"Van a reducir mucho el turismo aquí y la gente ya no vendrá al valle de Vió”

Pedro Palacio regenta el Hotel Palazio, un negocio familiar que abrió en 2001 en Nerín. Este año tuvo que cerrar el comedor donde en época de bonanza llegaron a dar 200 comidas. "El año pasado fue una ruina y tuvimos que cerrar a cal y canto", dice en relación a la falta de accesos a Añisclo.

El hotel Palazio, un negocio familiar, abrió en 2001 en Nerín (valle de Vio).
El hotel Palazio, un negocio familiar, abrió en 2001 en Nerín (valle de Vio).
P. Palacio

La noticia de la pronta reapertura de la carretera de entrada al cañón de Añisclo, la Hu-631, tiene un sabor agridulce para muchos. Pedro Palacio, quien regenta en Nerín un hotel familiar que abrió en 2001, es una de las voces más críticas del valle.

Cansado de promesas electorales que no revierten en su zona, este oscense afincado en Añisclo asegura que el cierre de esta carretera ha caído como un jarro de agua fría en los pueblos de Nerín y Fanlo, y mira con recelo su reapertura, limitada a vehículos autorizados.

"En vez de favorecer la creación de empleo en la zona, la carretera nos hace quitar puestos. El turismo aquí llega con cuentagotas porque la señalización de Obras Públicas está muy mal. Hay clientes que dan vueltas de 60 kilómetros para venir e incluso dan la vuelta por Sarvisé... Lo que viene detrás de la carretera es el cierre", augura con tristeza este empresario del valle.

El negocio familiar que hoy regenta se ubica en un paraje natural privilegiado, pero la despoblación se ha cebado con los pueblos de su entorno y apenas unos pocos mantienen habitantes todo el año. "A todo el mundo se le llena la boca con favorecer a los núcleos pequeños, pero luego aquí vivimos 5 personas fijas todo el año (ahora en verano alguno más)", relata el dueño del hotel Palazio. En él trabajan 11 personas, pero reconoce que ha habido tiempos mejores desde que lo abriera su familia hace hoy 18 temporadas. "Hemos llegado a dar 200 comidas, muchas de 100 y 90 cuando empezó la crisis, pero el año pasado fue una ruina y este año cerramos a cal y canto el comedor. Son puestos de trabajo que quitamos mientras los políticos se inflan a hablar de ayudar a los pueblos y combatir la despoblación. La noche la trabajamos bien, pero el día nos ha hecho polvo", confiesa este hostelero amante del Pirineo.

La entrada al cañón de Añisclo que tanta vida ha dado durante años a los pueblos de Nerín y Fanlo es un atractivo "único" que a su juicio convendría cuidar para asentar población en el territorio. "Es muy bonito en otoño por el cambio de hojas, pero en primavera todo el mundo subía por la carretera del cañón", recuerda.

A su juicio, detrás de todas las medidas que se están llevando a cabo en la zona se esconde el cierre de la carretera. "Primero la cortaron al tráfico para que la gente se acostumbre a no pasar, y luego a pagar por el cañón… La carretera de Puyarruego la ensancharon también con dinero de subvenciones que cayeron, pero luego los coches hacen 50 kilómetros de más por una mala señalización del desvío", lamenta este hostelero, que teme la pérdida de visitantes que mantienen vivos los negocios de la zona. "Van a reducir mucho el turismo aquí y la gente ya no vendrá al valle de Vió. Aquí me llega un cliente enfadado y a los políticos les da igual. El Parque Nacional cuando se amplió en el 82 era todo terreno del ayuntamiento y fincas privadas de los vecinos escrituradas dentro del parque. Se cedieron. Aquí nadie cobró nada. Ahora bien, si los antepasados vieran lo que se está haciendo aquí, hundiendo el valle, seguramente lo habrían hecho de otra forma", dice con nostalgia.

El suyo, a pesar del perjuicio ocasionado por el cierre de esta carretera, es uno de los negocios que sobreviven junto al Albergue Añisclo en esta parte del valle. Cuenta que en Nerín antaño hubo también una pensión, pero lleva cerrada cinco o seis años. No hubo relevo generacional en este otro negocio.

Pedro, quien se aferra a vivir del turismo en la zona, se muestra convencido de que "el potencial que tiene Añisclo es muy fuerte", pero echa en falta que el reclamo que supone Ordesa no revierta por falta de accesos, trabajo y subvenciones en su zona. "El 53% de las hectáreas del Parque Natural son del valle nuestro, valle de Vió, y sin embargo es al sitio que menos nos favorece. Si mis abuelos cuando cedieron el terreno se enteraran a día de hoy de lo que hay, no se habría cedido...", afirma convencido.

Para Palacio, la mejor solución sería dejar la actual carretera de entrada a Añisclo de libre circulación, porque si no -augura- el daño para la zona va a ser todavía mayor. "Van a quitar mucho turismo aquí y la gente se irá por otros lados en vez de por la zona nuestra. Si al turismo le dejas hacer lo que quiere y no lo tratas como a ganado, la gente se mueve y se reparte por todo, pero si le exiges y lo limitas, aquí en valle de Vió nos van a dejar más que tirados", cavila resignado.

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