que llueva, necesitamos frío para mantener la nieve, un almacén de recursos hídricos, y por las enfermedades emergentes que afectan tanto a los cultivos como a las personas.

¿Qué le parece que todavía haya políticos en España que niegan el cambio climático?

El OPCC pone a disposición los datos, análisis e informaciones científicas disponibles. Es un servicio a la sociedad y por supuesto a los responsables políticos. Estás evidencias ponen sobre la mesa los retos presentes y futuros a los que la humanidad y nuestro territorio se enfrenta.

Se sabe que tiene mayor incidencia en las zonas de montaña. ¿Cómo está afectando al Pirineo?

En el acuerdo de París nos marcamos como objetivo no superar la media de 1,5º a nivel mundial. Pero vemos que las áreas montañosas son más vulnerables y sufren más el impacto, a pesar de que no son las que lo han generado. El origen está en las emisiones de energías fósiles de las zonas más industrializadas y más urbanizadas. Nuestra labor como Observatorio ha sido precisamente hacer hincapié en eso. Tiene muchos de los recursos naturales base de la vida y la economía, por eso debemos poner especialmente el foco en la adaptación de las zonas de montaña.

Antes hablaba de la nieve. En Aragón es un recurso económico. ¿Se está trabajando para la adaptación del sector?

Las primeras interesadas son las empresas, que ya están afectadas. Otra cosa es que las medidas que se tomen sean coherentes. Conocemos la adaptación con los cañones que fabrican nieve. Esto tiene unas repercusiones energéticas y de uso de recursos que hay que evaluar y ajustar, porque necesitas unas condiciones climáticas para que sean eficientes. Creo que las medidas han ido hacia intentar que la tecnología nos ayude, pero no tanto hacia un cambio de real de modelo. El proyecto Pyrenees4clima que lideramos plantea apoyar a las estaciones para que pasen a ser estaciones de montaña. Son recursos para la zona y hay que conseguir mantenerlos pero adaptándose, y no solo depender de una nieve que cada vez va a ser más complicado conservar e incluso fabricar.

Los agricultores sufren directamente el cambio climático, pero vemos en las protestas de estos días pancartas contra la Agenda 2030. ¿Qué le parece?

Exactamente, lo están viviendo directamente. La Agenda 2030, liderada por la ONU, es una herramienta para garantizar la sostenibilidad, que favorece la implantación de los agricultores en la zona y garantiza la calidad en la cadena alimentaria. Las protestas evidencian que el actual modelo no funciona y que necesitan adaptarse.

Vamos a periodos con más sequías, como se ha podido comprobar en los dos últimos años. ¿Nos tendremos que acostumbrar a esto también?

Sí. Hay agricultores que gestionan de una manera diferente el suelo, la vegetación... Hay buenas prácticas que se pueden aplicar, pero se necesita un cambio de mentalidad y una voluntad de adaptación. Estamos ante un proceso que requiere cambiar muchas cosas en todo el mundo y parece que hay una resistencia, no solo en la agricultura, también en el tema energético. Tenemos que dar herramientas nuevas para la adaptación. Y surgirán oportunidades nuevas, como es el cultivo de la viña en zonas de montaña. Ya se está invirtiendo.

¿Cómo se puede mitigar desde lo local un problema planetario? ¿Cree que se está dando una visión apocalíptica?

Es fundamental demostrar que se puede y evitar dramatizaciones. Pero para eso hay que poner los medios, escuchar, ver la realidad, y con datos científicos y contrastados, actuar. Y por eso el nuevo proyecto del Observatorio, Pyrenees4clima, que busca la adaptación y la resistencia al clima de esta zona de montaña transfronteriza proponiendo acciones concretas. Está dotado con un presupuesto de 19,5 millones (el 60% subvencionado por la Unión Europea) a ejecutar hasta el 2030. En él hay implicados siete territorios (Aragón, Cataluña, País Vasco, Navarra, Andorra y las regiones francesas de Nueva Aquitania y Occitania), y numerosas entidades de los tres países.

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