"El barranquista tomó todas las precauciones, pero tuvo mala suerte"

El piloto José Manuel García Valcárcel relata la actuación del equipo de rescate de la Guardia Civil en el accidente de Eriste.

Fotograma capturado del vídeo del rescate difundido por la Guardia Civil
Fotograma capturado del vídeo del rescate difundido por la Guardia Civil
G. C.

"Nos avisaron de que había una persona que llevaba 20 minutos debajo del agua en un barranco, pero aún así acudimos con la máxima rapidez porque por muy malos que sean los datos que lleguen al principio siempre actúas como si estuviese viva la persona ya que puede ser que esa información llegue tergiversada o que haya encontrado una cavidad con aire". Así recuerda el sargento José Manuel García Valcárcel, piloto de la Unidad de Helicópteros de Huesca su intervención en el trágico accidente de un joven de 26 años y vecino de Tárrega (Lérida), Marc Segarra Turull, que murió ahogado el domingo en un barranco de Eriste (Sahún), en Benasque, al quedarse atrapado con el pie en una piedra tras un salto. Por desgracia, cuando llegaron ya no pudieron hacer nada por salvarse la vida.

Para García Valcárcel, este es uno de esos casos donde el factor de la "mala suerte" es determinante. Y es que asegura que tanto la víctima como sus compañeros iban adecuadamente equipados para realizar el descenso del barranco y habían tomado "todas las precauciones posibles" con cuerdas y arneses. El joven fue el primero en bajar el tramo de rápel donde ocurrió el fatal siniestro y en uno de los saltos llegando casi a la base de la pared, tuvo la mala fortuna de engancharse un pie "y con el tremendo torrente de agua que caía no pudo salir por mucha fuerza que intentara hacer".

Sus compañeros observaron desde la parte superior de la pared que no aparecía hasta que a los pocos minutos vieron que salía a flote una mochila y se preocuparon. Descendieron el rápel pero al no ver al joven, una de las chichas salió para pedir ayuda.

El helicóptero, que por la mañana había participado en el rescate de un montañero que sufrió graves lesiones por una caída en el glaciar del Aneto y en el auxilio de un ciclista que también se lesionó en el Pueyo de Araguás, salió de inmediato y tras recoger al médico del 061 en el hospital y a dos especialistas del Greim de Benasque, llegaron a la zona media hora después del aviso.

Tras localizar a los compañeros de la víctima, les indicaron el punto donde había caído el joven al agua. "Estabilizamos el helicóptero y agotamos los 50 metros de la grúa para bajar a los compañeros del Greim", relata José Manuel García Valcárcel, quien destaca la dificultad que tuvo la maniobra porque era una zona confinada con un gran torrente de agua. Una estrechez que hizo, además, que el viento hiciera el efecto ‘Venturi’, es decir, que se disparara la velocidad, complicando con ello la estabilidad de la operación con la grúa "porque tienes que mantener el helicóptero parado y el aire pegaba bandazos". Finalmente, consiguieron sacar el cuerpo y trasladarlo a Benasque.

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