Atascos en el puente de Mahoma para subir al Aneto, con esperas de más de media hora

Los guías de Benasque dicen que no se ha planteado ordenar el paso y que si se equipa, «aún vendrá más gente»

El puente de Mahoma ofrecía esta imagen el sábado a las 12.00
El puente de Mahoma ofrecía esta imagen el sábado a las 12.00
Heraldo

La imagen es más propia de un paisaje urbano que de la alta montaña. El primer fin de semana de julio se repitieron los atascos en el puente de Mahoma, conocido popularmente como paso de Mahoma, ruta obligada para subir al Aneto. La masiva afluencia de montañeros en el inicio del verano provocó que quienes ascendían el sábado al techo de los Pirineo soportaran esperas de más de media hora en algunos momentos para superar el pasillo de 40 metros de longitud que separa la antecima de la cumbre (3.404 m). Un aliciente añadido esta temporada es la abundancia de nieve en el recorrido.

La Asociación de Guías del Valle de Benasque reconoce que las aglomeraciones suponen «un riesgo» y atribuye las colas, sobre todo, «a la falta de experiencia y el miedo» ante la verticalidad y estrechez del tramo, compuesto por bloques de granito disgregados y amontonados que dificultan la progresión. «Los grupos guiados lo pasamos en unos minutos, pero yo he visto a una chica tardar una hora y media y a otros ir a gatas», comenta su presidente, Jordi Clariana.

Nunca se ha planteado ordenar el paso. Según este guía veterano, la instalación de cuerdas fijas o cables «sería peor, porque si lo haces más asequible, aún vendrá más gente». Admite que el paso no se hace de forma ordenada. «Todo el tiempo hay gente subiendo y bajando. Pides turno para la entrada, pero cuando se concentran tantas personas, es como en el metro, que todos quieren entrar y salir a la vez». Los guías consiguen avanzar con sus grupos. «No es que te cueles, es que progresas más rápido», matiza.

El colectivo ha analizado el asunto, pero cree que la solución no es fácil. En opinión de Clariana, «el problema radica en que todos quieren subir al pico más alto, cuando hay muchos tresmiles en el Pirineo». Incluso se afronta sin experiencia previa en otras cumbres más asequibles. Él aconseja esperar a los meses de junio o septiembre, con menos aglomeraciones.

El servicio de autobuses que acerca a los montañeros desde Benasque a la Besurta y Vallibierna para enfilar las dos rutas de ascensión (por la Renclusa y Coronas) se puso en marcha el viernes. Los primeros viajes, a partir de las 4.30, iban llenos. «El sábado, a las 5 de la madrugada, solo en la Besurta había 150 personas con frontales andando para arriba. Todo un espectáculo», explica Enrique Pueyo, responsable en Benasque de la compañía de transportes Alosa. No todos iban al Aneto, pero sí la mayoría. Era el primer fin de semana de vacaciones y además este año hay más nieve que nunca, lo que curiosamente facilita la ruta, al cubrir el hielo del glaciar y los pedregales. «Algunos todavía bajan una parte esquiando», asegura Pueyo.

Poco accidentes, pero mortales

Según Marta Ferrer, coordinadora de la Campaña Montaña Segura, es principalmente en el glaciar del Aneto donde se dan los accidentes por la falta de material y el cansancio. En el puente de Mahoma son contados, eso sí, mortales. Y es que la peligrosidad de este paso no apto para personas con vértigo radica, además de en su configuración física, en la alta densidad de personas que lo cruzan simultáneamente.

Precisamente ayer, en el marco de la campaña de la DGA y la Federación Aragonesa de Montañismo, comenzaron las charlas Aneto Seguro, organizadas desde hace varios veranos. Habrá cuatro cada semana (lunes, miércoles, viernes y sábado) hasta septiembre, en el palacio Condes de la Ribagorza de Benasque (18.00).

Las conferencias corren a cargo de los guías de la asociación, que informan de itinerarios, material u horarios aconsejables. Es importante, dicen, no salir tarde, porque en caso de tener un problema, cuando más avanzado esté el día, más dificultades habrá para el rescate. «La meta no es el pico, es regresar. Muchos gastan todas sus energías en llegar a la cima y en la bajada van agotados, es cuando más accidentes se producen», señala el presidente de los guías del valle de Benasque.

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