Rescatados varios montañeros con agotamiento extremo

En los últimos días, la Guardia Civil ha encadenado nueve operaciones de salvamento para socorrer a heridos, enriscados, extraviados o excursionistas con hipotermia.

Uno de los rescates realizados la semana pasada
Uno de los rescates realizados la semana pasada
Guardia Civil

Extraviados, enriscados, con hipotermia, mojados o con agotamiento extremo. Son algunas de las causas que han motivado los rescates realizados en los últimos días por la Guardia Civil de Montaña, que entre el 10 y el 12 de agosto intervino en nueve operaciones de salvamento.

En dos de los casos, la intervención se produjo porque los excursionistas estaban exhaustos. Uno de ellos es un vecino de Gerona de 56 años, al que se localizó el pasado viernes con "signos de agotamiento extremo". Él no pidió auxilio sino que fueron los guardias los que acudieron en su búsqueda al comentarles unos excursionistas en el refugio de Bachimaña, donde estaban realizando otro rescate, que en el ibón Inferior habían adelantado a un hombre que parecía muy cansado. Los especialistas del equipo de Panticosa se dirigieron rápidamente a remontar el sendero hasta dar con él. Una vez localizado, fue acompañado hasta el refugio, donde manifestó que llevaba varias jornadas caminando y que estaba exhausto y con ampollas en los pies. Finalmente se le trasladó al helipuerto de Panticosa y desde allí en un vehículo al lugar donde se hospedaba. La Guardia Civil lo convenció de que descansase unos días antes de continuar con su ruta.

Solo un día después, el sábado, se repitió un caso similar. Un hombre de 39 años vecino de Guipúzcoa avisó para decir que se había extraviado junto a su pareja, de 38, en el descenso de los picos de Los Infiernos. Los agentes del Greim contactaron con ellos y les dieron instrucciones para que fueran por el barranco de Pondiellos (Sallent de Gallego) mientras ascendían a su encuentro. Tenían síntomas de agotamiento extremo y dolor en los pies. Fueron acompañados hasta el coche de la Guardia Civil, pero al preguntar si necesitaban asistencia sanitaria, la declinaron. Solo necesitaban descanso, por lo que fueron trasladados hasta su vehículo particular en el balneario de Panticosa.

También hubo dos rescates motivados por enriscamientos. Una pareja de Alicante de 27 años, que se encontraba en las proximidades del collado de Aísa, se quedó atrapada en una zona cubierta por la niebla y con mucho viento. Por suerte, localizaron una cueva donde resguardarse, pero era un terreno de difícil acceso y con fuerte pendiente. Cuando los guardias llegaron hasta ellos, presentaban una leve hipotermia, pero estaban ilesos.

También quedaron enriscados tres miembros de una misma familia, una pareja de 45 y 48 años y una menor de 13, vecinos de Barcelona, que hacían senderismo en Graus. Se desorientaron y al intentar volver al camino se quedaron atrapados en una zona de grandes pendientes y bastante dificultad, según la Guardia Civil. Los socorristas los localizaron y los acompañaron hasta una pista forestal donde tenían su coche.

Además, una montañera israelí de 25 años tuvo que ser auxiliada porque la lluvia mojó todos sus enseres. El aviso se dio de madrugada. Estaba en el inicio de la Faja de las Flores, en el Parque Nacional de Ordesa, y le había sorprendido una fuerte tormenta. Solo tenía una pequeña tienda para guarecerse, pero no podía moverse por estar aterida por el frío. El Greim de Boltaña se desplazó en helicóptero hasta el lugar con las primeras luces. Los guardias comprobaron que se encontraba ilesa, proporcionándole ropa y bebida caliente. Finalmente fue evacuada hasta la pradera de Ordesa para que continuase por sus propios al no necesitar asistencia sanitaria.

En los otros rescates, la Guardia Civil evacuó al hospital San Jorge a un barranquista guipuzcoano de 32 años accidentado en el barranco de la Peonera (Bierge), que al saltar a una poza se hizo daño en la rodilla; a una madrileña de 66 años con una herida en un pómulo que se cayó y se golpeó con una roca en Panticosa; a una bañista francesa de 36 años, con una lesión en el tobillo en el río Alcanadre, entre los pueblos de Bara y Bibán (Sabiñánigo); y a una zaragozana de 68 años que se cayó bajando del Balcón de Pineta (Bielsa) y sufría una lesión en una muñeca.

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