Panillo celebra la llegada del año del Pájaro de Fuego Femenino

El 2144, en el calendario tibetano, augura unos meses menos turbulentos, pero también algunos cambios y el comienzo de nuevas etapas.

Celebración del año nuevo tibetano en Panillo.
Celebración del año nuevo tibetano en Panillo.
Ángel Gayúbar

En una muy concurrida y colorista celebración, la comunidad budista de Panillo daba este lunes la bienvenida al año 2144 del calendario tibetano que llega bajo los auspicios del Pájaro de Fuego Femenino augurando unos próximos meses menos turbulentos que los doce anteriores, pero también algunos cambios y el comienzo de nuevas etapas.

En una luminosa mañana, numerosos fieles, amigos, vecinos y curiosos arroparon a la comunidad budista ribagorzana en la ceremonia del Lo Sar, el momento álgido de una serie de actividades propiciatorias que se han venido desarrollando desde los primeros días de la luna creciente hasta estos momentos de luna nueva. La explanada que se abre frente al templo fue el escenario del acto más multitudinario cuando los lamas residentes e invitados dirigieron el ritual de bienvenida al año entrante y la ofrenda de humo blanco “que todo lo purifica” o “Ri Uo Sang Chö” que tuvo como colofón el lanzamiento de harina al cielo, el “Gyel Lo”, como expresión del deseo de los mejores auspicios antes de que los asistentes entraran en el templo para realizar las preceptivas ofrendas propiciatorias a Buda y participar en una segunda parte de la celebración en la que tuvieron un especial protagonismo las exigentes danzas rituales simbólicas –recuperadas después de varios años de ausencia- y la actuación de los bufones butaneses.

La celebración del año nuevo aún tiene este martes un último capítulo con la lectura de la 'Prajnaparamita' y la posterior procesión de la comunidad budista por los terrenos del centro budistas portando los textos del 'Kangyur'.

La presidenta de la Fundación Dag Shang Kagyu y portavoz de la comunidad, Isabel Alcántara, comenta que, de acuerdo con la astrología tibetana, este año entrante va a ser "más suave que el anterior" por el influjo femenino pero no exento de cambios propiciados por el fuego, un elemento purificador, y que estará acompañado por el comienzo de nuevas etapas alentados por el pájaro, un animal que invita a iniciar nuevos proyectos.

Alcántara explica que esta ocasión las ceremonias previas al Lo Sar han tenido mayor intensidad que en años anteriores ya que, por tercera vez desde que se instaló la comunidad Dag Shang Kagyu en tierras ribagorzanas en 1984, se han celebrado en los anteriores siete días los rituales del 'drubchen' de forma ininterrumpida las 24 horas diarias aprovechando la reciente salida hace unas jornadas de los diez retirantes que finalizaron el retiro espiritual de tres años, tres meses y tres días. "Es un ritual mucho más intenso que los que desarrollamos habitualmente y requiere de la presencia de numerosos fieles porque no se puede detener en ningún momento de los siete días", subraya.

El periodo del año nuevo tibetano se considera un momento importante en la vida de los budistas. Tras los primeros días de la luna creciente del mes de febrero y hasta la luna nueva siguiente, converge todo un conjunto de celebraciones y prácticas que tienen como objetivo finalizar el año en curso y dar inicio al siguiente, creando las mejores condiciones para que esta transición resulte lo más auspiciosa posible para la comunidad budista y para todos los seres en general.

El tibetano es un calendario de tipo solar y lunar que se basa en los movimientos del sol y de la luna, siguiendo los días y los años al primero y los meses a la segunda con un sistema para ajustar el desfase existente entre ambos. Los años se designan por el nombre de un animal junto con un elemento. Son 12 animales y 5 elementos a los que se suma la calidad masculina o femenina del año en cuestión. Según la tradición astrológica, estos elementos determinarán las líneas generales del devenir de los próximos meses.

La celebración del año nuevo tibetano es uno de los momentos en que se hace más visible la actividad –incesante, por otra parte- de la comunidad budista ribagorzana Dag Shang Kagyu que está vinculada a los linajes Dagpo y Shangpa Kagyu del budismo Vajrayana. En la actualidad, esta comunidad cuenta con cuatro lamas veteranos procedentes de Bután y otros cinco que se han ido formando en las dos últimas décadas residiendo permanente en Panillo –aunque desarrollan labores de apoyo y asistencia a otras comunidades budistas de la península y las islas Baleares y Canarias- y entre cinco y siete lamas que permanecen durante bastantes momentos del año, además de una quincena de fieles residentes habituales. Realiza numerosas actividades formativas y de difusión de la filosofía budista que congregan siempre a numerosos fieles y personas interesadas. Además del templo, el complejo de Dag Shang Kagyu cuenta con una shedra –o centro de estudios budistas- y con unas dependencias habilitadas para propiciar el retiro y la meditación de los fieles.

Por otra parte, el lamasterio ribagorzano está desarrollando en los últimos años un proyecto editorial para acercar a los fieles y a las personas interesadas textos de divulgación y también trabajos de profundización en la filosofía budista traducidos al castellano.

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