El vertido de aguas residuales a un barranco de Guara provoca otro episodio de gastroenteritis

Ocurrió en el Sorrosal (Broto) hace unos días y ahora en el Máscún, con más de 20 afectados, casi todos barranquistas. Los Agentes de Protección de la Naturaleza han denunciado al Ayuntamiento de Bierge.

Filtraciones del depósito de aguas residuales de Rodellar.
Filtraciones del depósito de aguas residuales de Rodellar.
Heraldo

Los casos de gastroenteritis que afectaron a varios barranquistas tras realizar el descenso del cañón de Sorrosal (Broto), en la comarca del Sobrarbe, a donde vierten sus aguas sin depurar varios núcleos, no son los únicos registrados en la provincia en los últimos días. Agentes de Protección de la Naturaleza (APN) han denunciado al Ayuntamiento de Bierge, en la sierra de Guara, por filtraciones de aguas fecales de su fosa séptica, situada en una ladera próxima al barranco del Mascún, en el núcleo de Rodellar.

No es la primera vez que los agentes de APN emiten un informe sobre este situación estival ante Confederación Hidrográfica del Ebro y el Departamento de Desarrollo Rural del Gobierno de Aragón, pero en este caso ha coincidido con la aparición de al menos veinte casos de gastroenteritis, y en su mayoría los afectados son barranquistas que realizaban el Mascún.

El centro médico de Abiego, que atiende a la población de Bierge, alertaba esta semana al Departamento de Salud Pública de Gobierno de Aragón de la aparición de 18 casos provenientes de residentes de Rodellar. Si bien algunas empresas de descensos de barrancos, elevan esta cifra a más de la veintena, ya que algunos de sus clientes han sufrido también gastroenteritis.

La gran afluencia de visitantes en los meses de verano al núcleo de Rodellar ha generado un mayor consumo de agua que termina por rebosar el depósito de aguas fecales que el Ayuntamiento de Bierge construyó hace años, pensado para el centenar de habitantes que viven en este entorno y donde vierten también los núcleos de Pedruel y Almunias de Rodellar.

2.000 turistas en el pueblo

Como cada verano, Rodellar y sus inmediaciones suelen contar con una población estacional de unos 2.000 turistas atraídos por el descenso de barrancos. Ello provoca que el depósito de aguas fecales rebose con mucha frecuencia a pesar de que una empresa especializada se encarga de su vaciado varias veces por semana. "La fosa está construida para 96 personas y ahora hay 2.000. A través de una empresa hacemos dos o tres viajes por semana, o los que haga falta, para vaciar el depósito, pero hay veces que se acumula tanta agua que rebosa. Lo más probable es que se seque en el propio barranco, ya que baja con poca agua, y que no llegue al río Alcanadre donde tomamos el agua que clora una empresa subcontratada. Pero si hay alguien que bebe del Mascún ya no sé que puede pasar", explica el alcalde del Ayuntamiento de Bierge, Fernando Campo.

El primer edil reconoce que el municipio ha sido sancionado por la CHE en dos ocasiones por estos vertidos. La última denuncia fue hace dos años y el importe superó los 800 euros.

Desde el consistorio son conscientes de esta problemática y trabajan desde hace tiempo para construir una nueva fosa de mayores dimensiones y que además cuente con una planta depuradora. De momento se están agilizando los trámites para su adjudicación de cara a que las obras puedan comenzar a principios de otoño. Fuentes municipales subrayan que para el próximo verano ya entraría en funcionamiento y que podría asumir el agua consumida por "entre 2.000 o 3.000 personas".

No es el agua de boca

Entre los afectados hay también vecinos de Rodellar, no solo barranquistas. Desde el Ayuntamiento son tajantes al afirmar que la gastroenteritis no se debe al consumo de agua de boca, ya que los informes que realiza con frecuencia Salud Pública son óptimos. "Es un virus que hay no solo ahí sino en otras poblaciones como Abiego, en Bierge, Azlor, Huesca… El agua de boca la tomamos del río Alcanadre y está clorada, como demuestra el último informe de la inspectora de Sanidad. La última toma daba incluso un poco más de cloro de lo normal", sentencia el alcalde de Bierge.

Este episodio ha coincidido con las quejas expresadas por barranquistas que realizaron el descenso del Sorrosal, en el municipio de Broto. Varios grupos afirman haber sufrido vómitos, diarreas y dolor abdominal. El alcalde del núcleo de Linás de Broto, Enrique Ramón, reconocía que el problema puede estar en la falta de plantas depuradoras, ya que varios pueblos vierten al barranco, que en el mes de agosto, la época de mayor presión demográfica por el turismo, lleva menos caudal.

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