"No se puede salir a la montaña a las 12 de la mañana"

El teniente jefe del Greim de Aragón, Santiago Gómez, dice que para frenar el aluvión de accidentes del verano es necesario concienciar a la gente de que extreme la seguridad

El teniente Santiago Gómez, jefe del Greim de Aragón
El teniente Santiago Gómez, jefe del Greim de Aragón
Rafael Gobantes

Este verano han tenido días con avisos cada 53 minutos. ¿Cómo se puede frenar ese aluvión?

Nosotros damos consejos de prevención, pero es verdad que cuanta más personas hay en la montaña, más rescates se producen. Esta quincena es la más fuerte de vacaciones. No nos cansamos de recomendar que se planifique la actividad, y eso significa conocer la previsión meteorológica, saber bien qué se va a hacer y dónde ir, madrugar… No se puede salir a la montaña a las 12 de la mañana, porque eso siempre juega en nuestra contra en caso de un rescate. Para frenarlos, solo podemos concienciar a la gente.

¿Hay este año más accidentes?

El balance lo haremos al final de la temporada, pero las cifras del año son parecidas. En verano sí se concentran mucho, con días de 8 o 9 rescates. Lo que sí es verdad es que los datos anuales parecen estabilizarse. Antes cada año iban en aumento y ahora, por lo menos, han dejado de crecer.

Cada operación de salvamento implica un peligro para los guardias, los pilotos y los sanitarios. ¿Tienen la sensación algunas veces de que asumen un riesgo innecesario?

Si nosotros asumimos un riesgo es porque hay una persona que nos necesita. Lógicamente los rescates en la montaña siempre implican un peligro. En nuestros procedimientos extremamos las medidas de seguridad para minimizar la posibilidad de tener un accidente, pero siempre existe. No hay que olvidarlo nunca.

¿Intervienen en rescates que podrían ser evitables?

Muchas veces la gente no va con calzado adecuado, va con zapatillas, y en este caso es más fácil tener una lesión, aunque solo sea de tobillo. También se meten en actividades para las que no están preparados. Lo vemos en excursionistas que se enriscan: quieren hacer barranquismo o alta montaña y llegan a un punto en que ni pueden avanzar ni retroceder. También vemos personas que no saben por dónde ir y se desorientan, que llegan tarde o que no avisan correctamente a la familia de su ruta.

Desde junio han muerto ya ocho personas. ¿Está habiendo este verano circunstancias especiales?

Cuando más fallecidos hubo fue al principio de la temporada. Entonces ya apuntamos que las condiciones de la montaña eran peores. Había más nieve, lo que provoca más accidentes graves, incluso fallecidos, y luego los barrancos bajaban con más agua.

¿Detectan algún cambio en el perfil del accidentado?

Es verdad que cada vez la gente va mejor equipada, aunque todavía falta mucho por hacer.

¿Cuál ha sido el rescate más comprometido esta temporada?

Uno en el barranco de la Foz de Fago, en mayo. Una tormenta aumentó el caudal y 11 barranquistas se tuvieron que resguardar en una cueva. No había cobertura de móvil, supimos del incidente al no regresar. Trabajamos de noche para llegar hasta ellos, darles comida... Lo peor llegó al final, porque no sabíamos si el caudal iba a seguir aumentando. Afortunadamente, no ocurrió así. Si hubiera subido el nivel del agua… Fue un momento complicado.

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