Un edificio que utilizaban los 30 alumnos de Infantil del CEIP Pablo Luna de Alhama de Aragón está clausurado desde el inicio de este curso por su mal estado. El pasado 29 de agosto, miembros de la asociación de padres y madres pudieron ver restos de las placas del techo desprendidos sobre el suelo de este espacio que los pequeños suelen utilizar de gimnasio.

"Está lleno de humedades, cristales rotos y sin ventanas", explicó Betsabe García, responsable de la asociación, que instó a que se acometan mejoras porque "es un peligro". Esta entidad celebró una reunión para que "todos los padres sean conscientes de la situación".

A finales del curso pasado, un arquitecto, que ya había visitado el edificio cuatro años antes, redactó un informe con la problemática y las intervenciones necesarias en el inmueble. En este documento, se explica que "si se hubieran llevado a cabo las actuaciones de 2013 se podían haber evitado y minimizado los daños".

Estas actuaciones, valoradas en unos 22.000 euros, según se refleja en el documento consultado por este periódico, consistían en la retirada de la cubierta de teja y la placa de fibroasfalto y la colocación de unas nuevas, así como canalones y bajantes. De la falta de intervención, las humedades observadas se habían reproducido ya en mayo de 2018 por la primera y la segunda planta.

"En julio mandé una carta al Servicio Provincial de Educación. Queríamos tener una entrevista y ver qué colaboraciones se podrían hacer, si tenemos que poner un porcentaje…", indicó Raquel Peña, concejal responsable. Sin embargo, señaló que este departamento no ha contestado.

Fuentes de Educación pusieron de manifiesto que el edificio es municipal y de "uso escolar esporádico". En este sentido, apuntaron que no están autorizados a intervenir, aunque reconocieron que se ha estudiado la situación. "Pedimos que nos contesten o que nos reciban", insistió la edil. Así, aseguró que las obras de remodelación en el edificio de las propias escuelas, situado en paralelo a la avenida Aragón, "las asumió el Ayuntamiento". La Diputación de Zaragoza respaldó esas intervenciones en 2014 con una ayuda de 90.000 euros.

Hasta que se haya una solución, los pequeños tendrán que usar el pabellón municipal para hacer parte de sus actividades.