Redactor jefe de Aragón en HERALDO DE ARAGÓN

Hacia un estadio único

Así será la nueva Romareda en Zaragoza
Así será la nueva Romareda en Zaragoza
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"Estamos a tope". Con esta frase, de autofirmación necesaria ante un desafío colosal, el arquitecto vasco César Azcárate cogió este lunes el micrófono y empezó a desgranar un viejo sueño, el de una Zaragoza que disponga al fin de un equipamiento tan rotundo que la empuje a las posiciones de cabeza de la liga de las grandes ciudades. "Será un estadio único en el mundo", comentó al describir los perfiles cóncavos y convexos de esa Romareda elegante y singular.

El acto de presentación del proyecto tuvo el trasunto de la inminencia, esa que da el hecho de mirar hacia la grada sur del viejo coliseo, donde dará comienzo el espectáculo de cuatro años de grúas, andamios, polvo y ruido. Solo faltan tres meses.

Entre los munícipes no faltaba el rumor inquieto que da la cercanía de lo extraordinario. Ya no queda nada y levantar un estadio de 180 millones de euros, IVA incluido, no es cosa fácil cuando los ladrillos se tienen que ir colocando mientras el Real Zaragoza se sigue jugando su ser o no ser sobre el césped. No hay político que asuma con comodidad las inconveniencias, especialmente si no van a quedar resueltas cuando en 2027 el escrutinio implacable de las urnas dé y quite razones.

Por eso del por si acaso, hacen bien el Ayuntamiento de la capital y el club al estudiar alternativas durante la ejecución de los trabajos de construcción (la solución de un estadio portátil de más de 20.000 espectadores en el Actur para la temporada 2025-2026 es la que más gusta). De este modo se podrían acelerar los plazos, reducir riesgos y molestias y garantizar el mejor resultado arquitectónico posible, siempre que se mantenga la contención presupuestaria que debe acompañar cualquier gran obra.

No hay marcha atrás cuando el futuro se planta delante. Los debates de la ubicación y el diseño ya pasaron y solo queda esperar que esa prometida Romareda "modelada por el cierzo" cierre de una vez una carencia urbana exasperante por su duración y su innecesaria controversia. Llega la hora de ver crecer el nuevo estadio. Azcárate está a tope. Y con él la ciudad también.

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