Deshacer tormentas a cañonazos: 31 denuncias en Huesca por el uso de sistemas antigranizo

Las infracciones contabilizadas en los últimos cinco años por el Seprona de la Guardia Civil afectan sobre todo a Fraga y Albalate de Cinca, en las comarcas frutícolas. 

Un cañón sónico antigranizo en una finca.
Un cañón sónico antigranizo en una finca.
Compromís

Deshacer tormentas a cañonazos. Es lo que persiguen los cañones antigranizo, concebidos para evitar los graves daños del pedrisco a la agricultura, pero cuyo uso resulta polémico por la alteración del clima. Su uso es más frecuente de lo que se podría pensar a tenor de los datos de las denuncias. 

El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil ha tramitado en los cinco últimos años 31 expedientes de infracción en la provincia de Huesca por la utilización de cañones sónicos antigranizo, aparatos que por medio de ondas expansivas deshacen las tormentas. La mayoría de las denuncias se cursaron en fincas de los municipios de Fraga, Albalate de Cinca y Belver de Cinca, con una importante producción frutícola.  

Los datos los ha dado a conocer el Gobierno en respuesta a una serie de preguntas formuladas por el senador de Compromís Carles Mulet García, integrado en el Grupo Parlamentario de Izquierda Confederal. También se informó que por parte de la Intervención de Armas y Explosivos de la Comandancia de la Guardia Civil de Huesca se inició un expediente sancionador a una empresa vinícola del Somontano por almacenar artificios pirotécnicos careciendo de la autorización necesaria. 

El parlamentario se interesó por esta actividad y por si el Gobierno iba a adoptar alguna medida al respecto, "visto que incumple la legislación del ciclo integral del agua y también la normativa de contaminación acústica". El cañón antigranizo provoca explosiones de gas acetileno y aire, emitiendo ondas de choque que interfieren en la cristalización del granizo, dando como resultado una lluvia o granizo blando en lugar de granizo macizo.

Mulet ha emprendido una cruzada contra el uso indiscriminado de estos sistemas en el área mediterránea para evitar las granizadas, ya que alteran el clima del clima y pueden inducir sequías. Suponen una modificación de la fase atmosférica del ciclo hidrológico, que la Ley de Aguas impide alterar artificialmente, salvo que lo haga la  administración del Estado o aquellos a quienes esta autorice. 

Por localidades, la que acumula mayor número de denuncias en la provincia de Huesca, diez en total, es Fraga, todas ellas en agosto del año pasado. Le sigue con nueve Albalate de Cinca, otro municipio con una importante producción frutícola. Tres de ellas se registraron el 11 de julio de 2017 y seis, el 27 de abril de 2020. En Belver de Cinca hubo seis, todas el 1 de junio de 2018. En Binaced, cuatro, el 13 de agosto del año pasado; y en Sena, dos, en agosto del 2017. 

Óscar Moret, responsable del sector de la fruta de UAGA en el Bajo Cinca, reconoce que los agricultores no tienen clara la legalidad de estos aparatos. "Si hubiera seguros adecuados, no se pensaría en los cañones. Aunque por el momento no abundan, no oculta que "están empezando a proliferar". 

Según Carlos Mulet, después de varias denuncias en sede parlamentaria, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) abrió diligencias para determinar si esta práctica -con la que se disuelve el granizo para evitar daños en la agricultura- incumple la legalidad, dado que solo el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico puede realizar este tipo de operaciones o autorizar a empresas o particulares.

"Hemos venido exigiendo que en todos estos casos, se inste a que actúe el Seprona de la Guardia Civil y se comuniquen posibles irregularidades a los juzgados, ante la proliferación de casos", informó el senador.

Para resultar efectivos, estos cañonazos de gas acetileno y aire deben iniciarse unos 15 minutos antes de que empiece la tormenta, explica el parlamentario, y luego se repiten de manera insistente, cada 7 o 8 segundo durante horas, llegando a cerca de 200 decibelios con un área de afección de cerca de un Kilómetro de radio, lo que se convierte en insoportable para los residentes en la zona, vulnerando la ley del ruido y causando graves problemas de salud por alterar el sueño y el descanso. Tampoco se ha podido demostrar la inocuidad en la fauna.

El caso que él denunció en la cuenca del Júcar se repite en otras partes del territorio del Estado. En una interpelación al Gobierno en enero pasado, citó como ejemplo el municipio de Albalate de Cinca, por lo que preguntó si había autorizaciones de lucha contra el granizo o de modificación del ciclo del agua mediante la práctica de los llamados cañones sónicos; cuántas instalaciones de cañones sónicos se han investigado en este municipio por parte del Seprona o la Confederación Hidrográfica del Ebro y si se habían aplicado sanciones y con qué importe.

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