Las 36 horas del rescate en la cueva de Ansó: "Él ha colaborado mucho, ha estado increíble"

Los espeleólogos aragoneses que han ayudado a la Guardia Civil explican cómo fue el salvamento.

El deportista madrileño herido, durante el rescate en el interior de la cueva.
El deportista madrileño herido, durante el rescate en el interior de la cueva.
Marcos Pastor

"Es un espeleólogo muy experimentado. Sabía a qué se enfrentaba en este rescate y conocía la cueva. Ha estado increíble, lo han comentado todos los compañeros". Ainhoa Ruiz, presidenta de la Federación Aragonesa de Espeleología, volvió el jueves por la noche a Zaragoza después de un día y medio de trabajo en Ansó, donde 50 guardias civiles, bomberos y 21 miembros del grupo de espeleosocorro aragonés lograron sacar a la superficie al espeleólogo madrileño de 52 años herido en la sima A-60 de la Hoya del Portillo de Larra, cerca de la Mesa de los Tres Reyes.

Las 36 horas angustiosas vividas hasta que asomó por la entrada de la cueva, dando las buenas tardes y diciendo "Perdonad que os haya hecho venir hasta aquí", comenzaron a las doce de la noche del martes, cuando se recibió el aviso del accidente sufrido por uno de los miembros del campamento que está realizando la exploración de esa cavidad. El deportista sufrió una caída de varios metros lesionándose un hombro y un brazo. 

"Pudieron avisar porque como están en campaña de exploración tienen sistemas de comunicación con el exterior colocados en algunas zonas de la cavidad. Los propios compañeros trasladaron al herido hasta un vivac que tienen montado fijo. Cerca hay una sistema de comunicación con el exterior. Siempre hay gente fuera para hablar con ellos y les notificaron el accidente. Desde el exterior con un teléfono satélite pudieron dar aviso para el rescate", explica la presidenta de la Federación Aragonesa de Espeleología, que ha permanecido en el campamento base instalado cerca del refugio de Linza.

La cavidad es complicada, afirma Ainhoa Ruiz, "tiene pasos muy, muy estrechos, no es sencilla ni cómoda de transitar". El accidente se produjo a 450 metros de profundidad. Cuando llegó el equipo de rescate bajó hasta él un sanitario y varios especialistas de la Guardia Civil de Montaña. "Nunca estuvo solo porque tenía a sus compañeros de exploración, que lo llevaron al vivac". 

En el día y medio que duró el rescate, los distintos sanitarios que lo atendieron le administraron medicación para calmarle el dolor y la inflamación, facilitando además que él pudiera colaborar y estuviera animado para afrontar la dura tarea que le esperaba. Permaneció en un vivac caliente y seco, pero los rescatadores pasaron muchas horas de frío, e incluso llenos de barro. 

Él pudo contribuir en buena medida a la progresión por el interior de la gruta, sin necesidad de utilizar una camilla, que hubiera dificultado todavía más la evacuación. "Al estar herido -cuenta la experta- no tenía la capacidad técnica y física habitual, con lo cual necesitaba apoyo en distintos tramos de la cavidad para poder transitar. Ha habido que reequipar vías de socorro para poder ayudarle al máximo y que él tuviera que hacer los menos movimientos posibles, pero con las estrecheces que hay la camilla no cabía. Si hubiera sido necesaria, se hubiera hecho otro planteamiento diferente del rescate".

Ruiz alaba la profesionalidad de los equipos del Greim de la Guardia Civil y de los miembros del espeleosocorro aragonés. "Nosotros siempre nos ponemos a su servicio para cuando nos necesitan. Nos han necesitado estos días y hemos dado todo lo que hemos podido para que saliera bien".

Unos y otros están acostumbrados a trabajar juntos porque hacen varias prácticas al año, algo muy importante, destaca la responsable federativa, a la hora de afrontar un rescate real. Los salvamentos en cuevas son largos técnicos y requieren de muchos recursos humanos. "Hace falta mucha gente porque es necesario hacer muchas instalaciones diferentes a las existentes en la cavidad para poder realizar la evacuación con seguridad y el menor sufrimiento posible para el herido", dice Ruiz.

Este tipo de rescates son poco habituales, pero exigen que tanto el Greim como los grupos de espeleosocorro estén preparados para acceder a cavidades muy profundas. Y es que, como relata la presidenta de la federación, "se está explorando mucho más profundo de los 400 en toda España". "

Ruiz recuerda pocos rescates en Aragón con auxilio de la Guardia Civil en los últimos años. Algunos los resuelven los propios miembros de la federación, si es posible. "En espeleología hay muchas medidas de seguridad porque sabemos que un accidente en una cueva supone un problema muy importante a la hora de hacer el rescate". 

La federación tiene firmado un convenio con el Gobierno de Aragón, que le presta apoyo económico, para entrenar a los especialista que apoyarán luego al Greim sobre el terreno. "Nos ponemos a disposición de la Guardia Civil para los rescates en que seamos necesarios", concluye.

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