Defensa paraliza la venta de viviendas y de la residencia militar por la reapertura del cuartel

La reapertura del cuartel Sancho Ramírez de Huesca ha obligado al Ministerio de Defensa a dar marcha atrás a sus planes para la venta de la residencia militar de Huesca y de 36 viviendas de su propiedad. Estos alojamientos se van a poner ahora a disposición de los efectivos que se trasladen a la capital oscense, ya que está previsto que entre 2019 y 2020 lleguen 700 personas, entre mandos y tropas, de la División Castillejos, actualmente con base en Madrid.

El Ministerio no había logrado subastar las 36 viviendas, repartidas en cuatro bloques de la calle Miguel Fleta, frente al cuartel, que se fueron quedando vacíos coincidiendo con la reducción de la presencia militar en Huesca. El Instituto de Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Defensa (Invied) las sacó a subasta por primera vez en el 2014 por casi cuatro millones de euros. De 110 metros cuadrados de superficie, los precios oscilaban entre 104.000 y 118.00 euros (salvo uno de 83 metros, que salió por 79.000). Eran los años de la crisis y la puja quedó desierta, lo mismo que las tres posteriores que se llevaron a cabo.

Finalmente, en 2017, volvió a ofertarlas en venta directa, tras agotar el procedimiento de subasta, con una rebaja del 15%, tal y como contempla la Ley de Patrimonio de las Administraciones Públicas. En esta última oportunidad, explicó ayer el subdelegado de Defensa en Huesca, el coronel José María Rivera, sí hubo mucha demanda, "pero todo el proceso se paralizó cuando se empezó a pensar en la reapertura del cuartel, para poner las viviendas a disposición de la gente que venga destinada al Sancho Ramírez". De hecho, ha desaparecido de la página web de Invied donde anuncia los concursos.

Lo mismo ha ocurrido con la residencia militar ubicada en el paseo de Ramón y Cajal, que también se puso a la venta al cerrarse el cuartel. Para reabrirlo será necesario comprar de nuevo mobiliario, ya que se vació por completo. El edificio tiene capacidad para 44 plazas. Se volverá a utilizar, anunció Rivera, cuando empiece el traslado del cuartel general de la División, en 2019.

De esta forma, se pretende paliar posibles problemas de alojamiento. Y es que Huesca sufre un importante déficit de pisos de alquiler. La escasez de oferta y el exceso de demanda hacen que las inmobiliarias cierren la firma de contratos de arrendamiento en menos de 24 horas.

"Como una casa cerrada"

Desde el 2 de enero trabajan en el cuartel 30 militares. Estarán aquí seis meses en comisión de servicios, salvo el teniente coronel Amancio Gómez Gauchia, destinado para tres años. En ese periodo saldrán publicadas en el Boletín Oficial de Defensa las vacantes para cubrir las plazas. "Es como una casa que ha estado cerrada. Hay que abrir las ventanas para ventilar, comprobar que las luces funcionan, retomar los contratos de agua y luz, limpiar...", informó el subdelegado de Defensa, quien recordó que cuando hace unas semanas lo visitó la ministra "estaba sucio, daba un poco de pena, porque llevaba un año cerrado".

También deben preparar el edificio para la llegada del material. Aquí se instalará el cuartel general de la División Castillejos, el batallón del mismo, el batallón de Transmisiones II/1, un centro de comunicaciones y una unidad de servicios de nueva creación, "y eso necesita mucho despacho y mucha red informática". También es necesario realizar obras. Hay que tener en cuenta que las instalaciones se ampliarán con 8 hectáreas en la parte trasera del cuartel.

Respecto a las necesidades de los 700 militares trasladados, el coronel José María Rivera manifestó que sobre todo se precisan servicios sanitarios y educativos, así como viviendas, "aunque habrá militares que residan en Zaragoza".