Los vecinos de Barbastro y Graus respiraron ayer aliviados tras una tensa noche por los dos incendios que se declararon en la tarde del lunes y que fueron avivados por el fuerte viento, llegando a cortar la N-240 y la N-123-A. Tras muchas horas de intenso trabajo, quedaron controlados dejando más de 50 hectáreas quemadas de pinar y de monte bajo. No obstante, en ambos casos se quedaron cuadrillas terrestres por la noche para seguir refrescando la zona.

El más dañino fue el originado entre Secastilla y Graus, que se dio por controlado a las 17.15 de ayer, 24 horas después de su inicio, tras arder 43 hectáreas de arbolado. El fuego se propagó con gran rapidez debido a la sequedad del terreno y a las ráfagas racheadas de viento, pero la rápida intervención de los bomberos y voluntarios de Protección Civil de Graus y de los Agentes de Protección de la Naturaleza impidió que se llegara a descontrolar. A las labores se sumaron ayer bomberos de Benabarre y Villanova, una cuadrilla helitransportada, cinco terrestres y dos helicópteros. "Han hecho un trabajo formidable conteniendo las llamas y evitando su propagación porque el incendio tenía un aspecto muy preocupante", admitió el alcalde, José Antonio Lagüens, que agradeció la "extenuante y arriesgada" labor de todos los equipos.

La DGA informó de que aunque se están investigando las causas, todo apunta a que el de Graus pudo originarse por una chispa desprendida del tendido eléctrico. En el caso de Barbastro, el Seprona de la Guardia Civil abrió ayer una investigación para determinar si el incendio que arrasó 9,3 hectáreas de monte bajo en el barranco de La Mina, próximo a varias fincas y a una estación de servicio y concesionario, pudo ser intencionado. Y es que no es época de cosecha ni es un barranco transitado para arrojar colillas.

El fuego quedó controlado a la 1.30 de la madrugada y prácticamente extinguido a lo largo de ayer, gracias al trabajo de una cuadrilla con una autobomba que se quedó apagando rescoldos.

Se inició poco antes de las 18.30 del lunes en la zona de los Alparraces lindando con la entrada a la población de Barbastro, desde Huesca. En ese entorno se ubican varias casas con fincas y empresas que sufrieron daños materiales. Afortunadamente se salvó el concesionario y estación de servicio Huguet Hermanos. Como explicó su gerente, José Vicente Viñuales, "no hay ningún daño material, aunque hay que esperar a que se enfríen los muros". "No hubo riesgo porque a pesar de que los materiales son inflamables, el 112 cerró la gasolinera, la zona más peligrosa, y no pudo emitir gases. Los depósitos están perfectamente aislados y las instalaciones están bien hechas, pese a que el fuego se acercó a los muros y estuvimos rodeados cinco minutos por las rachas de aire. El susto fue grande", admitió.

Alarma en el hospital

Según el informe del parque de bomberos del Somontano, el viento hizo que las tres primeras horas fueran críticas hasta contener el contorno. Los gases y humos afectaron al hospital por lo que hubo que cerrar la ventilación y todas la puertas, incluido Urgencias, aunque pudo seguir funcionado. Sobre las 2.00, y tras una revisión perimetral, el hospital ya estaba libre de humos. El incendio también afectó a la N-240 a la entrada de Barbastro, que tuvo que cortarse por afección de humo hasta la 1.30.

En las labores de extinción intervinieron once bomberos, cuatro autobombas y un vehículo ligero de los bomberos del Somontano; una autobomba forestal y dos bomberos del Cinca Medio; una cuadrilla helitransportada con base en Bailo, cinco agentes de Protección de la Naturaleza, veinte personas de cuadrillas de Monzón, Somontano y Guara y dos autobombas de la DGA. También intervinieron Protección Civil del Somontano, Policía Local y una empresa con dos palas.