Cruz Roja Huesca pide pisos de alquiler para que los refugiados se puedan emancipar

Las 21 plazas de que dispone para la primera fase de acogida también están ocupadas hasta finales de agosto. La entidad da garantías de pago, de mantenimiento de las viviendas y de buena convivencia vecinal a los propietarios

Una de las actividades de aprendizaje del idioma que imparte Cruz Roja a los refugiados
Una de las actividades de aprendizaje del idioma que imparte Cruz Roja a los refugiados
Cruz Roja

Cruz Roja Huesca ha hecho un llamamiento para pedir pisos de alquiler donde se puedan emancipar las familias de refugiados que han llegado en los últimos meses a la ciudad. Además, tampoco tienen plazas disponibles para la primera fase de acogida ya que las cuatro viviendas -que suman 21 plazas- están completas hasta finales de agosto. Desde la entidad aseguran que dan garantías de pago, de mantenimiento y de buena convivencia vecinal a los propietarios.

Este es el principal reto al que se enfrentan desde Cruz Roja, que en febrero puso en marcha un proyecto de acogida e integración de solicitantes y beneficiarios de protección internacional. Desde entonces, ha atendido a diez familias (31 personas, incluido un bebé) procedentes de Venezuela, El Salvador, Georgia, Costa de Marfil y Argelia. De ellas, siete se encuentran en una primera fase de acogida, dos han pasado ya a una segunda de emancipación y otra causó baja voluntaria.

Teresa Aso, responsable del proyecto, explica que en esa segunda fase, las familias reciben una ayuda económica y desde Cruz Roja se encargan de hacer un seguimiento de las órdenes de pago. Asegura que actualmente existen "recelos y prejuicios" hacia los refugiados, pero insiste en que "son personas como nosotros que han tenido que dejar sus casas por diversos problemas, sobre todo conflictos armados". Y en este sentido, destaca que entre los que han llegado hasta ahora a Huesca hay sociólogos, informáticos o higienistas dentales. "Hay un cliché de que vienen con una mano delante y otra detrás, pero son familias normalizadas", recalca.

También están abiertos a cualquier tipo de donación de mobiliario, electrodomésticos, ordenadores, ropa, alimentos, enseres para bebés y niños (sillas, carritos de paseo, juguetes...), además de cualquier otra cuestión que ayude a la inserción como actividades extraescolares, de ocio o deportivas.

Por su parte, Sifro González, coordinador provincial de Cruz Roja, recuerda que el objetivo final de este programa es lograr la integración social, laboral o educativa de estos refugiados y que sin vivienda, este proceso no se puede llevar a cabo.

La intervención la realiza un equipo multidisciplinar compuesto por una educadora social, un trabajador social, una asesora legal, una psicóloga, una maestra, una técnico de empleo y un auxiliar administrativo, además de una coordinadora. Además, cuentan con 26 voluntarios. Pese a ello, Teresa Aso también aprovecha para pedir más colaboración, especialmente para ayudar en las labores de aprendizaje del idioma de los refugiados durante el verano.

El programa tiene una duración de entre 18 y 24 meses. En los 6 primeros se trata de cubrir las necesidades básicas (alojamiento, manutención, vestuario, farmacia...). Además, reciben clases de castellano e inician el proceso de integración socio-laboral con talleres de ciudadanía. En la segunda fase, los refugiados pasan ya a un piso independiente con ayudas económicas ya que todavía no disponen de permiso de trabajo.

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