El mal tiempo y las campañas de prevención reducen en un 30% los rescates invernales

El mal tiempo, sobre todo los fines de semana, y las continuas y abundantes nevadas han hecho que, lejos de aumentar los accidentes de montaña, el número de rescates haya disminuido en un porcentaje muy elevado. La Guardia Civil, que este jueves ha hecho balance de la campaña invernal, realizó entre el 1 de noviembre de 2017 y el 30 de abril de 2018 casi un 30% menos de intervenciones que en las mismas fechas del invierno anterior, una cifra que rompe con la tendencia creciente de accidentes. En total se produjeron 64 operaciones de socorro, con 91 rescatados, 6 fallecidos (uno más), 41 heridos y 44 ilesos. Un dato “significativamente inferior”, en palabras de la subdelegada del Gobierno en Huesca, María Teresa Lacruz, teniendo en cuenta además que cada año va más gente a la montaña.

En su opinión, una de las razones es que las campañas de prevención y sensibilización “surten efecto” y los turistas las van interiorizando, tanto las de la Guardia Civil, como las del Gobierno de Aragón, a través de Montaña Segura, así como el trabajo de otros colectivos, entre los que ha citado la asociación de empresas de turismo activo.

El Plan de Prevención de Accidentes incluye los controles contra el intrusismo. En los últimos meses, se han realizado 11 inspecciones en empresas de turismo activo que se han saldado con 20 infracciones administrativas por irregularidades como la carencia de titulación adecuada o la ausencia de una sede social de las empresas. También hubo 53 denuncias en estaciones de esquí por consumo de drogas.

Otra de las causas para explicar la disminución de los rescates, a juicio del teniente coronel Francisco Javier Vélez, jefe de la Comandancia de Huesca, son las adversas condiciones meteorológicas del pasado invierno, sobre todo los fines de semana, cuando se dispara la cifra de personas en la montaña. Las grandes nevadas, ha asegurado, han provocado una disminución del número de senderistas y con ello del riesgo de accidentes. El elevado riesgo de avalanchas también obligó a estar en alerta, de forma que los ciudadanos “se preocuparon más por el tiempo que se iban a encontrar”. Y es que si los rescates bajaron un 28,9%, la cifra de personas rescatadas disminuyó en un 41,3%, y un 22,6% los heridos.

El esquí de montaña fue la actividad que originó más rescates, el 23%, seguida del senderismo (18%) y la progresión por terreno abrupto (12%). En cuanto al tipo de accidente, la causa principal está en tropiezos o caídas y en menor medida los enriscamientos, deslizamientos por pendientes o problemas físicos. El hecho de que prácticamente no hubiera ningún extravío se atribuye también al menor número de senderistas por el mal tiempo. En cuanto al perfil de los rescatados, se trata principalmente de varones (75%), de entre 19 y 40 años (31%), no federados (51%), sin guía (90%), que sobrestiman sus posibilidades (54%) y carecen del nivel técnico suficiente (40%).

El teniente coronel de la Guardia Civil ha alabado la profesionalidad de los pilotos del helicóptero, los médicos del 061 y los grupos de rescate del Greim, así como el trabajo del 112 y del Centro Operativo de Seguridad (COS), que reciben las llamadas de alerta y coordinan las intervenciones. En este sentido, ha anunciado la revisión del protocolo de actuación con un elemento que ya se está aplicando en Andalucía, la llamada a tres cuando entra una alerta de accidente, de forma que al mismo tiempo que los pilotos y los socorristas, el médico pueda conocer el tipo de intervención y las necesidades sanitarias del accidentado, reduciendo así el peso del material a transportar.

La unidad aérea de Huesca ha conseguido reducir a la mitad el tiempo máximo de reacción marcado por la normativa de la Guardia Civil entre la primera alerta y la intervención. En 30 minutos las unidades ya están en disposición de afrontar un rescate.

Precisamente el comandante Alberto Rodríguez, al mando de la unidad de helicópteros de Huesca, ha hablado del rescate más comprometido de esta campaña invernal. Fue el realizado a finales de abril en el barranco Palomeras de Colungo, con paredes de 30 metros de altura y una anchura de 1 metro. Fue necesario atar una cuerda al cable de la grúa del aparato para poder ascender la camilla con el accidentado y un socorrista, en un despegue vertical de gran riesgo en el que hubo que sacar colgando a los dos. “Era la primera vez que hacíamos una maniobra así”, ha explicado.

La subdelegada se ha referido por último a la reciente aprobación en el Congreso de una propuesta para la creación en Huesca del Observatorio Nacional de Accidentes de Montaña. Según María Teresa Lacruz, el Gobierno lleva varios meses trabajando en esta cuestión y ha dicho que el lugar más adecuado para albergarlo es la subdelegación del Gobierno.