A los niños oscenses les sigue gustando el circo

En apenas unas horas se han agotado las plazas disponibles para los talleres dirigidos a escolares de entre 6 y 12 años que organiza la Compañía Capicúa

Algunos de los niños participantes en esta actividad, junto a sus maestros.
Algunos de los niños participantes en esta actividad, junto a sus maestros.
Heraldo.es

La Escuela de Circo Social de Huesca ha abierto el plazo de inscripción para los talleres de circo dirigidos a niños y familias. Una iniciativa que por segundo año consecutivo se enmarca en el proyecto de cooperación transfronterizo “De mar a mar” con el respaldo del Ayuntamiento y que ha gozado de una extraordinaria respuesta. En pocas horas se han agotado las 30 plazas de los talleres infantiles con más de 40 escolares inscritos. Se trata de una actividad gratuita en la que los participantes podrán conocer las artes de los malabares, acrobacias, telas y trapecio de una manera divertida y educativa.

Los talleres para niños, de 6 a 12 años, comenzarán el 3 de octubre y se impartirán los miércoles de 16.30 a 18.00 y de 18.30 a 20.00 en el Centro Cívico Santiago Escartín Otín. También las familias podrán participar en estos talleres durante este primer trimestre, los días 19 de octubre, 9 de noviembre y 14 de diciembre, de 17.00 a 18.30 en el mismo espacio municipal. Para este segundo apartado, denominado ‘Circo en Familia’, todavía se cuenta con plazas disponibles y los interesados se han de dirigir a la dirección de correo electrónico circosocialhuesca@gmail.com. Estas son limitadas y se concederán por orden de inscripción.

La responsable de esta iniciativa es Rebeca Gutiérrez, de la Compañía Capicúa y que tras estudiar Ingeniería Agrícola en Huesca se mudó a Barcelona para conocer más de cerca el mundo del circo. De regreso a la capital oscense trabaja con adultos y niños para inocularles su pasión por esta modalidad. Además de dirigirse a estos sectores de la población, colabora con talleres para discapacitados con CADIS y en colegios de Primaria y Secundaria.

“En los talleres para niños empezamos ya el año pasado y algunos chavales se mantienen; trabajamos todas las disciplinas del circo: malabares, telas, equilibrios. Con las familias aceptamos inscritos de todas las edades y es un trabajo mutuo, hacemos casi lo mismo. Se busca la relación entre padres y niños y viceversa, ahondar en esa tesitura. Un día trabajamos la acrobacia y otro los aéreos”, explica Gutiérrez. En enero se publicará una nueva convocatoria para el primer trimestre de 2019.

Con la Compañía Capicúa, y también con Zangania, la responsable de los cursos trata de acercar un mundo muy rico a los más jóvenes, aunque los adolescentes “se resisten un poco más y es un sector al que cuesta llegar”. No hay un perfil marcado para las personas que acuden a aprender en unas clases “abiertas a todo el mundo. Si viene un niño con alguna discapacidad se integra, no ponemos limitaciones”.

En el proyecto trabajan dos personas más, Javier Franco y Carmen Nogués, y se contrata personal cuando se necesitan refuerzos con profesionales llegados de varios puntos de Aragón. Para los niños se trata de una actividad diferente, trabajan mucho con el compañero y buscamos que se respeten y ayuden entre ellos. Que disfruten de una actividad que cuanto más joven se comienza más puede desarrollarse”, añade Rebeca Gutiérrez.

Y todo ello en un contexto diferente al acostumbrado cuando se piensa en el circo, ya que “ha habido un cambio importante, estamos habituados al tradicional con animales. Ahora es más contemporáneo y se ha producido un ‘boom’, llevo 14 años involucrada y cada vez se demanda más esta actividad y funciona mejor”.

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