La crisis de Vox en Huesca altera el orden de las fuerzas políticas en el Ayuntamiento

El concejal Antonio Laborda pasa al grupo mixto y su voto podría decantar la mayoría absoluta del plenario a favor del PP, que gobierna en minoría con 12 de los 25 concejales. 

Ricardo Oliván, portavoz del PP, hablando con Antonio Laborda antes de comenzar el pleno del 23 de octubre.
Ricardo Oliván, portavoz del PP, hablando con Antonio Laborda antes de comenzar el pleno del 23 de octubre.
Javier Navarro

Antonio Laborda, concejal de Vox en el Ayuntamiento de Huesca desde 2019, ha abandonado el partido pero continuará en la corporación oscense como edil no adscrito, formando parte del grupo mixto hasta ahora inexistente en el plenario.

La decisión, según explicó a través de un comunicado, obedece al "nulo apoyo recibido por parte de la dirección nacional de Vox, el grupo parlamentario en las Cortes de Aragón, la comisión gestora provincial y los compañeros del grupo municipal".

Su abandono se debe también al hecho de haber sido relevado del cargo de portavoz (con la supresión del consiguiente sueldo) y de "no poder acudir a ninguna comisión informativa". El grupo municipal de Vox se queda ahora con dos ediles.

La marcha de Laborda al grupo mixto supone un cambio de escenario que podría beneficiar al PP, que gobierna en Huesca con 12 de los 25 concejales (el PSOE tiene 10) y que estaba obligado a negociar con el grupo de extrema derecha para sacar adelante asuntos de calado como las ordenanzas o los presupuestos. Su no adscripción política lo convertirá en el concejal determinante para decantar la balanza en el caso de que el grupo de Vox esté dispuesto a presentar batalla ante los populares. 

De hecho, fue en el pleno para aprobar los impuestos y tasas de 2024, celebrado en octubre, donde se evidenció la crisis de Vox. Minutos antes de comenzar la sesión, la formación amagó con rechazar la propuesta de los populares y pidió su retirada del orden del día, lo que no consiguió.

Finalmente, apoyó el documento presentado por el gobierno del PP. En este pleno, José Luis Rubió, número dos de la candidatura de Vox en las últimas elecciones, ejerció ya como portavoz. Después señaló que la sustitución en la portavocía se debía a "una decisión interna", que desvinculó de posibles disensiones dentro del grupo municipal. 

Sin cruzar palabra

La imagen que los tres concejales ofrecieron en el último pleno, convocado para rechazar la amnistía, no dejó lugar a dudas. La ruptura era un hecho. El que fue portavoz no cruzó palabra con Rubió ni Susana Magán, la edil que completaba el grupo a la derecha del PP. Tampoco se le ha visto participar en la concentraciones antes la sede del PSOE como sí han hecho sus hasta ahora compañeros.

Laborda recordó ayer que ha sido afiliado, presidente provincial y concejal de Vox en solitario el pasado mandato. Encabezó la candidatura municipal el 28 M y hasta octubre ejerció la portavocía. En la misma nota aseguró que guarda "un gran respeto y agradecimiento hacia todos los afiliados, simpatizantes y votantes de Vox que hicieron posible que yo fuese concejal". 

Además, agradeció "las muestras de cariño recibidas estos días por los compañeros del anterior mandato y de la actual corporación", entre quienes destacó el trato del exalcalde, Luis Felipe, y la actual alcaldesa, Lorena Orduna, hacía él y hacia su familia.

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