Dos mediadoras recorren las calles para mejorar la convivencia vecinal en Fraga

Se trata de un proyecto piloto que ha sido impulsado por el Ayuntamiento y desarrollado por la Fundación Cruz Blanca.

El jefe de la Policía Local, el alcalde Lapeña y tres trabajadoras de la Fundación Cruz Blanca.
El jefe de la Policía Local, el alcalde Lapeña y tres trabajadoras de la Fundación Cruz Blanca.
Patricia Puértolas

Una mochila verde colgada sobre la espalda permite identificar a las dos nuevas mediadoras de la ciudad de Fraga, Judith Cortiella y Yennifer Real. Ambas recorren algunas de las zonas más concurridas del casco urbano con el ánimo de solucionar pequeños conflictos, corregir malas prácticas y fomentar la integración.

Desde el pasado mes de noviembre, es frecuente verlas caminar por las avenidas de Madrid y de Aragón, el parque de La Pinada o las plazas del casco histórico, donde aparecen problemas recurrentes, en su mayoría derivados del incumplimiento de las ordenanzas municipales de convivencia. Por ejemplo, hay personas que consumen alcohol en la calle, ensucian y alborotan, lo que genera conflictos entre la población.

También se dan problemas en algunos edificios, donde los nuevos inquilinos desconocen la costumbre de turnarse para limpiar los rellanos, tienden la ropa en lugares inapropiados o incumplen la normativa sobre ruidos. Ante estas situaciones, las dos mediadoras tratan de buscar una solución, "escuchando a los implicados, informándoles de la normativa y dialogando de forma tranquila", explica una de ellas, Yennifer Real.

El proyecto, que acaba de ponerse en marcha de forma piloto, ha sido impulsado por el Ayuntamiento de Fraga, que confió su desarrollo a la Fundación Cruz Blanca, a la que entregó una subvención nominativa de 7.000 euros. A través de ella, han sido contratadas las dos trabajadoras. Para 2019, ha sido reservada una partida idéntica, según explica el alcalde del municipio, Miguel Luis Lapeña.

La iniciativa tiene el objetivo de garantizar la convivencia vecinal, atendiendo además a dos factores: la previsión de que lleguen nuevas familias, gracias al crecimiento del sector empresarial, así como al gran volumen de población extranjera que reside en Fraga, donde representan un 14% del padrón municipal, un porcentaje que crece durante la campaña de fruta, con la llegada de numerosos temporeros. "A través de este nuevo proyecto, queremos consolidarnos como una ciudad integradora y además, dar solución a determinados conflictos, con el fin de garantizar un buen modelo de convivencia vecinal", señala el primer edil.

El programa cuenta con el apoyo de la Policía Local, que está en contacto directo con las mediadoras y que puede llegar a intervenir en determinados conflictos, "cuando soliciten nuestra ayuda o sea necesario sancionar", explica su responsable, David Buil. Ahora bien, tal y como reconoce, "el uniforme impone y al final, puede convertirse en una barrera, que impide la comunicación y el acuerdo", añade.

Desde Cruz Blanca, consideran que muchos de los conflictos se producen por desconocimiento. De hecho, la mayoría de la población extranjera es ajena a nuestras costumbres y además, desconoce qué existe un horario para depositar la basura o un lugar específico en el que dejar los voluminosos, según explican dos de las responsables de la fundación, Gema Ribes y Marta Isabal.

Para subsanar esta situación, han sido elaborados unos folletos, que son repartidos por las propias mediadoras, y durante el inicio de la próxima campaña de fruta, está previsto repartir además unas cartas de bienvenida a los recién llegados, que incluirán las ordenanzas municipales en materia de convivencia así como los recursos disponibles, como las oficinas municipales, el banco de alimentos o las distintas asociaciones caritativas o solidarias.

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