Un cariñoso abrazo entre banderas, vítores y sombrillas: "Huesca se merecía algo así"

Miles de oscenses abarrotaron do las calles para ver el desfile de las Fuerzas Armadas. Los más madrugadores tomaron posiciones poco después de las 5 de la madrugada para estar lo más cerca posible de la Tribuna real. 

"Vivirlo en directo ha sido mucho mejor que verlo por la televisión. Ha estado todo muy organizado y ha ido muy rápido. Huesca se merecía algo así", decían al terminar el desfile Teresa Urraca y Mariló Ochoa. Como ellas, miles de personas se echaron a las calles este sábado para abrazar a las Fuerzas Armadas y a Sus Majestades los Reyes en un día "histórico" para la ciudad de Huesca, como lo han definido todos los asistentes.  

Una jornada de fiesta que arrancó muy pronto ya que los más madrugadores tomaron posiciones ya poco después de las 5.00 para poder estar lo más cerca posible de la Tribunal que iban a ocupar Don Felipe y Doña Letizia. Poco a poco, todo el recorrido se fue abarrotando de público y de hecho muchos comercios por las que discurrió decidieron cerrar sus puertas. Al paso de cada una de las unidades se fueron sucediendo los aplausos y vítores.

Una larga espera de varias horas que, sin embargo, se hizo con mucho gusto. Fue el caso, por ejemplo, de Mari Mar Pérez, que llevaba desde las 9.00 en primera fila de la calle Santo Cristo de los Milagros junto a su hija, su cuñada y sus sobrinos. "Teníamos que estar aquí porque una cosa así no pasará más veces en Huesca. A mí me encanta porque además soy muy patriota", dijo. 

También José Ramón Rodríguez cogió pronto sitio con su propia silla. "He venido a ver sobre todo los vehículos y los caballos, pero me gusta todo el desfile porque es espectacular", señaló, además de destacar el hito que suponía este acto para la imagen de Huesca. Y le acompañaron dos amigos de Barbastro, Merche Moreno, que confesó ser "una gran aficionada al desfile porque lo veo todos los años por la televisión"; y Ángel Sanz, quien agradeció que se lleve a ciudades pequeñas como Huesca. "Ya era hora", sentenció.

Gorras, gorros, abanicos, mucho líquido, paraguas y hasta sombrillas de playa. Cualquier elemento era bueno para protegerse del intenso calor, ya que las temperaturas superaron los 30 grados durante toda la mañana. De hecho, más de uno se subió a los árboles de la calle Juan XXIII para resguardarse bajo la sombra de su copa. Por si acaso, en todas las calles aledañas hubo servicios sanitarios para atender cualquier incidencia y de hecho la Cruz Roja llegó a realizar 53 atenciones por lipotimia

Entre el público también había visitantes llegados desde otras comunidades, como José Sala y Belén Culiáñez. Y es que su hijo es componente del Regimiento Acorazado Pavía 4 de Infantería. "Es la primera vez que desfila y hemos venido a verlo", explicaron, además de aplaudir el "enorme cariño" que habían demostrado estos días los oscenses hacia las Fuerzas Armadas. "Se ha volcado todo el mundo", destacaron.

Desde Ejea de los Caballeros viajaron Domingo Pérez y su mujer, que vieron el desfile desde lo alto de su banco metálico de pinto. "Una de dos, o madrugas para coger bien sitio o le das un poco a la cabeza y te inventas algo", afirmó entre risas. Y aseguró que no podía perderse un acto así "porque para una vez que tenemos una oportunidad de estas, merece la pena venir a verlo ya que no tiene nada que ver con la televisión. Aquí notas el nerviosismo, ves a la gente formada, hablas con ellos...".

Para otros, en cambio, fue la primera vez. Fue el caso de la colombina Claudia Andrade, que siguió el acto acompañada de su familia y ataviada con todo tipo de 'merchandising' con los colores de España. "Llevamos solo dos meses en España y no habíamos visto nunca este desfile, y nos pareció todo espectacular, los caballos, los carros enormes. Ha sido súper chévere porque en mi país también se organiza algo similar pero no es tan impresionante", reconoció.

La fidelidad del público tuvo recompensa ya que cuando habían pasado ya varios minutos del final del desfile, y mucha gente había emprendido ya el regreso a sus casas, llegó la sorpresa de poder ver de cerca a los Reyes. Y es que de camino al Palacio de Congresos para el aperitivo preparado por los cuatro estrellas Michelin de la provincia de Huesca, fueron saludando con las ventanillas bajadas de su coche oficial.

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