El parricida de Binéfar podría conmutar la prisión permanente por el ingreso en un centro psiquiátrico

La Fiscalía califica los hechos de asesinato, pero pide aplicar la eximente de alteración psíquica. Un jurado verá el caso el próximo mes de enero en la Audiencia de Huesca

La Policía Local de Binéfar y el personal del centro de salud fueron los primeros en llegar al lugar del suceso
La Policía Local de Binéfar y el personal del centro de salud fueron los primeros en llegar al lugar del suceso
Concha Silván

José Antonio Mata, el hombre que confesó haber asesinado a su padre nonagenario de 17 puñaladas en el domicilio en el que vivían ambos en Binéfar, podría eludir el cumplimiento de la pena de prisión permanente revisable y conmutarla por el internamiento en un centro psiquiátrico.

En su escrito de calificación provisional de hechos, la Fiscalía de Huesca tipifica los hechos como un presunto delito de asesinato, con las circunstancias de alevosía y ensañamiento, castigado con la pena de prisión permanente revisable por tratarse la víctima de una persona especialmente vulnerable por razón de su edad, enfermedad o discapacidad. Además, aprecia la eximente de alteración psíquica junto con la agravante de parentesco y la atenuante de confesión.

Ante estas circunstancias, el ministerio público pide para el acusado, defendido por el abogado Javier Vilarrubí, que se le imponga como pena el internamiento en un establecimiento adecuado al tipo de anomalía o alteración psíquica que padece, con una duración que no podrá exceder a lo establecido para la prisión permanente revisable (20 años). Asimismo, solicita que pague una indemnización de 25.000 euros a cada una de sus dos hermanas por los perjuicios causados.

La causa, en todo caso, será vista el próximo mes de enero por un tribunal popular en la Audiencia Provincial de Huesca.

Los hechos tuvieron lugar la tarde del 13 de junio de 2017. Padre e hijo vivían solos en su casa del número 24 de la calle Primero de Mayo. José Antonio Mata era el cuidador desde hacía cinco años, ya que de las otras dos hijas de la víctima, una vivía fuera y otra trabajaba también en otra localidad. Tenía muy bien atendido a su padre, para el que había hecho la vivienda totalmente accesible, pero el estado de salud del anciano había empeorado en los dos últimos años.

Unos días antes, el acusado había manifestado a sus familiares, entre ellos una hermana que visitaba a diario a su padre, su hartazgo por la situación de dependencia del anciano, para el que habían empezado a cursar solicitud para su ingreso en una residencia. Al parecer, la situación de cuidador le estaba superando, aunque la había ejercido con normalidad hasta entonces.

Sobre las 18.00 de aquel día, José Antonio Mata, vestido tan solo con un pantalón corto, salió a la calle y se dirigió a una tienda de informática que hay enfrente de su casa pidiendo "ayuda por favor", confesando entre sollozos que había matado a su padre y que llamasen a la Policía. El hombre iba ensangrentado y dejando un rastro por una herida en una mano. Cuando llegaron los agentes, los esperaba sentado en un banco frente a la casa donde residía con su padre y no opuso resistencia al arresto.

A los pocos minutos del aviso, se trasladó hasta el domicilio un equipo de urgencias del centro de salud de Binéfar, que poco pudo hacer, excepto certificar la muerte del anciano.

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