Santa María de Dulcis: Rico patrimonio oleícola y huerta de altos vuelos
La agroalimentación y el patrimonio natural, así como unas tradiciones muy arraigadas, constituyen los pilares del municipio de Santa María de Dulcis, formado por Buera y Huerta de Vero.
Santa María de Dulcis es una de esos municipios que toman su nombre de su principal símbolo identitario: el santuario. Tanto los vecinos de Buera, donde se encuentra ubicado el templo, como de Huerta de Vero, la otra localidad que conforma el municipio, así como de los pueblos de la sierra de Guara se encuentran en una de las romerías más multitudinarias y vistosas el segundo sábado de mayo. El culto a la virgen de Dulcís está muy arraigado; cuenta la tradición que la virgen se apareció sobre un panal de miel, de ahí el topónimo de Dulcis. El santuario data del siglo XII, si bien fue remodelado en el XVII con unas yeserías elaboradas por los moriscos, que decoran sus techos y que le confieren un atractivo singular. El enclave en el que se alza, rodeado de olivos centenarios, también le confiere un encanto especial y ha propiciado una singular muestra de religiosidad popular: para propiciar que un niño sea locuaz hay que untarle la lengua con el aceite que da lumbre a la lámpara de la virgen, procedente del antiguo Torno de Buera, recuperado como museo.
Mosén José María Cabrero destaca el polo de atracción que tiene el santuario entre creyentes y no creyentes. El carisma de Cabrero ha contribuido a la buena relación entre los vecinos del municipio y de las localidades de San Pelegrín, Radiquero, Asque y Colungo con el templo. La visita es obligada si se acude al Somontano: una sensación de paz, comunión con la naturaleza y las tradiciones embargará a quien se acerque. Además está el Bosque de los Olivos, formado por una veintena de variedades oliveras del Somontano.
Otro elemento singular que nos habla de la estrecha vinculación que existe en Buera con el aceite es la existencia del primer reloj solar del mundo formado por olivos. Fue un regalo del doctor catalán Agustí Serés, miembro de la asociación nacional Olearum, creada para la promoción del aceite de oliva virgen. Su singularidad radica en que además de sus grandes dimensiones (20 metros de largo, por 14 de ancho y 11 metros de mástil) cada hora que marca coincide con un olivo de una variedad autóctona.
El doctor Serés contó con la ayuda de otro entusiasta del olivo, el alcalde Mariano Lisa, quien propició la recuperación de otro símbolo de la localidad, un torno del siglo XVII que se ha convertido en museo sobre la tradición oleícola de la zona. Allí se celebra la cita Sentir el Aceite, cata novedosa que fusiona sonidos, recuerdos, música y poesía para degustar los aceites de una forma sensorial plena. La próxima edición será a finales de enero o la primera quincena de febrero; la fecha se anunciará en breve.
Legumbres en Huerta de Vero
Si el aceite es protagonista en Buera, los productos hortícolas lo son en Huerta de Vero; en especial, las judías, plato típico que se sirve por San Isidro y que se está promocionado como producto autóctono. En mayo se celebró una jornada de sensibilización para potenciar el valor de la huerta y las variedades autóctonas de legumbres de cara a promover el emprendimiento y el asentamiento poblacional. "Ahora que se habla tanto de despoblación, en los pueblos pequeños hace tiempo que luchamos con los recursos que tenemos, como el turismo vinculado a los productos agroalimentarios. Es lo que hemos hecho en Buera con el molino o lo que queremos hacer con las legumbres en Huerta. El agroturismo debe tirar del desarrollo de estos pueblos y además reforzar nuestras señas de identidad", señala el veterano alcalde.
Algo se está consiguiendo puesto que en los últimos quince años han venido 35 habitantes a Buera. En Huerta, una familia se va a asentar para emprender un proyecto de permacultura. Además, en Huerta de Vero el Ayuntamiento va a rehabilitar un edificio municipal para crear dos viviendas en aras de captar nuevos habitantes y aumentar el censo, de 225 vecinos. "El principal problema que tenemos en Buera y Huerta de Vero es la falta de vivienda. Muchos estarían dispuestos a vivir aquí pero no encuentran casa", cuenta Lisa.
"Huerta tiene muchas posibilidades de desarrollo, pasa la carretera al lado y está cerca de Alquézar y Barbastro", explica Lisa. Además, cuenta con infraestructuras como el Hotel y Restaurante El Lagar del Vero o la bodega Viña D Orta; recientemente se ha abierto un nuevo restaurante en el bar social lo mismo ocurre en Buera y se va a construir una casa de turismo rural.
Dentro de la promoción turística, junto al agroturismo, ambos pueblos han mejorado notablemente su estética con un plan de recuperación de fachadas en piedra y se están creando senderos para dar a conocer su patrimonio etnológico, como el pozo de hielo de los Moros, la recuperación del torno de Los Corrales en Buera o la ruta de los batanes y los puentes en Huerta.
En datos
Comarca: Somontano de Barbastro
Población: 213
Distancia a Huesca: 44 km
Los imprescindibles
El Lagar del Vero
Una casa solariega del Somontano de dos siglos es desde hace años un coqueto hotel rural y restaurante. El Lagar del Vero creado por Lourdes Espluga es ideal para alojarse en un espacio de calidad y conocer a fondo el municipio.
Molino de Los Corrales
Los Corrales es uno de los dos pueblos abandonados del Somontano junto a Guardia. Esta aldea próxima a Buera quedó deshabitada en los años 20 del pasado siglo. El Ayuntamiento está rehabilitando su molino de finales del XIX.
Las fiestas
Dice el jotero Joaquín Campodarve que la mejor ronda es la de Buera, a final de agosto. Hay fiesta de invierno para San Fabián (en Buera y Huerta) con hogueras. En Huerta, San Isidro aparte, la fiesta mayor es en la Asunción.