En kayak en plena gota fría y otras imprudencias

El caso del río Bergantes ha sido solo uno de los muchos rescates de excursionistas que desoyen las alertas meteorológicas. Con él se reabre el debate del cobro por estas emergencias

La Guardia Civil rescató en Ordesa a una excursionista que iba abrigada con un poncho en invierno, en medio de un temporal de nieve. Los agentes le dejaron su ropa y uno sufrió congelaciones en dos dedos.
La Guardia Civil rescató en Ordesa a una excursionista que iba abrigada con un poncho en invierno, en medio de un temporal de nieve. Los agentes le dejaron su ropa y uno sufrió congelaciones en dos dedos.
Guardia Civil

El rescate de dos jóvenes que bajaban en kayak por el río Bergantes (Teruel) en plena gota fría llevó al Gobierno de Aragón a plantear una normativa con sanciones "ejemplarizantes" para atajar estas actitudes negligentes. "Lo de estos chicos ha sido una irresponsabilidad absoluta", llegó a decir la directora general de Justicia e Interior, María Ángeles Júlvez.

Una imprudencia que les costará 462,69 euros a cada uno, la tasa aplicada por los bomberos de la Diputación encargados del operativo. Curiosamente, si en lugar de este cuerpo hubiera acudido la Guardia Civil de Montaña, no se les hubiera repercutido coste alguno. Mientras, Cataluña podría cobrar 3.000 euros a la pareja que se perdió en el Pirineo gerundense, tras obviar las alertas por nevadas. Todo ello pone de relieve la disparidad de criterios, dentro y fuera de la Comunidad, a la hora de fijar una normativa común.

El del Bergantes es un caso extremo de negligencia, pero no excepcional. Basta con repasar la casuística de los rescates de montaña en Aragón, donde abundan comportamientos que ponen en peligro tanto la vida del excursionista como las de sus socorristas. Habitualmente por no querer renunciar a una actividad, digan lo que digan las previsiones del tiempo, pero también por pensar que se está preparado para hacer algo que supera nuestras capacidades. Las estadísticas de rescates así lo confirman. Solo en 2017 hubo 407 auxilios, con 20 muertos, 304 heridos y 282 ilesos.

Y el verano pasado, con abundantes tormentas, cada vez que se complicaba el tiempo, los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) no daban abasto. Entre el 6 y 7 de agosto realizaron 13 operaciones de salvamento, con más de 50 evacuados (33 menores), que por la lluvia, el granizo y el frío se desorientaron, quedaron enriscados o sufrieron hipotermia. Entre ellos, 19 menores de un campamento y tres familia con niños.

"Sobre todo, cuando avisamos de fenómenos meteorológicos adversos, siempre hay alguno que te sorprende haciendo actividades de forma irresponsable", asegura Miguel Ángel Clavero, jefe del servicio de Seguridad y Protección Civil de la DGA. Afortunadamente, dice, no hay muchos casos tan flagrantes como el del Bergantes, aunque esa misma noche, a las 2 de la madrugada, el 112 también se movilizó para sacar a dos personas que, lloviendo a mares, viajaban en una furgoneta en la localidad de Orrios.

"Muchas veces sobrevaloramos nuestras capacidades o infravaloramos el peligro. ¿Es eso una actitud negligente?", se pregunta Clavero. Para él la respuesta es afirmativa «si cuando hay un aviso con un riesgo alto, alguien se empeña en hacer una actividad y no toma las medidas necesarias para proteger su propia vida". Compara el caso del Bergantes con el fallecimiento, el mismo día, de un joven de Huesca en Nepal que practicaba kayak extremo. No cree que este último fuera negligente. "Practicaba un deporte de riesgo, conocía el peligro, iba equipado, había estudiado la ruta y aún así tuvo el accidente. Ahora, el que se mete en el río con un aviso meteorológico, sin estar especialmente preparado, con un chaleco salvavidas que escasamente se podía abrochar porque le venía pequeño… Esto es una actitud totalmente irresponsable".

El cobro de los rescates

En un intento de atajar estos comportamientos, algunas Comunidades Autónomas han regulado leyes de tasas para el cobro de rescates en caso de imprudencias. En Aragón no existe una normativa, Clavero afirma que la DGA sí tiene competencias para establecer una tasa, aunque el auxilio corra a cargo del Ministerio del Interior, con el que tiene firmado un convenio para que la Guardia Civil realice el servicio. "En realidad la competencia es del Gobierno de Aragón, independientemente de los cuerpos operativos", aclara.

