De meses de sequía "dramáticos" al "alivio" por las lluvias del final de la primavera

Miguel García Vera, jefe de Planificación de la Confederación Hidrográfica del Ebro, reconoce que las tormentas han supuesto un respiro, "pero seguimos teniendo una situación complicada".

Foto del embalse de Barasona, en la provincia de Huesca
La presa de Barasona en el Ésera, este miércoles al 98%, se acerca al límite de su capacidad
Verónica Lacasa

El cambio de estación ha sentado bien a los embalses. Después de meses de una curva descendente continuada, con precipitaciones muy por debajo de la media en la primavera que acaba de concluir, el mes de junio ha supuesto un alivio y por fin las reservas han empezado a remontar o, en el peor de los casos, a frenar su caída.

Según valora la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), en casi toda la cuenca se observan caudales superiores a los que circulaban en abril y primera mitad de mayo, lo que está permitiendo que poco a poco algunos embalses estén aumentando sus reservas y que otros desciendan a menor velocidad de lo inicialmente esperado.

Un ejemplo de ello es Yesa. Este miércoles, 21 de junio, acumulaba 259 hectómetros cúbicos, hasta llegar al 58% de su capacidad. La comparación con las cifras de hace un año no invitan al optimismo, ya que el 21 de junio de 2022 estaba a casi el 70% y la media de los últimos cinco años es del 80%. Pero si se quiere ver el vaso medio lleno, hay que decir que el pasado 12 de junio apenas alcanzaba al 51,6% con 230 hm3.

Para Miguel García Vera, jefe de Planificación de la Confederación Hidrográfica, desde el 15 de mayo y sobre todo en los últimos días, las lluvias han supuesto un "importantísimo" respiro. El tránsito al verano parece que ha marcado un final de etapa.

"Hemos percibido que a principios de mayo los embalses habían dejado de bajar al ritmo que lo hacían y eso fue una gran noticia. Pero además, desde junio asistimos a la recuperación de algunos importantes", detalló, una buena noticia considerando la extrema sequía. Las presas se han alimentado de las aportaciones de los ríos por las lluvias, al tiempo que se frenaba la demanda para riego por el agua caída en los campos. "Aunque antes se decía que ‘lluvia no quita riego’, hoy en día es distinto con la agricultura modernizada que tenemos", matizó el responsable de la CHE.

Las reservas han aumentado sobre todo en los cinco últimos días. Los ejemplos más significativos están en Barasona, en el río Ésera, que hace un mes se situaba al 48% y este miércoles, con el 98%, se acercaba a su capacidad máxima; y El Grado, al 91%, aunque esta presa se explota conjuntamente con Mediano (31%). Lanuza, el embalse del valle de Tena, aunque de escasa capacidad, también se aproxima al lleno (97%).

Miguel García Vera se refirió específicamente a la cuenca del Aragón, en situación excepcional de emergencia desde hace un par de meses. Del 1 al 15 de junio ha subido 20 hectómetros cúbicos y del 15 al 20, otros 25. "Es un agua que será muy bien venida para afrontar el verano".

Otro dato destacable afecta al sistema Gállego-Cinca, al que pertenecen los embalses de Mediano y El Grado, que entró en emergencia en mayo. En las dos primeras semanas de junio aumentó 50 hectómetros cúbicos y en los últimos cinco días, 55 más.

El jefe de Planificación de la CHE destacó además el embalse del Ebro, que aunque está en Cantabria guarda el agua para todo el corredor y los regadíos del Canal Imperial o el de Tauste. El grave ritmo descendente se ha frenado e incluso ha habido importantes puntas de agua. Los mismo ha ocurrido con la presa de Mequinenza.

Las lluvias recientes ayudan a cubrir un mes de la campaña de regadío, que se prolonga hasta septiembre. Miguel García Vera reconoció que marzo y abril fueron "muy duros, dramáticos", por la escasez de precipitaciones en la cuenca, ya que solo se produjo un 20-30% de la aportación habitual. Sin embargo, del 15 de mayo al 21 de junio, la escasez se ha aliviado. "Seguimos teniendo una situación complicada y el verano, como siempre, hay que tomarlo con cautela y con prudencia", advirtió, ya que las reservas de agua embalsadas son significativamente menores que el año pasado por estas fechas y el 42% de la cuenca sigue en situación de emergencia. No obstante, añadió, "dentro de la emergencia también hay grados". Está por ver si estos umbrales podrían variar a final de mes en función de las aportaciones recientes.

Una previsión prudente

La previsión de cara al verano es incierta, según la CHE. "La idea que hemos transmitido es que hay que manejar el escenario de un verano seco, cálido que se prolongará hasta octubre. Si llueve, mejor, pero como previsión para la toma de decisiones es bueno ser prudentes", explicó García Vera, advirtiendo de que las olas de calor están directamente relacionadas con el consumo.

Durante los últimos días, el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Ebro ha registrado precipitaciones importantes en prácticamente toda la cuenca, con acumulaciones promedio de entre 20 y 30 litros por metro cuadrado, aunque en algunos ríos, como el Aragón, Gállego, Ara, Cinca y Ésera se superaron los 50 litros, llegando incluso a alcanzarse los 100 en puntos del Aragón.

Estas precipitaciones han tenido una traslación en los cursos de agua, con imágenes que casi estaban olvidadas. Sirva como ejemplo la cueva de las Güixas de Villanúa, que se ha tenido que cerrar a las visitas debido al desbordamiento del río subterráneo que corre por su interior, o las cascadas de Sorrosal, en Broto, y del Parque Nacional de Ordesa, que han recuperado la bravura de otras primaveras.

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