Tres terremotos de baja magnitud causan alarma en la Alta Ribagorza
Los epicentros, de entre 1,5 y 2,6 grados en la escala Richter, se localizaron en Villanova y Chía.
Aunque no fueron especialmente intensos y no provocaron daños materiales, vecinos de la zona fueron conscientes de ellos, especialmente del segundo, que estuvo acompañado por un ruido sordo y por un perceptible temblor de muebles, enseres domésticos e incluso de las paredes de varias viviendas. "Yo me llevé un buen susto porque no te esperas una cosa así", comentó Rosa Guaus, una vecina de Chía que, como otros varios residentes en esta localidad, notó perfectamente el temblor sísmico.
Guaus explica que en su casa oyeron un estruendo con sordina "como si se cayera una ladera a lo lejos o se arrastrara algo" y al mismo tiempo notaron que se balanceaba la casa. Para confirmar si el fenómeno había sido apreciado por otros residentes, llamaron a uno que vive en la otra punta del pueblo, quien les confirmó que también él había notado el temblor del suelo.
La propia Guaus constató ayer en su puesto de trabajo en la residencia de personas mayores de Castejón de Sos, localidad cercana al epicentro del segundo movimiento sísmico, que varios de los ancianos notaron cómo se movían sus asientos y camas.
El valle de Benasque y en general el Pirineo central es una de las zonas sísmicamente más activas de la península al encontrarse en un punto de colisión entre las placas Ibérica y Euroasiática. Ello hace que se produzcan numerosos seísmos que normalmente tienen escasa magnitud y no causan daños.