Raúl Cuevas: "Todos intentamos atraer a gente a los pueblos, pero es difícil"

Tiene 32 años, arquitecto y licenciado en Administración y Dirección de Empresas y prepara oposiciones. Es su primer mandato como alcalde de Codo por el PP.

El alcalde, en la reserva ornitológica del Planerón, lugar de rodaje de muchos 'spots' publicitarios.
El alcalde, en la reserva ornitológica del Planerón, lugar de rodaje de muchos 'spots' publicitarios.
A. Fernández

¿Por qué decidió entrar en política?

El anterior ya llevaba 12 años y nadie del pueblo quería ocupar el cargo. Lo hablamos unos amigos y nos presentamos para hacer cosas por el pueblo. Las listas de los partidos eran fantasmas.

¿Con qué se queda de estos casi tres años de legislatura?

Nos basta con que alguien agradezca el esfuerzo que supone. Esa es la recompensa. Por trabajo vivo en Zaragoza, como mis compañeros, pero voy a Codo varias veces entre semana. Todos tenemos familia allí. Los concejales del PSOE vinieron el día de la toma de posesión y no han vuelto porque no tienen ningún vínculo con Codo. Es lo que pasa en los pueblos pequeños. Se da más habitualmente de lo que parece.

¿Hay confusiones por el nombre de Codo y Codos, en la Comunidad de Calatayud?

Suele pasar. Han venido ganaderos de vacas para fiestas que tenían que ir a Codos. O al revés: una orquesta que iba a tocar aquí ha aparecido allí.

¿Hay mucha tradición taurina?

Sí, la verdad es que en el pueblo siempre ha habido festejos.

En 2016, organizaron in extremis en diciembre las vaquillas que no autorizó la DGA en agosto.

Así es. Hubo un problema con la gestoría, que no tramitó un papel veterinario y se acabaron los plazos. Tuvo bastante repercusión. Decidimos hacer una nueva fiesta en invierno con vaquillas.

Y ya se ha quedado establecida como otra fiesta más.

Tuvo mucha acogida y, desde entonces, organizamos los festejos en agosto y también en diciembre. El pueblo está a tope, porque da la casualidad de que entonces no hay fiestas ni vacas en otros pueblos y todo el mundo viene aquí.

¿Cómo es celebrar unas vaquillas con bufanda?

Es raro, porque todo el mundo está con la cazadora pasando frío, pero la gente está contenta. Hacemos vacas por la tarde en la plaza, encierro y toro embolado.

¿Cuál es el secreto para conseguir atraer a gente a los pueblos?

Es lo más complicado que existe. Lo que intentamos todos por todos los medios es asentar población en el medio rural, pero es muy difícil.

¿Quedan vestigios de la Guerra Civil en el municipio?

Sí, al lado de la ermita del Calvario. Y cerca, en el término de Belchite, están las trincheras.

Ahora se quiere potenciar ese pasado en la comarca.

Se ha promovido la ruta ‘Huellas de la Guerra Civil’ en el Campo de Belchite, que propone a los turistas un recorrido señalizado por los principales escenarios que fueron lugares de ataque o defensa para ambos bandos durante la contienda.

¿Cual es el futuro de Codo?

Es complicado, porque el medio de trabajo es la ganadería o la agricultura. Y ganadería cada vez hay menos. Para la gente joven es imposible quedarse porque no hay trabajo, como en el resto de pueblos de la zona.

¿Se puede decir que es un pueblo de fin de semana?

Sí, lo bueno es que estamos a 50 kilómetros de Zaragoza, con lo cual cuando hay fiesta, algunas familias que tienen relación con el pueblo vuelven, muchas con hijos. Hay que intentar que no sea un pueblo de fin de semana, y estamos trabajando en ello. Tenemos un proyecto, que está en fase inicial, para crear una granja con capacidad para 20.000 gallinas ecológicas camperas. Generará entre ocho y diez empleos.

¿Lo va a impulsar el Ayuntamiento?

Sí. Buscamos asentar familias. Estamos llevando el abastecimiento de agua, vallando el terreno, tenemos concedidas todas las infraestructuras de las naves.

¿Qué otros proyectos tienen?

También estamos reformando un local para que los niños del pueblo tengan un espacio como biblioteca o ludoteca en invierno.

Campo de Belchite es de las comarcas más azotadas por la despoblación.

Y es muy difícil darle la vuelta. El turismo beneficia a poca gente que tiene casas rurales o apartamentos. Habría que crear una red productiva para abarcar más puestos de trabajo.

¿Es difícil vivir en un pueblo?

Así es. Siempre hay problemas, imprevistos, como cortes de agua o luz. Internet funciona fatal, igual que la cobertura de los móviles.

¿Qué tiene de positivo?

La tranquilidad y lo bien que se vive. Es un ambiente muy distinto al de la ciudad. Tenemos la suerte de estar en la reserva ornitológica del Planerón. Si lo ponemos en una balanza, gana el pueblo.

¿El paisaje estepario de Codo es especial?

Mucho. Es semidesértico. Y ese es precisamente su atractivo como lugar de rodajes de anuncios o incluso videoclips.

Una campaña de Audi simuló aquí la mítica Ruta 66.

Sí. A la gente le llama la atención por las llanuras enormes que hay.

Una de sus tradiciones es el dance o paloteado.

Se rescató y ahora jóvenes danzantes, con unas ayudas de embajadores rurales, intentan recuperar el teatro que acompañaba al dance. Están ensayando y lo representarán en las fiestas de agosto.

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