Los descensos de navatas, en vilo por la sequía

Las tres asociaciones han comenzado ya los preparativos para que las embarcaciones vuelvan a surcar las aguas del Cinca, del Gállego y del Aragón-Subordán en abril y mayo.

Voluntarios del Cinca y del Gállego cortando los verdugos con los que atarán los troncos de las navatas.
Voluntarios del Cinca y del Gállego cortando los verdugos con los que atarán los troncos de las navatas.
Asociación de Nabateros de la Galliguera

Las navatas han activado ya la cuenta atrás para volver a surcar las aguas del Cinca, del Gállego y del Aragón-Subordán tras dos años de parón por la pandemia. No obstante, la sequía mantiene en vilo a sus promotores, que confían en que en las próximas semanas llegue la nieve y la lluvia para aumentar el caudal de los ríos y garantizar la celebración de estas tres fiestas que se han convertido en un gran reclamo turístico rememorando una tradición que viene del siglo XVI.

El descenso más antiguo es el Cinca, que cumplirá 36 ediciones. Coincidiendo con la luna mengua de febrero, la Asociación de Nabateros del Sobrarbe ha iniciado ya los preparativos conjuntamente con sus compañeros de la Galliguera cortando 1.000 verdugos y acopladeras en Laspuña que servirán para unir los troncos de los trampos que forman las navatas. El 9 de abril se volverán a citar para retorcer las sargas y convertirlas en cuerdas vegetales lo suficientemente flexibles y resistentes para aguantar el peso de la madera. "Los abuelos navateros no enseñaron con el compromiso de que siempre se hicieran igual", recuerda Dani Castillón.

En el caso de Sobrarbe, las embarcaciones salen del puente de Laspuña y llegan a Aínsa en un recorrido de unos 14 km. Suelen preparar tres navatas de dos o tres trampos, en función del caudal del río "porque si baja menos agua, las hacemos más pequeñas para que manejarlas mejor". Y en ellas se mezclan vecinos de todas las generaciones "porque procuramos que vaya gente joven con otra más experimentada para ir haciendo la transición", subraya este portavoz de la asociación, donde tienen suficiente ‘cantera’ para mantener la tradición. "En estos dos años que llevamos parados podrían haber afectado en algo, pero como hemos ido haciendo actividades, ha aparecido todavía más gente, así que seguiremos bajando navatas espero que muchísimos años".

"Apechugaremos con el agua que haya"

El descenso está fijado para el 22 de mayo y Castillón admite su inquietud por el caudal actual del Cinca. "No hay casi nieve y no está lloviendo así que el panorama hasta mayo no pinta muy bien. Pero son ríos de montaña y si sale un mes lluvioso, la situación puede cambiar mucho. Nosotros no paramos y cuando llegue el momento apechugaremos con lo que haya. Si el río es favorable, encantados, y si no, nos costará más pero bajarán seguro", resalta. Además, aprovecharán la fiesta para inaugurar la actualización de los paneles del ecomuseo Luis Pallaruelo.

Los más madrugadores serán los del Gállego. El 24 de abril saldrán de la playa de Murillo dos navatas -una de dos trampos y otra de tres- que manejarán una docena de personas, señala Pedro Borao. Irán hasta el puente de hierro de Santa Eulalia, unos 7,5 km que tardan en recorrer hora y media.

Borao admite que son los "más afortunados" de las tres asociaciones «"porque hay muy poca agua pero tenemos la suerte de ser amigos de los gestores del pantano de La Peña y un par de años ya nos han soltado un poco de agua, que tampoco la pierden porque luego la retienen en la presa de Ardisa". Si no cambia mucho la situación, cree que esta vez será necesario pedir "otro favor" para que suelten ese día entre 30 y 40 metros cúbicos.

Navateros de Hecho retorciendo las sargas para las embarcaciones.
Navateros de Hecho retorciendo las sargas para las embarcaciones.
Asociación de Navateros de La Val D'Echo

Mientras, la Asociación de Navateros de La Val D’Echo también han cortado y retorcido ya las vergueras para romperles la fibra y hacer 500 sargas (a modo de cuerdas) para atar los troncos. Como explica Enrique Climente, solían construir dos navatas de cinco trompos (35 m de longitud) pero este año harán solo una para el descenso -que cumplirá su XIII edición- previsto para principios de mayo por temor a la falta de agua. "En 2021 no hubiéramos podido bajar y este año tiene peor pinta, aunque confiamos en que se pueda hacer al final", indica.

Su recorrido es el más corto de los tres, de unos 2 km. "No podemos hacerlo más largo porque más arriba hay unas curvas muy malas, y si bajamos más luego hay problema para sacarlas del río porque no podemos acercarnos con los tractores. La verdad es que para todo el trabajo que llevan, se disfruta poco", lamenta.

En Sobrarbe se puede vivir el descenso en primer persona gracias a una navata virtual.
En Sobrarbe se puede vivir el descenso en primer persona gracias a una navata virtual.
Asociación de Nabateros del Sobrarbe

Todos ellos están muy pendientes de la solicitud que hizo la asociación internacional de navateros para declarar ‘El transporte fluvial de la madera’ como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La resolución de la Unesco se conocerá a finales de este año.

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