En busca de un refugio para huir de la violencia

La Cruz Roja de Huesca atiende a 30 refugiados. Pilar ha paliado el déficit de pisos, pero se necesitarían viviendas para una familia de Georgia y otra de El Salvador.

El refugiado O. D., delante de Pilar, la arrendataria de la vivienda que ocupa.
El refugiado O. D., delante de Pilar, la arrendataria de la vivienda que ocupa.
Pablo Segura

Tiene 36 años y viene desde Costa de Marfil con su hija de 5 huyendo de la violencia en su país. La niña fue víctima de mutilación genital. 0. D. es informático de profesión, pero aquí no tiene trabajo, tampoco tenía casa, hasta que Pilar decidió alquilársela.

No es el único, en Huesca hay 30 refugiados en el programa de Cruz Roja que buscan un piso para alquilar, pero no es tan fácil conseguirlo. Él asegura que ha encontrado muchas trabas hasta lograrlo.

Teresa Aso, la responsable del programa, afirma que parte del rechazo viene por el miedo y los prejuicios. "Yo no se que imagen tiene la gente de los refugiados, si se piensan que van a venir con el cayuco a cuestas. Cuando les comentas algunos aspectos de cada caso pues empiezan a entenderlo, pero de primeras oyen refugiados y le tienen pánico".

Pilar escuchó por la radio la necesidad de pisos de alquiler para personas refugiadas, y no se lo pensó. Acudió a la sede de Cruz Roja para preguntar y ofreció su inmueble, que ya había alquilado anteriormente. "Desde el primer momento me agradó, lo vi una persona educada, una persona seria, que es lo que buscaba, y aquí estamos firmando el contrato" afirma la propietaria.

En este programa, Cruz Roja garantiza el pago y el mantenimiento de la vivienda, el dinero lo pone el propio inquilino, pero con el respaldo de Cruz Roja. "En este sentido ofrecemos más garantías que cualquier otra persona que no conoces de nada", asegura Teresa Aso. Además, cada semana se hace una revisión en cada uno de los pisos para controlar que estén en buenas condiciones.

En total son 11 las familias atendidas. Si no encuentran un piso, pueden pedir prorrogas del permiso de vivienda, "pero no se están concediendo tan apenas. La presión que tenemos nosotros es muy fuerte porque hay mucha necesidad de plazas", dice Aso.

Este programa consta de varias fases. Primero se alojan en hostales o albergues hasta que tienen plaza en un centro de acogida, luego están un máximo de seis meses en alojamientos de Cruz Roja, mientras tienen el permiso de vivienda. Cuando pasan estos seis meses es necesario que hayan encontrado una vivienda, puesto que si no, perderían el permiso obtenido con su estatus de refugiado. Es en esta fase de encontrar piso en la que más problemas están apareciendo. Durante su estancia, también reciben clases de español y preparación para el mundo laboral.

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