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Zapatillas urbanas y otros errores en la ascensión al Aneto

Una encuesta a los montañeros que suben a las cumbres más emblemáticas del Pirineo revela sus puntos débiles

Aneto
Imagen de archivo de la antecima del Aneto, en el paso o puente de Mahoma.
Carlos Carracedo/Equipo Barrabés

Una encuesta realizada a casi 1.000 montañeros en la ruta de ascensión a dos de los tresmiles míticos del Pirineo, el Aneto y Monte Perdido, durante el verano de 2018, evidencia que se siguen cometiendo errores que pueden costar vidas, empezando por lo más básico: evitar resbalones. Y es que el 21% llevaba calzado "poco adecuado", zapatillas de deporte urbanas o de trekking-trail running. Un porcentaje que sube al 31% al ampliar el espectro a todos los practicantes de alta montaña por encima de 2.500 metros.

En el caso concreto del Aneto, la falta de equipación es si cabe más grave, pues la ascensión exige todo el año ir con piolet y crampones, al tener que atravesar un glaciar, progresar por la nieve o el hielo con ropa que proteja de quemaduras por rozamiento en caso de caída, y llevar calzado que evite resbalones fatales. Sin embargo, un 13% iba sin piolet, un 4%, sin crampones y un 6% vestía pantalón corto.

Los datos aparecen en la encuesta realizada por Montaña Segura (campaña de prevención de la DGA, Aramón y la Federación Aragonesa de Montañismo) entre el 20 de julio y el 20 de agosto, cuyos resultados se han dado a conocer ahora. En total se entrevistó a 8.573 personas de 2.448 grupos en siete de las rutas más visitadas del Pirineo (los accesos a los refugios de Respomuso y Bachimaña, la ruta por la Renclusa al Aneto, la de Góriz a Monte Perdido, la Senda de los Cazadores, el Balcón de Pineta, el valle de Estós) y tres de los barrancos de Guara máspopulares. Sus respuestas han servido para trazar perfiles de practicantes de distintas actividades al aire libre (alta montaña, senderismo y barranquismo) que ayuden a planificar campañas de prevención de accidentes.

Los sondeos se repiten periódicamente (el anterior es de 2016), pero por primera vez incluyeron los dos tresmiles más visitados, el Aneto, por ser el más alto, y Monte Perdido por estar en el Parque Nacional de Ordesa, con entrevistas a 948 personas de 343 grupos. Se tuvo en cuenta que son dos reclamos turísticos pero también dos puntos negros, por su altitud y su alta frecuentación, con nieve, hielo y duros desniveles. Solo en el entorno del Aneto, se realizaron 187 rescates en el periodo 2010-2016.

Estrenarse con el Aneto

Otro dato que llama la atención es que solo un 6% de los grupos iban con guía y casi el 17% ascendía en solitario. Un 37% no llevaba mapa y un 30%, ni brújula ni GPS. Las respuestas también revelaron la presencia mayoritaria de hombres (74%), procedentes de Cataluña (20%), seguidos de franceses (16%) y vascos (14%). El 77% tenían entre 19 y 50 años, pero un 5% eran menores.

Casi uno de cada nueve reconocieron que no tenían ninguna experiencia en alta montaña y un 20% había decidido subir al Aneto o a Monte Perdido sin haber hecho antes ningún tresmil. El 60% no estaba federado, una cifra significativa teniendo en cuenta que son las federaciones y los clubes los que dan formación a los montañeros para actividades más comprometidas.

Pero lo que más preocupa es el calzado, y sobre todo el uso creciente de zapatillas de trail, dado el auge de las carreras por montaña. La Guardia Civil, tras varios accidentes graves en verano en el glaciar del Aneto, ya avisó del uso de crampones de goma elástica para esas zapatillas que solo sirven en pequeños neveros, no en un glaciar con hielo duro, inclinado y de difícil progresión, donde un mínimo resbalón puede suponer una caída de muchos metros impactando contra las rocas.

Montaña Segura también ha advertido reiteradamente del incremento de accidentes de corredores por no llevar material adecuado o no saber usarlo. La primera voz de alarma, comenta Marta Ferrer, coordinadora de Montaña Segura, la dieron las empresas de turismo activo de Benasque, cuando la gente iba a alquilar crampones para zapatillas de trail. "Cada vez hay más montañeros a los que ves con un ‘kit’ ligero: riñonera, camiseta de tirantes, pantalón corto y zapatillas", dice. Ella destaca que se ha mejorado en algunos aspectos, como el uso de los crampones y piolets, aunque sigue llamándole la atención que haya más de unos que de otros cuando son complementarios. Sin embargo, el "frente de seguridad", reitera, está en el calzado.

Todos con móvil, pocos con mapa 

Además de las 948 personas encuestadas en el Aneto y Monte Perdido, Montaña Segura entrevistó a 3.858 senderistas (en caminos balizados hasta 2.500 m), 1.855 personas en la alta montaña (a partir de 2.500 o terreno abrupto) y 2.345 barranquistas. En cuanto a los primeros, el colectivo más numeroso de practicantes de actividades al aire libre, el perfil indica que todos llevan teléfono móvil al salir al campo, pero un buen porcentaje no dispone de mapa (36%), brújula ni GPS (39%). Entre los senderistas la proporción de hombres y mujeres es equilibrada (54% frente a 46%), pocos van solos (9%), la mayoría procede de Aragón (18%) y hay un amplio espectro de edades (un 20% menores y un 6% de más de 60 años), con muchos grupos familiares y predominio de no federados (un 82%). Un 18% porta calzado poco adecuado.

A la alta montaña van más los hombres (70%), la mayoría viene de la vecina Cataluña (19%) y sobre todo tienen entre 19 y 50 años (75%), con pocos menores (7%). Destaca el porcentaje de no federados (60%). Aquí aumenta la proporción de quienes llevan calzado inapropiado para la actividad: un 11% calzado de ciudad o zapatillas de deporte urbanas, sin suela específica para montaña, considerados "inadecuados"; y un 20%, zapatillas de trail, "poco adecuadas". Un 18% hace alta montaña en solitario y solo un 3% de los grupos van con guía. En esta actividad un 65% sale al monte sin portar mapa y un 28%, sin brújula ni GPS. 

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