La Fiscalía pedirá la prisión permanente por el asesinato de Naiara, que será juzgado en 2019

Un año después de la muerte de la niña de 8 años por una brutal paliza, la instrucción judicial está casi cerrada

Momento del traslado del asesino confeso de Naiara desde los Juzgados de Jaca a la cárcel
Momento del traslado de Iván Pardo, el asesino confeso, desde los Juzgados de Jaca a la cárcel
V. Lacasa

Un año después, su familia, sus compañeros de colegio y todos los vecinos de Sabiñánigo siguen llorando la muerte de Naiara Abigail Briones Benítez, una niña de solo 8 años que falleció tras una brutal paliza a manos de su tío político como castigo por no saberse la lección.

El Juzgado nº 1 de Jaca tiene prácticamente concluida la investigación a falta de recibir las últimas pruebas periciales de restos de ADN y mensajes telefónicos de los implicados. La Fiscalía es partidaria de «no alargar más la instrucción» y por ello prevé que antes de las vacaciones de agosto o en septiembre como tarde la juez atienda la petición que ya le ha trasladado en dos ocasiones e incoe el procedimiento del jurado al haber «indicios suficientes» de asesinato.

Y es que aunque hay otras dos personas investigadas -la abuelastra y el padrastro– por un presunto maltrato continuado a Naiara, un tipo de delito que no entra dentro de la competencia del jurado, desde el Ministerio Público esperan que se juzguen al mismo tiempo por ser hechos conectados y evitar el riesgo de sentencias contradictorias.

Una vez se incoe el jurado, se celebrará una audiencia para concretar las imputaciones de cada investigado y la juez podría pedir nuevas diligencias. En principio, en otoño las partes calificarían ya los hechos y a continuación se solicitaría la apertura del juicio oral que, según los plazos que maneja la Fiscalía, podría celebrarse en la primavera de 2019.

La postura del Ministerio Público es pedir la prisión permanente para Iván Pardo Pena «porque es el caso prototípico», pero siempre que no se haya derogado para entonces el Código Penal, un proceso que está «congelado» en el Congreso a la espera de que se pronuncie el Constitucional. También la acusación particular ejercida por la madre de Naiara se inclina por esta misma pena.

Penas similares al asesinato

Con todo, la Fiscalía recuerda que la condena máxima que se contemplaría en este caso (25 años) es la misma que la que establece para el asesinato, y que a pesar del endurecimiento de la ley, también hay beneficios penitenciarios como permisos a los 8 años y el tercer grado a los 15.

Podría ser la primera condena en Aragón de este tipo ya que el pasado abril Faustino Sarroca, un vecino de Santa Isabel (Zaragoza), se iba a enfrentar a la prisión permanente por matar a su mujer y herir a dos de sus hijos, pero finalmente estos últimos retiraron la petición y la cambiaron por 46 años de cárcel.

Iván Pardo Pena, un vigilante de seguridad de 33 años con una niñez conflictiva por problemas de pequeños robos, está en prisión provisional sin fianza desde el 8 de julio de 2017, tras confesar ante la juez los hechos, sin derrumbarse y con mucha frialdad.

En un principio había dicho a la Guardia Civil que la niña se había caído de forma accidental por las escaleras, pero los hematomas circulares en muñecas y tobillos que tenía Naiara hicieron saltar las alarmas y empezó a cobrar fuerza la teoría del asesinato. Una versión que confirmó él mismo en su declaración ante la juez, admitiendo que había «castigado» a Naiara durante más de 24 horas «por no saberse las lección» y para que «cambiara» su comportamiento y «obedeciera y tuviera respeto» a los mayores.

La madre de Naiara se había ido a trabajar a Escarrilla y había dejado a la niña en casa de la abuelastra y el tiastro, donde vivían otras dos menores de 15 y 16 años. Iván Pardo entró en la cocina donde estaba Naiara para comprobar si había copiado veinte hojas de la lección que le había puesto el día anterior -la niña había aprobado el curso de 3º de Primaria-, obligándola a estar toda la noche de rodillas con piedras debajo, y cuando la pequeña le dijo que no, le empezó a propinar golpes y a aplicarle descargas con una raqueta eléctrica. Tras desmayarse por las brutales agresiones, la metió en la bañera, pero la niña no dejó de sangrar por lo que mandó a sus dos sobrinas que la limpiaran y recogieran todos los restos de las torturas, que fueron hallados en la basura por la Guardia Civil. El informe de los forenses reveló múltiples hematomas y un traumatismo craneoencefálico que fue el desencadenante de la muerte después de 30 horas de agonía en el hospital Miguel Servet de Zaragoza.

Además del presunto asesino, el juzgado también está investigando a la abuelastra de la menor, N. P. C., y a su actual padrastro, C. J. P. P., por un presuntos delitos de violencia psíquica y física habitual en el ámbito familiar y contra la integridad moral y torturas. De momento, ambos se han negado a declarar ante la juez.

La Fiscalía también llevó ante el Juzgado de Menores a una de las primas de Naiara por una posible implicación en el maltrato continuado sufrido por la niña ya que su tío les ordenaba hacer turnos de vigilancia para comprobar que cumplía los castigos.

La madre niega los malos tratos

Tras el crimen, la madre de Naiara, Mariela Alejandra Benítez, fue despedida pero ha vuelto a encontrar trabajo y sigue viviendo en Sabiñánigo con otros tres hijos (un cuarto vive con su abuela en Argentina) y su pareja. En sus escasas apariciones públicas, ha negado que su cuñado tuviera «manía» a la niña y que fuera maltratada en casa. «Yo creo que hubo un momento en que mi cuñado perdió la cabeza y Naiara estaba en el sitio equivocado», ha dicho.

El padre biológico, Manuel Adolfo Briones, que llevaba 5 años sin tener contacto con su hija al vivir en Chile, está personado como acusación particular.

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