Graus celebra una animada Feria Agroalimentaria del Pirineo

La feria se desarrolló de forma paralela, independiente y complementaria a la tradicional feria generalista del primer domingo de mayo.

Imágenes de Graus
Imágenes de Graus

La agradable jornada casi veraniega animó el desarrollo de la cuarta edición de la Feria Agroalimentaria del Pirineo que se celebró ayer en la Plaza Mayor de Graus. Durante toda la jornada, centenares de personas se acercaron a conocer la oferta de la veintena de establecimientos procedentes de distintas localidades ribagorzanas y, como novedad este año, de Sobrarbe, Somontano y Alto Gállego que mostraron propuestas tan variadas como los embutidos de la zona, quesos, mermeladas artesanales, aceites, vinos y licores, productos hortícolas, de pastelería y de panadería o la cerveza artesanal que se elabora en Benabarre.

La feria se desarrolló de forma paralela, independiente y complementaria a la tradicional feria generalista del primer domingo de mayo que se celebra en la villa ribagorzana desde hace más de un siglo. Esta doble propuesta ferial hizo que las calles de Graus volvieran a ser un hervidero de personas llegadas desde toda la comarca ribagorzana para disfrutar de una jornada plenamente festiva.

Al arrimo de la convocatoria tradicional, la Feria Agroalimentaria del Pirineo nació hace ahora cuatro años con la voluntad de convertirse en el escaparate de la producción de la industria ribagorzana de los productos de trasformación agrícolas y ganaderos para el consumo humano, un sector considerado clave en la economía y la potencialidad de futuro de la comarca. Como viene siendo habitual desde la primera convocatoria, el programa del certamen proponía la celebración de actividades complementarias. En esta ocasión, por la mañana tuvo lugar un animado taller de cocina para niños y, ya por la tarde, uno –también muy concurrido- de elaboración de gintonics para los más mayores.

En las vecinas calles del Barranco y Salamero, más de cien puestos feriales con una variopinta propuesta de todo tipo de artículos mantuvieron la tradición de la feria de San Miguel de mayo y recibieron la visita de numerosos vecinos de toda la comarca ribagorzana que, en su inmensa mayoría, cumplieron con la tradición de “enferiarse” con alguno de los artículos puestos a la venta.

La Feria de Mayo se creó en 1907 para complementar la oferta ferial grausina que se compone además por las ferias de San Miguel de septiembre y la de Santa Lucía y el mercado semanal de los lunes. En estos 110 años de andadura, su celebración se ha visto acompañada en algunos momentos por ofertas más específicas como las que plantearon en su día los certámenes Propirineo o Expo-Ribagorza; un camino que se recupera con esta Feria Agroalimentaria del Pirineo de esta villa ribagorzana que nace con vocación de pervivencia y que ya el año pasado fue incluida en el calendario oficial de ferias de Aragón tras la solicitud en este sentido realizada por el ayuntamiento grausino.

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