Muere la célebre curandera de Biscarrués con 99 años: "Con un bote de Nivea hacía magia"

Adoración Biesa Otal atendió en su casa durante décadas a cientos de personas con todo tipo de lesiones y dolencias. 

Adoración Biesa Otal, la curandera de Biscarrués, durante una visita de los Reyes Magos a su casa.
Adoración Biesa Otal, la curandera de Biscarrués, durante una visita de los Reyes Magos a su casa.
I. S

Biscarrués está de luto por el fallecimiento a los 99 años de edad de Adoración Biesa Otal, su célebre curandera que durante décadas atendió a cientos de personas con todo tipo de lesiones y dolencias y que "con un bote de Nivea hacía magia", como recuerda su familia. El funeral se oficiará este sábado, a las 11.30, en la iglesia de la localidad. 

Nació en Biel, en la provincia de Zaragoza, pero al casarse con su marido, Cosme Vinué Alcauta, se trasladó a vivir a Biscarrués, donde tuvieron tres hijos, Josefina, Antonio y Humildad

"Ha sido una pena porque ha sido una mujer muy sencilla, muy trabajadora y muy buena porque tenía mucho interés en ayudar a los demás siempre que podía. Un día, una vecina le comentó que se había hecho una torcedura y mi abuela se ofreció a curársela, y allí empezó todo", explica una de sus nietas, Isabel Sanclemente, que tiene un recuerdo de una infancia "entre vendas, cataplasmas y un bote de Nivea".

Adoración Biesa, que hubiera cumplido 100 años el próximo 6 de enero,  no tenía ningún tipo de formación médica, aunque su padre y un hermano también habían hecho sus pinitos como curanderos en Biel. "Toda la vida la hemos visto curando, pero no sabemos cómo. Leía bastante y sabía muchas cosas de hierbas y de remedios naturales pero nada más", señala. Así, por ejemplo, nunca bebió leche "porque decía que no era bueno".  

Su casa estaba abierta prácticamente a todas horas ya que solían recibir visitas de gente de la provincia de Huesca sobre todo, pero también de Zaragoza o de Barcelona. Y entre ellos, algunos futbolistas de élite incluso. "El teléfono sonaba a todas horas", afirma Isabel Sanclemente. Y nunca cobraba nada por sus tratamientos. "Le daba cualquier cosa porque se iban muy agradecidos ya que venían con un esguince y se marchaban caminando sin problema", manifiesta.

Adoración Biesa Otal, la curandera de Biscarrués.
Adoración Biesa Otal, la curandera de Biscarrués.
I. S.

Ejerció de curandera hasta más allá de los 80 años. "Incluso después de romperse los dos brazos, siguió curando aunque nosotros le decíamos que lo dejara", apunta. Su hijo Antonio tiene "unas manos estupendas" y la propia Isabel Clemente se animó a estudiar Fisioterapia por ella. "Los remedios de la abuela los seguimos usando", subraya.  

"Todo el pueblo agradece su don de curación y sanación desde la humildad. Con sus manos hizo que Biscarrués se conociera en positivo desde el servicio", han destacado desde el Ayuntamiento. 

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