La DGA da vía libre al decreto que mejora la seguridad de los campamentos juveniles

El Consejo de Gobierno lo aprobará el martes y estará en vigor este verano. Una novedad es la regulación de las actividades de aventura.

Un campamento juvenil en la localidad de Orós Alto en el verano de 2016.
Un campamento juvenil en la localidad de Orós Alto en el verano de 2016.
Fernando Paúles

Campamentos más seguros, con más monitores, planes de emergencia, formación específica del personal y actividades de aventuras reguladas. Son algunas de las novedades del decreto de regulación de las actividades juveniles del tiempo libre en Aragón, que aprobará el Consejo de Gobierno de la DGA el próximo martes. Trata de actualizar una norma de hace 20 años para adaptarla a una nueva realidad: el aumento de las acampadas en la Comunidad y la realización de actividades de riesgo.     

En 2016 se batió el récord con 465 en Aragón, la mayoría localizadas en el Pirineo, en las que participaron 27.582 menores y 4.815 monitores. Ese verano falleció una chica de 15 años durante una excursión en el cañón de Añisclo y se vio la necesidad de redactar un nuevo decreto que modificara el de 1997. El año 2017, con alguno menos, fue el segundo con más campamentos.

Las entidades organizadoras ya conocían su aplicación para este verano, cuando se desarrolla el grueso de los campamentos, pues ahora están en proceso de preparación y en mayo se empiezan a notificar. Aunque será "un año de tránsito, para ver cómo funciona, con un acompañamiento especial para que sepan cómo amoldarse", aclara el director gerente del Instituto Aragonés de la Juventud (IAJ). Según Adrián Gimeno, incide especialmente "en la mayor seguridad, para promotores, participantes y familias, y en la coordinación y claridad de la norma". También destaca el alto grado de consenso alcanzado, tras el proceso de participación.

Voluntarios y titulados

Los cambios empiezan con la clasificación de las actividades. Además de las acampadas y colonias, se introducen los campos de voluntariado juvenil y las actividades de aventura. Baja la ratio de monitores, de uno por cada 12 niños a 10, una medida enfocada a las grandes concentraciones, donde se requiere "estar más atentos y tener un mayor control", señala Gimeno. En 2016, todos, excepto dos, cumplían ya con esta ratio, pese a que la normativa todavía no lo exigía.

También aumenta el mínimo de monitores con titulación, del 50% al 75 %. El 25% se reserva para dar cabida al voluntariado. Existe una excepción para las actividades dirigidas a personas con discapacidad o dedicadas a deportes, música o idiomas que requieran personal especializado. Se podrán computar como monitores personas con otras titulaciones acordes a la temática que se trate. "Es una demanda histórica del colectivo de discapacitados, porque se necesitan profesionales de su área", señala el director del Instituto de la Juventud.

La nueva regulación introduce cambios en la notificación de la actividad, exige una póliza de seguro de responsabilidad civil como antes pero también de accidentes, y la obligatoriedad de disponer de un plan de emergencia conforme a un modelo tipo, para que todo el mundo sepa cómo actuar y la administración conozca cómo están distribuidos ante la necesidad de intervenir.

Asimismo se regulan las actividades de aventura, que en 1997 apenas se realizaban pero ahora están presentes en muchos campamentos, con un anexo específico sobre titulaciones, materiales o protocolos en caso de accidente. "Pueden contratar a empresas que se dedican a esto o si lo hacen por su cuenta tendrán que cumplir unos requisitos, como los que se pide a profesionales que trabajan en ese ámbito", aclara Adrián Gimeno. También es novedad que en todo momento deben estar localizables a través de cualquier dispositivo y si pasan por zonas de sombra, sin cobertura de móvil, con un aparato capaz de emitir un aviso si hay una emergencia.

Un registro de campas

En cuando a los emplazamientos, equipara lo establecido en el reglamento de acampadas, porque, como aclara Gimeno, "no puede ser que el reglamento para menores tuviera menos requisitos que el general", pero además actualiza lo relativo al riesgo de inundaciones, de forma que en zonas antes prohibidas se podrá acampar y al revés.

En segundo lugar, el Instituto Aragonés de la Juventud creará un registro público de campas,  que todo el mundo podrá consultar, con aquellas áreas que reúnan condiciones aceptables frente a posibles riesgos de inundaciones, incendios, movimiento de tierras, caída de árboles, caída de rayos, proximidad a vías de comunicación y cualquier otro riesgo específico, a través de los correspondientes informes técnicos. La intención es que ese registro se utilice cada vez más.

Nuevas figuras de monitores

El decreto actualiza la formación exigida tanto al director como a los monitores y crea nuevas figuras. Una es la del responsable de primeros auxilios, que debe mantener el botiquín, aplicar las curas, administrar tratamientos y conocer los puntos de asistencia sanitaria de la zona. Otra, la del responsable de seguridad, encargado, entre otras cosas, del plan de emergencia, los alojamientos temporales en caso de evacuaciones, los materiales de las excursiones, la distribución de instalaciones en el área de acampada y los teléfonos de contacto de las emergencias.

Para la temporada de 2018 se va a elaborar un plan de inspección y se harán campañas temáticas cada año, como las que realiza la Dirección General de Tráfico sobre el uso del cinturón o el consumo de alcohol.

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