Los recientes Juegos Mediterráneos de Tarragona dejan un agujero de unos 200.000 euros en una empresa de Fraga

La firma Expolicencias solo vendió una quinta parte del merchandising fabricado, la mayoría del cual será ahora destruido

La mascota de los Juegos, Tarracus, durante la ceremonia de clausura
La mascota de los Juegos, Tarracus, durante la ceremonia de clausura
XVIII Juegos Mediterráneos

La empresa Expolicencias, de Fraga, ha pagado muy cara la baja afluencia de público registrada durante los Juegos Mediterráneos celebrados en Tarragona el pasado verano. Dos meses y medio después de su clausura, sus instalaciones acumulan cientos de peluches, tazas, huchas o llaveros que fueron fabricados con motivo de la cita deportiva y que carecen de salida en el mercado. En total, el valor del material sobrante ronda los 200.000 euros.

Las expectativas de la organización fallaron, lastrando a la firma aragonesa, que fue la adjudicataria del contrato de merchandising. De hecho, solo llegó a vender una quinta parte del material fabricado, alcanzando una facturación de unos 100.000 euros, muy lejos de los 500.000 previstos en la licitación del concurso, según ha podido conocer HERALDO. La mayoría de los productos sobrantes serán destruidos, ya que resulta más económico que intentar darles una segunda vida. Otros podrían ser donados a fundaciones de carácter humanitario, entre ellos, los peluches de la mascota del evento, Tarracus.

Aunque sin suponer un riesgo para su viabilidad, la situación conlleva un duro revés económico para esta empresa, una derivación de la firma Importaciones Galiano, que cuenta con una plantilla de nueve trabajadores. La empresa, que ha declinado hacer declaraciones, asumía todos los riesgos. Además del coste del material, debía hacerse cargo de la comercialización de los productos, lo que conllevó el montaje de doce tiendas y la contratación de 20 personas. También debía pagar un canon inicial de 15.000 euros y además, entregar un 15% de las ventas a los promotores del evento, la Fundación Tarragona 2018, que siguen sin hacer público el balance económico de los Juegos.

De acuerdo al concurso, los organizadores ni debían asumir el material sobrante ni las posibles pérdidas. Y eso que el éxito de las ventas dependía en gran medida de la promoción e interés del evento, que estuvo muy por debajo de los esperado, con gradas casi vacías.

Los augurios no eran muy buenos. En 2016, Expolicencias ya se hizo con el concurso para el diseño y fabricación del material de los Juegos del Mediterráneo de Tarragona, que fueron suspendidos, retrasándose a 2018. Entonces, también tuvo que asumir una parte de las pérdidas del material que ya había elaborado.

La firma tiene una dilatada experiencia en grandes eventos como los Campeonatos del Mundo de Snowboard de 2017, los Mundiales de natación de Barcelona en 2013 o la Expo de Zaragoza en 2008. En este último caso, el balance tampoco fue positivo.

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