"La Guardia Civil no quiere cobrar y no se plantea esta posibilidad", aclara la directora general de Justicia e Interior, pero sí se estudiará un reglamento para sancionar lo que califica como conductas "reprobables socialmente". "El número de rescates crece y cada vez hay más temeridades. Ante casos como el del Bergantes, la opinión pública pide que no se gasten recursos públicos", declara, entendiendo que "no dejan de ser dos personas que necesitan ayuda".

El presidente del comité de Seguridad de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (Fedme), el aragonés Alberto Ayora, no es partidario de legislar en caliente. "Habría que tener datos, saber qué está pasando, cuántos accidentes hay, cuántos son debidos a imprudencias y de qué tipo", explica, una información que ahora mismo no existe. Él apuesta por trabajar más en la prevención y recuerda la reciente aprobación del Observatorio de Montaña de Aragón para impulsar la seguridad en el medio natural. También hay un mandato del Congreso de los Diputados para la creación de un Observatorio Nacional. Al mismo tiempo se queja de que el cobro de los rescates solo acabe repercutiendo en la subida de los seguros a los montañeros federados.

Ayora destaca el papel de Policía Judicial del Greim, capacitado para investigar y llevar ante el juez conductas que considere negligentes, como de hecho ocurrió con un falso guía por un accidente en 2017 en una vía ferrata del congosto de Obarra: no tenía el título exigido, el grupo era más numeroso de lo recomendable y dejó irse solos a dos participantes. Uno de ellos murió.

OTROS CASOS DE NEGLIGENCIAS

Sola, sin mochila y con una linterna de niño

Uno de los guardas del refugio de Pineta hizo un llamamiento a la prudencia este verano después de socorrer a una montañera belga a la que encontró, de noche, vestida con pantalón corto y una camiseta, sola, sin mochila e iluminándose con una linterna de niño en un paraje de alta montaña del GR-11. Eligió una ruta que ni conocía ni estaba preparada para hacer.

Atrapados en una cueva por la crecida del río

Un grupo de 11 barranquistas se quedaron atrapados en una cueva por la crecida de un río en Fago en mayo. Había alerta por lluvias. Pasaron la noche vigilando que el caudal no subiera e inundara la cavidad. El teniente Santiago Gómez, jefe del Greim en Aragón, reconoció que llegaron a temer "lo peor". Fue el rescate más comprometido de la temporada.

De travesía pese al temporal de nieve

Con riesgo extremo de aludes, una fuerte ventista y nula visibilidad se produjo el rescate de dos militares en el pico de la Raca, cerca de Astún, en febrero de 2015. Hacían una ruta de esquí en medio de una fuerte tormenta. No era el día más adecuado. Su técnica les salvó la vida, ya que se construyeron un vivac bajo la nieve que les sirvió de refugio.

Rescatados dos veces en dos años en el mismo sitio

Los guardias más veteranos cuentan que han rescatado a algún montañero más de una vez. Un zaragozano y sus hijos (uno de 12 años) se enriscaron camino del Aneto por una tormenta con granizo. Resultaron ilesos, pero un agente acabó en el hospital al caerle cerca un rayo. Volvieron a intentarlo un año después y de nuevo salieron en helicóptero al resultar herido el adulto.

Una muerte que cambió la legislación

Tras morir una menor en el cañón de Añisclo durante una excursión nocturna, el Gobierno de Aragón endureció los requisitos de los campamentos juveniles con un nuevo decreto. La juez archivó el caso porque no vio imprudencia grave por parte de los monitores, ya que se produjeron "circunstancias sobrevenidas" que les llevaron hasta un paso peligroso de alta montaña.

Ruta con viaje final en helicóptero

Cada año hay campamentos que por las tormentas tienen que ser evacuados. El pasado agosto, 19 menores de 14 a 16 años y tres monitores se vieron sorprendidas por una fuerte tormenta de granizo en el Pirineo. Había alerta meteorológica. Los jóvenes estaban mojados, con frío y uno de ellos herido. Fue necesario sacarlos de allí en helicóptero para llevarlos a Panticosa.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión