"Traer a un niño saharaui ha sido la mejor experiencia de nuestra vida"

Las asociaciones aragonesas Alouda, Um Draiga, Arapaz o Lestifta piden familias para acoger en verano a 130 niños y niñas de los campamentos de refugiados.

Lourdes Lozano y Javier Bailac con Abde, su niño saharaui de acogida, y su perro Lolo.
Lourdes Lozano y Josan Bailac con Abde, su niño saharaui de acogida, y su perro Lolo.
L L.

Lourdes Lozano, de Binéfar, llevaba años pensando en acoger a un niño o niña saharaui en el verano, pero por distintos motivos lo fue dejando "hasta que en 2022 le dije a mi marido –Josan Bailac– que sí o sí íbamos a traerlo", recuerda. Y dicho y hecho ya que contactaron con Alouda, la Asociación de amigos del pueblo saharaui del Alto Aragón, y consiguieron la acogida temporal de Abde, de 8 años. En 2023 repitieron y este año ya están preparando de nuevo su viaje "porque ha sido la mejor experiencia de nuestra vida a todos los niveles".

Junto a Alouda, hay otras tres asociaciones aragonesas que trabajan a favor del pueblo saharaui -Um Draiga y Arapaz (Zaragoza) y Lestifta (Teruel)-, que han hecho un llamamiento para captar familias interesadas en participar en el programa ‘Vacaciones en paz’ y encontrar así un hogar en Aragón durante los meses de julio y agosto a los 130 niños y niñas de 9 y 10 años de los campamentos de refugiados que quieren traer este año. 

Los interesados pueden contactar con Alouda (648 155 360) , Um Draiga (648 846 563) Arapaz (676 584 128) o Lestifta (665 913 282). Hay una primera entrevista informativa del programa y una segunda ya más a fondo si dan el paso.

Lourdes Lozano les anima a apuntarse: "No se arrepentirán y verán que ellos nos dan más de lo que les podemos dar nosotros". Esta madre de acogida asegura que los niños llegan "muy asustados" porque es un país desconocido para ellos y no saben ni el idioma ni la cultura. Pero eso tampoco fue una traba, ni siquiera al principio. "Abde no sabía decir ni 'hola', pero mi marido le preguntó si le gustaba más el Madrid o el Barça, él contestó que el Madrid y a partir de allí fue maravilloso".

Esta madre de acogida asegura que los niños llegan "muy asustados" porque es un país desconocido para ellos y no saben ni el idioma ni la cultura. Pero eso tampoco fue una traba, ni siquiera al principio. "Abde no sabía decir ni 'hola', pero mi marido le preguntó si le gustaba más el Madrid o el Barça, él contestó que el Madrid y a partir de allí fue maravilloso".

Lourdes se preparó unas cartulinas con frases en hassanía, una rama del árabe que se habla en el Sáhara Occidental. "Nos ayudaron mucho y fue como una esponja porque al final del primer verano se fue hablando ya un español perfecto", destaca.

Una de las imágenes que aún tiene en la retina es el primer baño de Abde en una piscina. "Se metió y tocaba el agua con los dedos. No se le quitaba la sonrisa de la cara de ver tanta abundancia de algo que ellos no tienen, no se lo podía creer", señala.

En este tiempo, Lourdes y Josan han viajado al Sáhara Occidental a conocer la situación de los refugiados y también a la familia de Abde. "Para nosotros era importante que nos conocieran y supieran el cariño que le tenemos. Le damos mucho valor a lo que hacen porque a ver quién deja a su hijo menor de edad con ocho años subirse a un avión para que vaya a otro país sin saber cómo ni cuándo vas a tener noticias de tu hijo o hija. Y hacia nosotros también nos han hecho notar que somos sus padres en España y nos sentimos muy afortunados por ello", agradece.

Lourdes Lozano y Javier Bailac con Abde en el museo del Real Madrid, el equipo de fútbol favorito de este niño saharaui.
Lourdes Lozano y Josan Bailac con Abde en el museo del Real Madrid, el equipo de fútbol favorito de este niño saharaui.
L. L.

El programa tan solo permite traer a un mismo niño o niña tres años y pero este matrimonio de Binéfar ya tiene previsto acoger en 2025 a la prima de Abde y en 2028 a su hermana.

Carmen Aznar, de Alouda, hace hincapié en que ‘Vacaciones en paz’ está subvencionado por el Gobierno de Aragón por lo que las familias no tienen que pagar el viaje ni los monitores que les acompañan, solo los gastos durante su estancia. "El requisito principal es tener disponibilidad de tiempo porque sobre todo las primeras semanas hay que estar muy al tanto ya que no manejan cosas tan habituales como las duchas, los ascensores o los semáforos", recalca.

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