Los navateros afrontan su descenso más difícil en dos décadas por la sequía
La CHE no podrá aportar un caudal extraordinario al río Gállego desde la presa de La Peña para facilitar la bajada de las embarcaciones el día 23 de abril desde Murillo a Santa Eulalia.
Los navateros del Gállego se preparan para afrontar el próximo domingo, 23 de abril, Día de Aragón, el descenso más difícil desde que hace 19 años recuperaron la tradición del transporte de madera. La sequía ha reducido considerablemente el caudal y la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), dada la escasez de reservas, ya les ha anunciado que en esta ocasión no podrá hacer una suelta extraordinaria para facilitar el viaje de las embarcaciones río abajo.
Pese a todo, confían en poder completar el descenso. "Pensamos que lo podremos hacer, pero se precisará toda la pericia de los navateros. Es el año de mayor dificultad", ha declarado Fran Fraguas, navatero de la Asociación de la Galliguera. Este año además será el primero desde la declaración de esta tradición como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco.
En lugar de los 30-40 metros cúbicos por segundo con los que suelen bajar las embarcaciones, en esta edición prevén contar con 15. En estas condiciones, la seguridad es más importante si cabe. Tendrán el apoyo de bomberos de la Diputación de Zaragoza y del Club de Aguas Bravas de Murillo, que arroparán con lanchas neumáticas la bajada de las navatas, por si hay que hacer un rescate por una caída al agua o por si se embarrancan las balsas.
La fiesta de las navatas del Gállego se ha presentado este miércoles en la sede de la Comarca de la Hoya de Huesca, con la presencia, además de Fran Fraguas, de la consejera de Cultura, Beatriz Calvo; Juan Antonio Cuchí, presidente de la asociación Amigos de la Galliguera; el navatero Gabriel de Buen; y Lola Giménez, portavoz de la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos, otra de las asociaciones organizadoras junto con los navateros.
El descenso partirá el 23 de abril a las 11.00 de Murillo de Gállego para llegar a Santa Eulalia de Gállego. Precisamente la salida es uno de los momentos delicados por las condiciones de sequía, así como el tramo bajo el puente de Murillo, donde hay que pasar la barca "como si hilvanaras una aguja", afirma Fran Fraguas, debido a las piedras presentes a ambos lados y que este año no estarán cubiertas por el agua. Una dificultad añadida es la presencia de restos sumergidos de varios puentes, que hay que esquivar.
La denominada "Lavadora" es otro punto delicado, ya que se trata de una pendiente que arrastra la barca hacia la orilla. Las dos navatas que descenderán se han hecho con dos trampos y aunque normalmente bajan en cada una seis personas, esta vez serán 4 o 5 para aligerar peso. "Pesan unos 2.500 kilos y cogen mucha inercia. Aunque el diseño permite navegar con facilidad, como pesan mucho, el problema no es llevarlas sino pararlas", explica Fraguas.
La fiesta de las navatas es el arranque además un programa preparado por las mismas asociaciones para celebrar el final de la batalla contra el embalse de Biscarrués. Según ha detallado Lola Giménez, la pandemia obligó a retrasar el festejo tras la sentencia del Tribunal Supremo que anuló el proyecto de la presa del Gállego.
Habrá homenajes en todos los pueblos a las personas que protagonizaron esa lucha. El 29 de abril será en Riglos (10.00) y Santa Eulalia de Gállego (17.30); el domingo, día 30, en Agüero (12.30) y Murillo de Gállego (18.30); el sábado 6 de mayo en Ayerbe (18.30) y Biscarrués (22.00); y el domingo, día 7, en Erés (10.15). Este mismo día se celebrará una comida popular en Biscarrués y un concierto (17.00) de la Ronda de Boltaña. El programa incluye actuaciones del jotero Roberto Ciria, el Orfeón Reino de los Mallos, el actor Kike Lera o el Grupo de Dances de Ayerbe.
