Las bandas que guían el camino de los cofrades en Semana Santa

Las agrupaciones de Ejea de los Caballeros, de Botorrita, Muel y Villanueva de Gállego marcan el paso de algunas cofradías y hermandades por las calles de Zaragoza.

La banda de Ejea de los Caballeros a su paso por la calle de Doctor Palomar, en Zaragoza
La banda de Ejea de los Caballeros a su paso por la calle de Doctor Palomar, en Zaragoza.
Francisco Jiménez

La Semana Santa de Aragón suena a tambores y bombos, a timbales y timbaletas, a heráldicas y cornetas, a carracas y matracas. A campanas. En algunas procesiones también se suman las bandas de música que interpretan unas marchas cargadas de sentimiento. En sus filas, clarinetes, flautas, saxofones y fagotes. Además de tubas, trombones, trompas y trompetas. Y caja, bombo y platos.

Desde hace diez años, el paso de María Santísima del Dulce Nombre camina al ritmo de la banda de música de Ejea de los Caballeros, que acompaña a la Humildad. «Es una pasada», resume Javier Comenge, director de esta agrupación y quien acaricia con la batuta y guía la música por las angostas calles de La Magdalena.

La banda cincovillesa participa en procesiones de Semana Santa de Ejea desde su nacimiento, allá por 1914. «Hay documentos que avalan que siempre se ha acompañado el Viernes Santo», menciona Comenge. En su Zaragoza participan entre 80 y 90 músicos, que comienzan a ensayar las piezas en el mes de enero.

La banda de Cornetas y Tambores Santísima Trinidad de Palencia, que también acompaña a la Humildad de Zaragoza
La banda de Cornetas y Tambores Santísima Trinidad de Palencia, que también acompaña a la Humildad de Zaragoza
Francisco Jiménez

«Salir en procesión supone una satisfacción, orgullo, emoción y sorpresa por la repercusión que tiene cada año, que ha ido en aumento», valora Comenge. «La primera vez no sabíamos a lo que nos enfrentábamos, era en torno a seis horas, que habíamos visto en Sevilla, pero nunca lo habíamos vivido», recuerda el director. A pesar del esfuerzo, es una de las actuaciones «más deseadas».

Les emociona enfilar la calle de Doctor Palomar con el público que aguarda para ver la ‘petalá’, la subida en la Trinidad para llegar al Sepulcro o la estrechez junto a la iglesia de la Magdalena.

Cada momento de la procesión tiene una marcha. Cada tramo, cada esquina, cada calle. Por ejemplo, en la salida interpretan el ‘Ave María’ de Giulio Romano Caccini. «Proponemos una treintena de marchas y los costaleros eligen», cuenta Comenge. «Es increíble la simbiosis que hay entre costaleros y la música –añade Javier–. Tenemos que caminar con ellos».

Todos los años suman tres marchas al repertorio y la novedad es la incorporación de un grupo de cornetas y tambores. «Los costaleros lo pedían porque ese toque fuerte les da un subidón», indica Comenge.

En la actualidad hay una «hornada de compositores jóvenes», considera el director de la banda ejeana. Junto a ellos, Abel Moreno, una referencia en este mundillo con piezas como ‘La madrugá’ o ‘Macarena’. De su puño también es ‘Semana Santa de Zaragoza’, dedicada a la capital aragonesa, donde residió en su juventud. De hecho, esta marcha la compuso como gesto de agradecimiento al bilbilitano Pascual Marquina por ser el autor de ‘Semana Santa en Sevilla’.

En Zaragoza se cuentan otras bandas, como la de Botorrita y Muel –que tocan juntas–, y acompañan cada Jueves Santo a la cofradía de la Exaltación de la Santa Cruz desde la Real Maestranza de Caballería hasta la iglesia de San Cayetano desde hace muchos años. Las calles de la capital aragonesa también escuchan la de Villanueva de Gállego, que la noche del Martes Santo marca el paso de la peana del padre Jesús de la Oración.

La banda de Cornetas y Tambores Santísima Trinidad de Palencia, que también acompaña a la Humildad de Zaragoza. francisco Jiménez

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