El cultivo de la trufa ha pasado de 200 a 1.500 hectáreas en la provincia en solo una década

La truficultura se abre paso en la provincia de Huesca. En una década, la superficie dedicada al cultivo de este hongo se ha incrementado de manera notable, pasando de las 200 a las 1.500 hectáreas actuales. La Diputación Provincial es la principal impulsora del sector y la prueba es que en los últimos 15 años ha concedido subvenciones que superan los 4,8 millones de euros y que han generado una inversión total de 6.014.942 euros.

Este año, las ayudas llegan a 55 plantaciones distribuidas ente las comarcas de Ribagorza, Sobrarbe, Hoya de Huesca, Jacetania, Somontano, La Litera y Alto Gállego. En total, son 246.000 euros para proyectos que superarán los 300.000 de inversión. La Diputación subvencionará el 80% de los gastos, ya sea para establecer nuevas plantaciones o para hacer más productivas las existentes.

Las subvenciones apoyan las inversiones realizadas para la instalación de cercados en las nuevas parcelas, mientras que en el caso de la mejora de las ya existentes están dirigidas a la instalación de riego, de su distribución en la parcela o a la realización de pozos y otros sistemas de traída de agua o almacenamiento. También se sufragan los gastos derivados de los trabajos, maquinaria y herramienta propios aportados por el titular de las parcelas. La ayuda de la Diputación es de hasta 20.000 euros por todos los conceptos y se tiene en cuenta la proporción de la superficie de la parcela, a razón de 2.500 euros por hectárea.

Nuevos campos

En Huesca, el sector de la trufa atrae sobre todo a los agricultores más jóvenes. Héctor Vilas, de Graus, es uno de ellos. Acompañado por el técnico Santiago Vieites, con quien delimita los futuros puntos de plantación de los esquejes micorrizados, ultima estos días los preparativos del campo que acaba de comprar para dedicarlo a este cultivo.

Ese campo de algo más de cinco hectáreas es la 'niña de los ojos' de este truficultor de 38 años, que ha decidido apostar fuerte por la profesión y volcarse exclusivamente en un sector que plantea muchas incertidumbres pero que está aportando un soplo de aire fresco y de perspectivas de futuro a los agricultores jóvenes de la zona.

Vilas no es un novato en este tipo de cultivo, en el que empezó a trabajar en 2001 como una forma de complementar sus ingresos «a futuro», puntualiza. Es uno de los 55 beneficiarios de las ayudas otorgadas por la Diputación. Gracias a ello ha podido embarcarse en la compra del campo en el que está trabajando. «Tiene algo más de cinco hectáreas y he recibido una subvención para plantar en una de ellas carrascas micorrizadas», comenta.

El truficultor coincide con Vieites en reconocer y agradecer a la DPH esta línea de subvenciones «que nos está permitiendo a un grupo cada vez mayor de agricultores jóvenes a seguir viviendo de la tierra en zonas donde la agricultura está en franca decadencia».

En la actualidad, Vilas trabaja algo más de 30 hectáreas, «contando con las que ahora estoy poniendo en marcha», repartidas en distintas partidas de los alrededores de Graus. «Es un trabajo vocacional, si no, no te lo puedes plantear porque está lleno de incertidumbres, siempre hay algo nuevo por descubrir». Asimismo, destaca el factor riesgo que hay en esta profesión.

Vilas trabaja confiando en que la próxima temporada sea mejor que la de 2017-2018. Comenta que «ha hecho mucho calor en las últimas semanas y las lluvias excesivas de primavera y principios de verano tampoco favorecen el crecimiento de las trufas, pero lo más normal es que aparezcan bastantes más y de mejor calidad que las del año pasado».