El 27% de los grupos rescatados por la Guardia Civil durante los meses de verano resultan ilesos

Extravíos, agotamientos, deshidrataciones o enriscamientos se deben a "una mala decisión", según los expertos, que siguen apostando por no cobrar las intervenciones

Imagen de un rescate en un barranco este verano
Imagen de un rescate en un barranco este verano
Guardia Civil

Montañeros desorientados, enriscados, con hipotermia, deshidratados, con signos de agotamientos extremo... Este verano abundan entre los rescatados perfiles de personas que, pese a no sufrir ninguna lesión, tienen que pedir ayuda porque han sufrido algún percance. Según los expertos, son las intervenciones más fáciles de evitar para reducir la elevada siniestralidad en la montaña ya que tienen que ver con planificar adecuadamente una ruta antes de salir o darse la vuelta a tiempo.

Los dos meses de más actividad para los grupos de rescate se han cerrado con una media de más de 2,5 intervenciones diarias. El año pasado en julio y agosto hubo 166 rescates y seis fallecidos, y este año la cifra de intervenciones es similar, aunque con ocho fallecidos, a falta de los datos oficiales que se hacen púbicos al final de la campaña estival, en octubre. Llama especialmente la atención el elevado número de ilesos, superior al de los heridos.

La tendencia ya se venía observando en los últimos años. Según un estudio de la campaña Montaña Segura, el 27% de los rescates se saldan con todo el grupo ileso, en base a las estadísticas del Servicio de Montaña de la Guardia Civil correspondientes a los meses de verano, en el periodo 2010-2017, en todo Aragón. El porcentaje varía según las actividades. En el senderismo, los rescates sin ningún lesionado que justifique que no pueden seguir por sus propios medios llega al 34%. Baja al 22% en la alta montaña y en barrancos al 15%.

Para los expertos, esto tiene una clara interpretación. "Esos rescates en los que todos están ilesos deberían ser los más fáciles de evitar porque son los que tienen que ver con la toma de decisiones", aclara la coordinadora de Montaña Segura, Marta Ferrer. Los extravíos y los agotamientos se podrían evitar si uno se da la vuelta antes o está atento al cansancio. En suma, aclara, "muchas veces se trata de abandonar la actividad antes de finalizar".

El porcentaje de ilesos individuales, que pertenecen a grupos donde sí hay heridos, sube al 50%. Es habitual evacuar en helicóptero a los acompañantes si son menores, no saben por dónde seguir porque el herido guiaba la excursión o acompañaban a un fallecido y están conmocionados.

Entre el 6 y el 8 de agosto se produjo el mayor número de intervenciones del verano, la mayoría por desoír las alertas meteorológicas, con varios grupos atrapados por las tormentas a los que hubo que ir a sacar. En total, 13 rescates y 52 evacuados. El 65% (34 personas) sin ningún daño.

José María Nasarre, director del máster en Derecho de los Deportes de Montaña de la Universidad de Zaragoza, se muestra impresionado por estas cifras y sobre todo por el número de ilesos. Muchos, dice, son "casos claros de negligencia en la preparación de la actividad, ignorancia, atrevimiento... sobrevaloración de las propias facultades".

Pone este hecho en relación con el eterno debate sobre el cobro de rescates. "Hay muchos más rescates de personas ilesas o con pequeñas lesiones, que probablemente si supiesen que se cobra el rescate, en vez de llamar al helicóptero, continuarían con la actividad, y al final se accidentarían. Esto tendría un coste en camas hospitalarias, bajas laborales e incluso en pensiones de invalidez. Siempre hemos pensado que el cobro de los rescates tiene esta perversión", concluye.

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