La niebla y el estado de las carreteras ponen en riesgo a los médicos de Albalate de Cinca

El coordinador de este centro de salud, en el que trabajaba doctor fallecido este martes, demanda mejoras viarias.

El doctor Jesús Aguasvivas y su enfermera Mercedes Villas en el centro de Albalate de Cinca, al que pertenecía el fallecido el miércoles en accidente de circulación.
El doctor Jesús Aguasvivas y su enfermera Mercedes Villas en el centro de Albalate de Cinca, al que pertenecía el fallecido el miércoles en accidente de circulación.
José Luis Pano.

Los profesionales del centro ambulatorio de Albalate de Cinca, en el que trabajaba realizando bajas el médico rural Raúl Vélez, fallecido el miércoles en accidente de circulación mientras se trasladaba al consultorio de Osso de Cinca, retomaban ayer la actividad asistencial tratando de superar el golpe anímico de la muerte de su compañero y también conscientes del riesgo que entrañan las carreteras de estas comarcas. Ayer fue el funeral en Binéfar del doctor Vélez y este viernes ha tenido lugar el sepelio de la fallecida María Carmen Serrate a las 11.00 en la iglesia de Osso de Cinca.

«Somos un centro pequeño, con poco personal y nos llevamos todos muy bien con una relación profesional y estrecha, y lógicamente las cosas se sienten mucho más», ha explicado el doctor Jesús Aguasvivas, coordinador del centro de Albalate en el que trabajan cinco médicos y cinco enfermeros, más matrona y pediatra dos veces a la semana, y dos médicos y enfermeros que realizan sustituciones los fines de semana, festivos y sustituciones, como el caso del médico rural fallecido.

Este centro atiende a 5.000 pacientes de las comarcas ribereñas del Cinca Medio y Bajo Cinca en los consultorios de las poblaciones de Osso de Cinca, Belver, Alcolea, Santalecina y Ontiñena, además de en Albalate donde se encuentra el centro de salud de referencia.

El número de profesionales «es suficiente» para el censo de habitantes apunta su coordinador, salvo las temporadas de vacaciones «donde el aumento de población hace que las guardias sean peores».

El día a día de estos médicos rurales es «un trabajo continuo entre urgencias, domicilio, programado, demanda, … es una mañana muy ajetreada aunque el ratio que tenemos pienso que es correcto», ha explicado el doctor Aguasvivas.

La peor parte de este trabajo sin duda está en los trayectos carreteros, aunque como ha contado el responsable del centro ambulatorio es algo ya asumido por los facultativos. «El médico rural es por vocación. Das por hecho que el desplazarte por carreteras en mejor o peor estado, con la influencia de las condiciones climatológicas lleva un riesgo añadido. Pero gusta tener el contacto directo y estrecho con los pacientes en los pueblos, y recibir su cariño. Realmente no lo piensas hasta  que ocurren situaciones desgraciadas como la del miércoles. Entonces meditas y te das cuenta de que la carretera es un riesgo siempre, no sólo para ir a trabajar, para todo», cuenta el coordinador.

Otoño e invierno son las épocas de mayor peligrosidad en estas poblaciones, donde la niebla es muy densa y «entraña riesgos sobre todo en la A-1234» -la carretera donde falleció el doctor y la vecina de Osso de Cinca-. «Es una carretera que está bien pero es de riesgo con cruces y mucho tráfico por las mañanas y cuando hay niebla es muy peligrosa», afirma el doctor.

Dicha carretera, que conecta Binaced con Fraga tiene un buen trazado y aparentemente no entraña mayores riesgos. Aspecto distinto es la de carretera de Sariñena a Fraga, sobre todo en el tramo que conecta Alcolea de Cinca con Ontiñena. «Es un tramo malísimo, un puerto con muchas curvas cerradas, estrechas y sombrías. Sería estupendo que arreglaran ese carretera que es el peor de la zona y sobre todo de noche cuando se puede formar placas de hielo. También sería necesario actuar la carretera de Alcolea a Santalecina que tiene el pavimento deteriorado y sin pintar».

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