Un cura todoterreno por la Sierra de Guara

Mosén Cabrero es el dinamizador espiritual, social y cultural de más de una veintena de poblaciones del Somontano y Sobrarbe que atiende como sacerdote.

Cabrero, en el centro con la pajarita de plata tras la celebración de la  misa y bendición de San Antón.
Un cura todoterreno por la Sierra de Guara
J. L. P.

Conoce cada casa donde se canta la jota de ronda, es el amigo personal de los Reyes Magos, jotero popular como se demuestra en cada bendición de mesa o inauguración –como las pasarelas de Alquézar por ejemplo-, alma mater de la fiesta o de cualquier evento social… Son atributos que porta con modestia y discreción el sacerdote José María Cabrero, un mosén peculiar que se ha ganado el cariño de feligreses y vecinos de las poblaciones de la sierra de Guara de la diócesis de Huesca a las que asiste pastoralmente desde hace cuatro décadas.

Su primer destino como sacerdote, a los 32 años fue el municipio de Alquézar, con los núcleos de Radiquero y San Pelegrín y que compaginó con la enseñanza en el colegio Alto Aragón de Huesca. Después, se le asignó Colungo y Asque, y desde hace 18 años ejerce además como cura en Las Bellostas –donde solo viven hombres–, Castellazo, Buil, Eripol, Bárcabo, Hospitalet, Lecina, Betorz, El Coscollar… Así hasta 21 poblaciones.

"Llevo todo el río Vero subiendo al Biello Sobrarbe. Hay pueblos en los que ya no hay vida y solo vienen los vecinos en verano para las fiestas y hacemos la romería en las ermitas como en Las Bellostas donde está Santa Marina a 1.500 metros y allí nos hemos juntado hasta 80. También hemos hecho este año los Reyes Magos en Santa María de la Nuez", explica con orgullo.

A sus 72 años, regularmente acude con su Seat Ibiza a 16 poblaciones de las comarcas del Somontano y Sobrarbe enclavadas en la sierra de Guara. La cifra asciende a 21 en épocas estivales y de vacaciones, cuando estas localidades castigadas por la despoblación recobran la vida. "Me vienen a buscar con un Land Rover o a veces vamos caminando porque aún estoy fuerte", afirma.

Su función pastoral contempla la catequesis –este año solo en Buera y Alquézar, por falta de niños–; los domingos realiza siete misas atravesando la sierra de Guara, y los martes enseña la colegiata. También en Huesca echa una mano "ayudando al ecónomo con las cuentas y revisando con el arquitecto el estado del templo".

Asimismo es el encargado del clero en la diócesis oscense y prepara los retiros espirituales. A los sacerdotes les explica la clave del éxito para tener una buena sintonía con los vecinos: "Saber caminar juntos alcaldes y curas, todo repercute en beneficio del pueblo y es algo que siempre nombró en las reuniones de sacerdotes que tenemos. Tendremos nuestras discrepancias con los alcaldes, que es normal, pero hay que saber caminar en la misma línea para la buena marcha de los pueblos".

Conexión con la gente

Pero lo que ha hecho tan popular a mosén Cabrero ha sido la íntima conexión con las gentes del territorio, ya sean religiosas o no. Organiza las Cabalgatas de los Reyes Magos, la ronda baturra de Buera en las fiestas, bendice carreras como la Ultra Trail Guara Somontano y es pieza clave en las fiestas y celebraciones sociales y familiares. Sus jotas nunca faltan, como la que le cantó al entonces secretario del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba en una visita de este a Alquézar. La última copla la echó en la festividad de San Antón, en la que entró en duelo con los joteros Paco Lasierra y Javier Badulés.

Destaca también por su faceta de conservación del patrimonio, algo de lo que se siente especialmente orgulloso, ya que durante 40 años han sido muchas las ermitas recuperadas por los vecinos. También pagó de su bolsillo una campana para Radiquero porque la que había se encontraba muy deteriorada.

Sus anécdotas, de las que se podría escribir un misal, hacen de este mosén una persona carismática, querida y cercana al pueblo. Así lo demostró una vez en Lecina, cuando un domingo fue a hacer misa y al ver que no había ningún feligrés salió y se encontró a las mujeres elaborando mondongo en una cocina y a los hombres jugando al guiñote en el comedor: "Pensé que no podía decir a estas mujeres que se quitaran el delantal, se lavaran y vinieran con los hombres a misa, así que les dije: vamos a echar un café y estamos aquí un rato hablando. No hicimos misa pero pasamos un rato charrando todos".

A su edad ya podría jubilarse pero, como asegura, "mientras tenga fuerzas aguantaremos. Aquí me encuentro muy a gusto y congenio muy bien". La ventaja de estos pueblos es que entre todos no llegan a mil habitantes y con todos te puedes tomar un café en el bar, o hablar con total normalidad en la ronda", añade.

Esa simpatía popular se ejemplifica en que los vecinos de Radiquero han dado su nombre a la plaza de la iglesia, la celebración de una emotiva fiesta sorpresa que le brindaron 700 vecinos de todos los pueblos a los que atiende cuando cumplió los 70 años o su candidatura a los galardones Altoaragonés del Año que convoca el Diario del Alto Aragón y que le han valido para conseguir la Pajarita de Plata en Sociedad. Una pajarita que bendijo junto a otros animales en la fiesta de San Antón, festividad en Alquézar. "A este cura le han votado hasta los ateos", cuenta Mariano Altemir, alcalde de Alquézar.

Un revulsivo

Para el primer edil, la presencia de mosén Cabrero en estos pueblos "supone un revulsivo, un golpe de vida y sangre en las venas". "Para todas las gentes que vivimos en este entorno del Somontano y Sobrarbe es una gran satisfacción que haya entrado en nuestras vidas. Es una persona amable, entregada, que todos los días pasa su vida sembrando y que ha recogido muchas cosas. Entre otras, sentirse querido en esta zona que es algo muy importante para cualquier ser humano", apunta.

Según el alcalde, la Pajarita de Plata otorgada a Cabrero significa "que los vecinos devuelven parte de lo que ha hecho él durante tantos años. Es algo más que un sentimiento religioso, es la parte humana que tiene el mosén, que ha sido un referente en lo social y en cualquier celebración en un pueblo. Si no está Cabrero falta algo". "Y cuando lo ves entrar en cualquier celebración te sale ya una sonrisa. Tener la suerte de contar con alguien que tiene la virtud de u- nir es importante", dice.

Elogios a los que este cura de pueblo responde: "Yo no he hecho nada extraordinario si no cumplir mi voluntad y hacer lo que tengo que hacer. Siempre he procurado estar en todos los sitios cuando hay que estar. Y la gente me lo agradece con el cariño y la simpatía que me muestran continuamente".

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