Así evoluciona la sequía en el Ebro: de la emergencia en el Huerva a la alerta en el Guadalope

El último informe de la Confederación Hidrográfica destaca el "lento deterioro" de las reservas en la margen derecha. 

Imagen del embalse de Canelles, uno de los que está en peor situación en Aragón.
Imagen del embalse de Canelles, uno de los que está en peor situación en Aragón.
Verónica Lacasa

El último informe de la Confederación Hidrográfica del Ebro sobre la situación de sequía en la cuenca y la reserva de agua en los embalses, correspondiente al mes de enero, no permite bajar la guardia de cara a posibles restricciones, sobre todo en el regadío, en un momento de debate político en España sobre los trasvases y de una grave situación en Cataluña. 

A diferencia de lo que ocurrió en 2023, cuando la margen izquierda vivió importantes restricciones en el campo, el foco está puesto ahora en la margen derecha, en el sur de Aragón, con sus pantanos a menos de la mitad de su capacidad (47%), por debajo de la reserva promedio de los últimos cinco años e incluso del mínimo, que se produjo en el año 2022.

El informe mide la cantidad y la distribución de las precipitaciones en enero para concluir que apenas ha cambiado la situación, "con ligeras mejorías en algunos puntos, ligeros empeoramientos en otros". Según los técnicos de la Confederación, es la parte más oriental de la cuenca, la más mediterránea, la más castigada por la ausencia de lluvias en lo que llevamos de año hidrológico (del 1 de octubre de 2023 al 31 de septiembre del 2024). 

Así, en la margen derecha, la situación de sequía prolongada, que se mide de acuerdo con las aportaciones de los últimos tres meses, se extiende por la Cabecera y eje del Ebro, el Huerva, el Aguas Vivas, el Martín, el Guadalope y el Matarraña.

Los índices de escasez, basados no en las lluvias sino en las reservas de agua en los embalses, reflejan que los datos de la margen derecha "se siguen deteriorando lentamente", en correspondencia con la falta de aportaciones. Se mantienen en emergencia el Huerva, y ya es el tercer mes; y el Segre, que lleva en este 'pozo' ya 21 meses. 

El siguiente grado, el umbral de alerta, se da en la cabecera y eje del Ebro y en el Guadalope Alto y Medio. En prealerta siguen el Noguera-Ribagorzana, el Bajo Ebro y la cuenca del Matarraña. En el primero, el embalse de Canelles, el más importante del Pirineo y el segundo mayor de Aragón, no remonta, con solo el 22%. 

Por contra, las grandes cuencas de la margen izquierda (Aragón, Gállego, Cinca y Ésera), donde durante dos años se ha tenido que regar con restricciones, están ahora en situación de normalidad. De hecho, los principales embalses del Pirineo rozan o superan el 90% de su capacidad, como Mediano (80%), Yesa (94%) o El Grado (97%). 

El panorama para los próximos meses no es muy esperanzador. La Dirección General del Agua y la Agencia Estatal de Meteorología han desarrollado un sistema de predicción hidrológica estacional de aportaciones basada en la previsión climática estacional, según la cual, para los próximos tres meses (febrero-marzo-abril), estarían por debajo de la media en el Ebro.

De momento, la escasez no afecta al abastecimiento a la población, que puede considerarse con carácter general "garantizado", aunque  la CHE sigue recomendando medidas de concienciación y ahorro, especialmente en las zonas en alerta y emergencia. Un hecho tranquilizador es que los mayores municipios de la cuenca del Huerva, en emergencia y con escasas reservas, se encuentran conectados al sistema de abastecimiento de Zaragoza y entorno.

En cuanto al impacto ambiental de la sequía, en el mes de diciembre, en ocho estaciones de aforos, que representan un 4%, se produjo algún incumplimiento de los caudales ecológicos. Pero el 30 de enero sí se pudo realizar la crecida controlada desde los embalses de Mequinenza y Ribarroja gracias a la mejora de la situación experimentada en los últimos meses en esta zona. 

La Confederación Hidrográfica del Ebro reconoce al mismo tiempo los efectos por la falta de nieve, que además de repercutir en las estaciones de esquí, "puede tener impacto sobre los volúmenes disponibles para el suministro del regadío en la próxima campaña de riego". Una campaña que empezará en marzo para los agricultores de cientos de miles de hectáreas en Aragón.  

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